Pocas veces, los que opinamos sobre política, nos alegramos de habernos equivocado, pero les puedo afirmar, de todo corazón, que estoy encantado de haber dudadodel potencial en votos que ha sido capaz de movilizar el señor Moreno Bonilla; hasta el punto de lograr la gran victoria que ha conseguido en los comicios de Andalucía. Un resultado electoral puede ser malo, satisfactorio, pero también, y esto sucede raramente, extraordinario, inapelable, insospechado y de una trascendencia tan grande como, el gigantesco paso que ha dado el PP en Andalucía, para consolidarse como partido, demostrar el empuje de su nueva directiva y, una cosa nos lleva a la otra, ofrecer a todo el pueblo español que, en él, hay una alternativa sólida y fiable a la errátil, desconcertante, absolutista y, evidentemente errónea y gravemente perjudicial para España y los españoles, política nacional llevada a cabo por Pedro Sánchez y todo su equipo de ministros, asesores, tiralevitas y medios de comunicación afectos, que han intentado, por todos los medios a su alcance, que esta derrota, en parte cantada, se produjera y, por si fuera poco, otorgando una amplia mayoría absoluta al partido vencedor.
Como siempre, incluso en medios informativos afectos a la derecha, los hay que quieren poner limitaciones, encontrarle peros, buscarle posibles inconvenientes o limitar sus efectos a la cuestión regional, negando que, aparte de Andalucía, en el resto de autonomías los efectos de la gran proeza en tierras andaluzas – no olvidemos que estuvieron en manos del PSOE durante 37 años- donde el PP ha ganado en todas las regiones, tiñendo el mapa de un azul uniforme sin que quedaran señales ni de la izquierda (en una clara decadencia) ni del antiguo PSOE, que ha salido escaldado, con la pérdida de la mitad de sus escaños. ¿Dónde están ahora los que pronosticaban una victoria pírrica para el PP? o ¿ dónde los agoreros del panfletario La Vanguardia, encontrando resquicios para negarle una victoria decisiva al grupo popular? Ahora les toca recular, aceptar lo evidente y reconocer que, en sus comentarios, la objetividad siempre ha quedado supeditada a expensas de las políticas subordinadas a las izquierdas y a los separatistas de donde, sin duda alguna, sacan las subvenciones para mantener vivos unos periódicos que vienen amenazando ruina desde hace años.
Y es que, al señor Pedro Sánchez, el de la sonrisa forzada y socarrona; el que se ha considerado por encima de todos los partidos del resto del Congreso y el Senado; el que ha venido mintiendo a los españoles prometiendo placebos y llevando a España a una situación verdaderamente comprometida, como se nos viene anunciando desde todos los gobiernos de la UE, el FMI, el BCE, el Banco de España y todas aquellas agencias bien informadas sobre temas económicos, que no hacen sino desmentir los sueños e ilusiones de la ministra, señora Calviño, y los embustes de todo un ejecutivo empeñado en evitar aceptar que está en plena recesión y decadencia.
El pretender que lo que ha ocurrido en las elecciones andaluzas no va a tener influencia en lo que va a suceder en las elecciones municipales de toda España, no es más que esconder la cabeza debajo del ala, para no aceptar la realidad de que nos encontramos con un partido socialista en el que, el liderazgo del señor Sánchez empieza a tambalearse y, en lugar de ser un activo para cualquier presidente autonómico del partido socialista, lo que va a suceder es que, con toda seguridad, van a querer prescindir de su presencia en los actos electorales que se programen al efecto. Son demasiadas equivocaciones, cacicadas, errores de apreciación y advertencias institucionales como las sentencias condenatorias del TS y del TC, respecto a decisiones anticonstitucionales que el actual gobierno tomó, sin estar legitimado para ello, en el caso de la epidemia del coronavirus.
Incluso, la mala suerte o el gafelos acompaña, en el sentido de que el resultado de las votaciones andaluzas hace que, el PP, no precise acudir al apoyo de VOX para poder gobernar.Esta circunstancia se puede considerar como un revés más para Pedro Sánchez que, como ya tenían decidido en su partido, pensaban criticar, reprochar, condenar cualquier decisión del nuevo gobierno de Andalucía, presentándola como una concesión o imposición debida a la presión extremista de VOX.El PP del señor Moreno Bonilla será libre de tomar sus propias decisiones, como lo ha venido haciendo durante la legislatura anterior, pero, de ahora en adelante, no va a precisar dar cuentas a ninguna otra formación que no sea a la dirección de su propio partido.
