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Sánchez consigue su foto con Biden, pero sigue desmontando España

¿Y del contubernio con Marruecos, qué ?
Miguel Massanet
miércoles, 29 de junio de 2022, 10:00 h (CET)

Quien la sigue la consigue y es evidente que, nuestro presidente del Gobierno, lleva años intentando que el señor Biden le escuche, aunque se solamente por un rato. Después de las humillaciones que ha recibido del resto de naciones importantes de la UE, al ser excluido de los últimos encuentros entre los miembros principales de la comunidad europea y de los EE.UU, para tratar de los temas esenciales relativos a la guerra de Ucrania y de las sanciones al señor Putin; necesitaba como agua de mayo que alguien, aunque fuera protocolariamente, le escuchase y pudiera exhibir, ante el pueblo español, un encuentro con el mandatario americano. una imagen que, al menos, pudiera enseñar a sus defensores, cada vez menos, que le rescatase del, por momentos sentimiento más extendido entre la ciudadanía, sentimiento de rechazo hacia él y todo su gobierno. Por fin lo ha logrado, lo que no quiere decir que, con ello, consiga mejorar el concepto que tenemos de él los españoles.


Y es que, señores, hay algunos hechos de los que han ocurrido recientemente en este país, que no dejan de crearnos graves inquietudes, no pocos interrogantes y, evidentemente, temor a las consecuencias que pudieran tener, para España y los españoles, en un futuro próximo. Hablamos del súbito volantazo que el señor Sánchez le ha dado a lo que, tradicionalmente, han venido siendo las relaciones de España con los pobladores del antiguo Sahara español y con la república de Argelia.


No es una cuestión intrascendente, tanto por lo que supone la traición que, como nación colonizadora que fuimos durante muchos años, les hemos hecho a los saharauis, sino también como compradora del gas argelino, del que estamos y deberemos seguir estando suministrados desde Argelia, salvo que se encuentre un medio más económico y seguro paraabastecer España de esta energía tan básica, algo más que improbable.


Nadie, en absoluto, sabía lo que pretendía hacer Pedro Sánchez, ni dentro de su partido ni, mucho menos, del resto de partidos que lo apoyan y de la oposición. Las escuchas ilegales que, según los independentistas catalanes, se les hicieron, pinchando sus teléfonos durante las tensas relaciones que mantuvieron representes del Gobierno y Generalitat catalana, levantaron la liebre y, aparte de servirles a los levantiscos catalanes para ajustar cuentas con el Ejecutivo,  obligaron a don Pedro a equivocarse, una vez más, pretendiendo librarse del acoso al que estaba sometido, argumentando que, él mismo, había sido objeto de escuchas ilegales. No se imaginaba la tormenta que iba a levantar y las conjeturas que iba a provocar cuando los periodistas se pusieron a buscarle nombre a quien era el interesado en conocer las interioridades del señor presidente y, lo que fue más decisivo, cuales fueron los datos, informaciones, entresijos y pecadillos que, a través de dicho espionaje, consiguieron obtener quienes, con toda probabilidad, consiguieron las pruebas de ciertos asuntos, con los que era fácil chantajear al señor Sánchez.


En la prensa hemos podido leer algo muy grave relativo a la esposa del señor presidente que, de ser cierto, nos daría la clave del súbito cambio de opinión que dio lugar a que sustituyéramos nuestra tradicional política crítica con Marruecos, por una tajante ruptura con Argelia y un repentino amor con el reino marroquí. ¿Chantaje? Todo apunta a que se trata de ello y, si nos referimos al “qui prodest”, la sospecha se convierta rápidamente en certeza, al menos desde el punto de vista de la lógica, debido a que todo concuerda y explica el porqué el señor Pedro Sánchez, sin seguir las reglas de cualquier gobernante que toma una decisión de semejante calibre, él la tomó  “motu propio” sin consultar, aparentemente, a nadie más de su gobierno, de su partido, de las Cámaras de representación popular ni, tampoco, del Consejo de Estado ¿Tan urgente era la cuestión como para no poderla retrasar el tiempo suficiente para estudiar la medida y comprobar sus posibles efectos negativos como así, lamentablemente, ha ocurrido?


El medio galo, en cuestión, habla de que la explicación a la conducta de Sánchez podría estar en algo relacionado con su ambición personal e intento de asegurarse su futuro, incluso de sus ambiciones políticas de presidir el Consejo de Europa o, en unas escuchas telefónicas en las que se hubiera conseguido una información muy comprometedora sobre la corrupción y el nepotismo de su gobierno. Se habla de que algunos audios involucran a la esposa del señor presidente, haciendo hincapié en que los servicios militares secretos marroquíes descubrieron informaciones “comprometedoras” de los negocios de Begoña Gómez y cuáles serían semejantes negocios de la esposa del señor Sánchez.Según la periodista Teresita Dusart, se trata de unos datos lo suficientemente serios e importantes como para permitir chantajear a nuestro presidente del gobierno.


