Vaya por delante que no soy politólogo, confeccionador de encuestas, ni nada por el estilo. Simplemente soy un ciudadano que, sin militar enningún partido político, pues siempre perteneceré a la OPOSICIÓN, para sentirme libre de poder expresar mi opinión sobre loque lleven a cabo quienes nos gobiernen, sean del color al que pertenezcan, ya que son los que manejan los dineros que, con tanto esfuerzo, pagamos.
No soy más espabilado que nadie, pero se veía venir, pues en las elecciones de 2018, aunque el PSOE fue el partido más votado con una victoria pírrica ya que obtuvo la menor cantidad de votos que hasta la fecha había conseguido, no pudo formar gobierno, pues el PP, más las formaciones que le prestaron su apoyo, logró hacerse con la dirección de la Junta andaluza en esta región, la más poblada de España. Este partido ha demostrado que hay otra manera de regir un gobierno, distinta a la que durante 37 años había llevado el PSOE. No se les ha podido demostrar, posiblemente porque no los haya, ningún chanchullo, favorecimiento a sus amigos o simpatizantes, a lo que estaban tan acostumbrados los andaluces;han aumentado las inversiones porque han facilitado las condiciones para ello, trayendo nuevos aires de prosperidad. Durante el tiempo transcurrido desde 2018 se ha puesto de manifiesto la ineficacia de los socialistas, además de quedar al descubiertosus malversaciones de los fondos públicos, además del despilfarro que de ellos han hecho. La frase de “en casa de mi hijo hay dinero para asar una vaca”, pertenece ya a la memoria colectiva. Ahora se ha puesto de manifiesto el hartazgo de los socialistasque había en Andalucía, pues si malo fue el resultado obtenido por Susana Díaz, peor es el que ha conseguidoJuan Espadas, ludibrio y vergüenza para él y sus conmilitones. Sin ser un analista político, pienso que muchos andaluces, posible de entre ellos “socialistas de toda la vida”, no han votado al PP, sino contra Pedro Sánchez, pues ha sido la primera ocasión, como ha ocurrido en Castilla y León, en la que han podido demostrare su malestar, disconformidad y hartazgo que sienten hacia este individuo. Está gobernando a España, en un equilibrio precario, en tenguerengue, porque se apoya en dos formaciones políticas cuyo fin último es destruir a España: Ezquerra republicana, los del intento de golpe de Estadoa cuyos presos condenados en firme a liberado, y los filoetarras que, como Otegui, tienen las manos manchadas de sangre inocente. No sé qué conclusiones sacará, Pedro Sánchez del resultado de las elecciones andaluzas pero si tuviese un adarme de vergüenza, abandonaría el Gobierno con el “rabo entre las patas”.
|