Cometas de arena que sueños de plástico, papel y lata son. Cometa que morirá algún día y no falta demasiado, cuando eso suceda todo se llenará de flores y no tendré por donde andar, me tiraré en una cama en la playa para contemplar el cielo y entonces, podré dar gracias: por haber tenido cometas en mi camino que me enseñaron a ser lo que soy, por haber tenido a mis felinos, que fueron como hijos...
Quiero que las cometas se acaben como un ser que envejece, como el final de la tarde violeta, como cuando desaparece el alba dejando el cielo todo azul, como el final de una dura tormenta, un difícil examen, de una oración rezada a la fuerza.
Mi próxima visita será la luz solar, fuerte y encantadora, única e inmortal. Luz perpetua que da cobijo y paz.
Hay que cambiar el chip y acabar de llenar el disco duro de los sentimientos, tener más archivos, fotos, vídeos y tirar a la papelera lo inservible, lo repetido, lo absurdo.
Hay que dejar de escribir, también.
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