El panorama, hasta las próximas elecciones legislativas, previamente habrá otra prueba de fuego con las municipales, parece ser que se le viene complicando mucho a este maestro del escapismo que es el señor Sánchez, nuestro actual presidente. Él se las prometía muy felices gracias a tener aprobados los Presupuestos Generales del Estado, lo que le permitía navegar con una cierta tranquilidad por el proceloso camino de una crisis de tipo europeo, que podía atribuir a causas ajenas a su sistema de gobierno. No contaban con algo que les va a obligar a moverse y ellos no son muy duchos en esto de resolver los problemas económicos a los que nos estamos enfrentando. Por ejemplo, el problema, en parte provocado por Sánchez, del cambio de orientación respecto a la política del Sahara, pactando inesperadamente con Marruecos sin consultar con nadie y, seguramente, debido a un chantaje del actual rey de Marruecos, señor Mohamed VI.
El encarecimiento de la energía, que todavía colea y al que no parece que las medidas adoptadas vayan a ser suficientes para evitar que siga siendo una preocupación para los ciudadanos. Ahora estamos viendo que, con un índice del 8’7%, que parece consolidarse, los precios de los artículos básicos para la economía de los españoles van subiendo de forma exponencial, sin que parezca que el Gobierno tenga la llave para evitar que sigan esta tendencia.
Para cualquier gobierno, incluso formado por personas expertas, capaces de valorar debidamente la situación de España o del resto de Europa, no iba a ser fácil mantener al país sin que se tuvieran que adoptar medidas de ahorro del gasto público, limitación de la Deuda Pública, reducción de los gastos comunitarios y adopción de medidas de ayuda para aquellas empresas con dificultades, que facilitaran el despido con indemnización para aquellos trabajadores que no fueran imprescindibles para mantener la producción reducida, de conformidad con la demanda. No es esta la política de la comunista Yolanda Díaz, empeñada en legislar para encarecer los despidos en lugar de tomar medidas para ayudar a que, estas empresas con dificultades, pudieran tener facilidades para adaptar a la plantilla, con lo que se evitaría que llegara un momento en el que el único remedio fuera el cierre total de la empresa.
No se le puede mentir al pueblo, una y otra vez, prometiendo mejoras, cambios o quimeras a sabiendas de que no están en condiciones de cumplir ninguna de ellas. En Andalucía ya se han percatado de ello y, con sus votos, le han dicho a Pedro Sánchez y a su camarilla que ya no los quieren. En Europa ya se están dando cuenta de que nuestro presidente, tan guapo y tan educado, no es de fiar y, por ello, ya no le invitan en aquellas reuniones en las que se tiene que tratar de temas importantes, temerosos tal vez, de que sus relaciones con el PC español, no supongan que, sus adversarios de Moscú, lleguen a enterase de las conversaciones secretas que mantienen o de datos militares que pudieran beneficiarles en su enfrentamiento con los ucranianos.
Y, para terminar, un breve comentario sobre la campaña de VOX en Andalucía. Decepcionante. La señora Olona, sin duda una experta oradora y hábil en el enfrentamiento político, no ha entendido que no se puede mantener una campaña en la que, por encima de todo, se ponga a todos sus adversarios como “chupa de dómine” y, a nuestro entender, a pecado de ir de “sobrada” como si ya tuviera la certeza de ganar, incluso de conseguir lo que ya se veía que era una mera utopía, como era su pretensión de superar al PP. La gente está hará de tan chulería, tanto del señor presidente de nuestro Gobierno, como de estos partidos que, como el comunista de Podemos, lo único que saben hacer es prohibir, obligar, insultar y amenazar a todos aquellos que, libremente, en una nación democrática, tienen derecho a opinar, manifestar sus preocupaciones y tener libertad para poder desenvolverse sin estar impedidos por regímenes absolutistas que, como se viene demostrando, cada vez que aparece uno de ellos es sinónimo de miseria y servidumbre.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, en esta ocasión no cabe otra cosa que alegrarse del resultado de Andalucía y esperar que, este primer éxito, sea el prolegómeno de los sucesivos que se pudieran conseguirse en el resto de España.
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