Lo que ocurre es que, el tiempo de deslumbrar a la ciudadanía, de explicarle cuentos de hadas y de venderle utopías, parece ser que está finalizando, se imponen las realidades, los informes negativos por parte de los economistas, la evidencia de una inflación galopante que no lleva trazas de disminuir,  3el peligro de estanflación, la constatación de que la guerra de Ucrania va camino de prolongarse en el tiempo y el anuncio de la señora presidenta del BCE, Cristine Lagarde, de que el banco que preside llegará “tan lejos como sea necesario para devolver la inflación al 2%”. Es cierto que para los países en peores situaciones para superar la crisis que se anuncia que vendrá, parece ser que el banco Central lesseguirá comprando deuda pública, pero falta saber en qué condiciones lo hará ni cuándo ni cuánto. Una espada de Damocles que no parece preocupar a un Gobierno que, si en algo se caracteriza, es en no tener un plan general y, en consecuencia, su función principal será ir parcheando, a medida que los acontecimientos le obliguen a hacerlo. Pero la amenaza de una inflación y un aumento de intereses sigue flotando en el aire.


La muestra de lo que está empezando a suceder en este gobierno en el que, los primeros enfrentados, son los partido coaligados para gobernar, la tenemos en lo que son las sucesivas deserciones de cargos importantes a los que se les obliga a dimitir o que lo hacen de propia iniciativa, por estar disconformes por los intentos del Gobierno de hacerse con el poder de estos organismo públicos, tradicionalmente independientes, a los que se pretende obligar a falsear datos para favorecer a un ejecutivo que hace aguas por los cuatro costados. Así tenemos al señor presidente del INE, don Juan Rodríguez Poo, obligado a dimitir y al secretario de Estado y Seguridad Social y Pensiones, don Israel Arroyo, que abandonaba su ministerio, siguiendo la lista de aquellos que no han querido supeditar su libertad de acción a los intereses de un gobierno que, cada día, se muestra más autoritario y absolutista.


Curiosamente, aquella ministra que parecía que iba a poner un gramo de sensatez en la política económica del Gobierno, la señora Calviño, está resultando ser la más farisaica e intransigente con quienes están a sus órdenes, exigiéndoles una lealtad personal absoluta que, como es fácil de imaginar, no se entiende si, por este concepto, resulta que hay que hacer todo lo que al gobierno le convenga, sea legítimo o no.


Y por si faltaban temas con los que discrepar, otra de las iniciativas gubernamentales auspiciada por los miembros de Podemos. Una nueva ley que culmina con toda una política de desinformación, proselitismo, falta de moral y de ética y, por añadidura, de unas consecuencias inimaginables en cuanto a la plena autorización a personas que, aparentemente, no se encuentran a gusto con su sexo, a poder convertirse en transgénero. Un juez, al que se le debería privar el ejercicio de la judicatura, ha permitido a un niño de 8 años que se someta al cambio de sexo. A una edad en la que el tema sexual aparece como una nebulosa con miles de preguntas y pocas respuestas en cuanto a una futura identidad sexual, una mente no suficientemente madura para tomar decisiones y, mucho menos, de esta trascendencia, se le va a permitir desgraciar su vida y, con muchas posibilidades de fracaso, por tratarse de una operación muy difícil, con posibles consecuencias negativas y, mucho nos tememos, sin posibilidad de volverse atrás sise diera un cambio futuro de orientación sexual del paciente. No podemos entender que se abra la veda del cambio de sexo y que, chicos y chicas de 12 años, con autorización judicial ( ya vemos que no es difícil de conseguir) puedan ceder a un impulso, que no se sabe si es transitorio o fruto de unos momentos de confusión tan propios de estas edades de la pubertad, en las que nace la sexualidad en las personas.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie,  tenemos que insistir en que estamos sometidos a un  gobierno para el que el respeto por los derechos ciudadanos no existe, se prescinde de lo que en nuestra Constitución son garantías, como el derecho a la propiedad, que han convertido en un mero efecto ilusorio y hemos entrado en una fase en la que toda la actividad gubernamental consiste en asegurarse, cada uno de ellos, la vida ante una posible derrota en las elecciones legislativas de aquí a un año y medio, si no caen antes por motivos económicos, algo que entra dentro de lo posible.

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