El Libertador Simón Bolívar y el adalid paraguayo Francisco Solano López, aunque no se menciona con frecuencia, nacieron en la misma fecha: 24 de julio. Bolívar, como López, nació en una familia poderosa y rica de Caracas, en 1783, y Solano en 1827.
Los une más que la fecha de nacimiento, también el protagonismo en la lucha por la independencia de los imperios de ultramar. Bolívar fue el baluarte de la lucha contra el imperio español, así como Solano López defendió la autonomía paraguaya ante la penetración del imperialismo inglés en su última etapa de conquista de mercados en el Plata.
Solano López se convirtió en adalid postrero de un proyecto de desarrollo autónomo en la región, lo cual explica los vilipendios que recibiría por la historia a gusto del poder, en Argentina y Brasil. La historia escrita por los vencedores, con más fuerza que razón, se impuso oficialmente mientras el Paraguay fue una nación vencida, sumida en la devastación moral y material.
La Sentencia final sobre López, ante un juicio final de la historia, llevó muchas décadas y empezó a dibujarse recién bien entrado el siglo XX. La primera etapa fue una ardorosa polémica periodística en Paraguay, donde descolló con su inmejorable prosa el escritor Juan E. Oleary. La reivindicación periodística emprendida cobró mayor fuerza con la guerra paraguayo-boliviana, entre 1932 a 1935. Aunque el imaginario popular paraguayo ya había asimilado como un héroe a López, una consagración pública desde el poder político se hizo esperar hasta 1936.
Fue en marzo de ese año, que se instaló oficialmente a Francisco Solano López como máximo héroe nacional por disposición de las autoridades encabezadas por el coronel Rafael Franco. Meses después, se dispuso la búsqueda de sus restos y su consagración en un magno Panteón Nacional, culminado para el efecto, en emotiva ceremonia. El líder de la Resistencia paraguaya muerto en la última batalla en 1870, volvía así para asumir su definitivo papel en una historia que empezaba a reescribirse.
Valga esta breve reseña de las etapas propias que llevaron al fenómeno moral conocido como restauración histórica del Paraguay, en la semana conmemorativa del natalicio de Simón Bolívar y Francisco Solano López.
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