Al momento de escribir estas líneas, el sol recién empieza a aparecer en el territorio peruano, pero la noche se anuncia para los partidarios del nuevo Gobierno y para las izquierdas. Cuando aún no se conocen los resultados finales, algo que salta a la vista es que distintas alas de la derecha han copado los principales gobiernos municipales, mientras que quienes han retrocedido son los partidos nacionales que han venido planteado una nueva constituyente y un cambo social en beneficio de los pobres.
Es probable que hoy haya mucha gente progresista que se sienta descorazonada o desmoralizada. La mejor forma de evitar que la depresión nos pueda abrazar es buscar examinar las causas de la derrota y ver cómo revertir ese proceso. Hay que sacar las lecciones para mantenerse optimista. Por más duras que sean las críticas, estas no buscan demoler la meta de llegar a una sociedad más igualitaria, sino, por el contrario, buscar retomar mejor la senda para lograr tal objetivo.
Hasta donde sepamos ninguno de los partidos históricos de la izquierda han podido participar y ninguna de las 2 organizaciones inscritas que se reclaman de tal vertiente (Perú Libre, PL, y Juntos Por el Perú, JPP) han logrado algún triunfo electoral. Como en estos comicios se han presentado decenas de listas regionales "independientes" es posible que algunas de estas hubiesen sido estructurados en torno a izquierdistas (y que incluso hayan tenido una buena performance en sus localidades), pero no es fácil identificarlas y, en todo caso, hay una total carencia de un polo de referencia a nivel nacional.
JPP y PL se desinflaron
Según las cifras oficiales de la ONPE (Oficina Nacional de Procesos Electorales) antes de las 7 am vemos que Perú Libre no ganó en Huancayo ni en Junín ni en ninguna de las provincias de esa región, en la cual este partido "marxista leninista" ha nacido y que ha sido su baluarte. PL ha acabado no bien parado en todas las 15 regiones donde postularon. En Lima, PL ha quedado en el último puesto, incluso por debajo de los votos nulos o blancos y del 1.5% de los votos emitidos. De todos los 43 distritos que componen a la capital no hemos encontrado uno solo en la cual el partido con el cual ganó Castillo no haya quedado en la cola. Esto último pasa, incluso, en los barrios más pobres.
JPP puso como su candidato estrella al hijo de un famoso novelista belaundista, el mismo que en el 2010 se lanzó para la alcaldía capitalina con el lema "Lima con alegría". A JPP no le importó el hecho de que Gonzalo Alegría había estado en la última década con buena parte de la derecha no fujimorista (candidato de AP en 2010, electo parlamentario andino suplente con la Alianza Perú Posible hecha por Toledo, AP y Somos Perú en 2011, asociado a la APP de Acuña en 2014-15, y candidato de Victoria Nacional y partícipe del plan de gobierno de George Forsyth en 2020-21).
JPP hizo entrar a sus filas a Alegría, quien hacía una campaña que, en vez de concentrarse en promover viviendas sociales, restablecer el vaso de leche, mejorar las condiciones salariales, laborales y de techo de los trabajadores y desarrollar la entrega regular de canastas familiares, prometía crear una ciudad nocturna con casinos y discotecas en la costa verde hecha con inversionistas extranjeros.
Pese a que Alegría y sus partidarios afirmaban que tenían encuestas en las que JPP figuraba de puntero (y hasta distribuían algunas encuestas de empresas desconocidas y favorables vaticinios de una bruja), el candidato de JPP viene quedando en el sexto puesto y con menos del 6% de los votos emitidos.
Hace 18 meses Castillo y PL obtuvieron 8,8 millones (un récord histórico para el Perú), pero hoy el globo rojo se ha desinflado. Los distritos más populares de Lima abandonaron a los socialistas y endosaron a Daniel Urresti, el exministro del interior de Ollanta Humala. Rafael López Aliaga, en cambio, arrasó en los más pudientes.
En Lima metropolitana, los 5 primeros lugares lo vienen ocupando distintos derechistas. A más del 97% de las ánforas contabilizadas, López Aliaga viene ganando con encima del 23.5% de los votos emitidos, mientras que su rival Urresti está en un 22.75%.
En La Libertad, César Acuña parece que va a lograr su objetivo estratégico de ganar el Gobierno regional. En Cajamarca, la tierra de Castillo, se ha impuesto Avanza País, el partido de la ultra-golpista Patricia Chirinos.
¿Por qué ahora la tendencia se ha revertido y son distintas alas de la derecha las que han triunfado?
1) Castillo, cuando ganó las elecciones del 6 de junio del 2021, estuvo en la capacidad de llegar al poder movilizando a cientos de miles de desposeídos en las calles para defender su victoria electoral y debutar en Palacio, desconocer a la fuji-constitución, restablecer a la carta magna de 1979, convocar a una nueva constituyente y aplicar un "shock" de medidas para reducir la brecha social. En vez de optar por ese camino, Castillo decidió congraciarse con el establishment, jurar por la fuji-constitución, mantener al mismo director monetarista del BCR (Bando Central de Rerserva) y hacer todo lo posible para congraciarse con Joe Biden (a quien visitó 2 veces, y al cual ha apoyado en sanciones contra Rusia, en sus ejercicios de guerra naval del Aro del Pacífico contra Moscú y Beijing, en renovar la USAID, en seguir manteniendo 10 bases militares y tropas norteamericanas y en seguir los lineamientos del FMI).
2) Castillo se ha desgastado al burlarse de sus "palabras de maestro" pues no ha cumplido desde las más sencillas de estas (como renunciar al sueldo, al avión y al palacio presidenciales), le ha dado demasiado poder a su entorno de parientes y paisanos (varios de ellos hoy procesados o prófugos), se ha llenado de ministros muy cuestionados por cuestiones morales (así como por ser de derechas, como su anterior canciller) y ha decidido adaptarse a todas las presiones de la ultraderecha (rechazando disolver el Congreso).
3) Perú Libre tuvo la gran oportunidad de haberse transformado en el mayor partido de masas que haya tenido la izquierda en todas las naciones andinas. Los 8,8 millones de votos que este obtuvo en junio 2021 no los había sacado ningún partido que se reclamase marxista o leninista en todo Occidente en lo que va de este milenio. Para hacer tal cosa, les propuse, que PL debiera abrir sus filas a la mayor parte de las organizaciones sindicales, campesinas, populares, laborales, estudiantiles, magisteriales, juveniles, feministas, así como de reservistas, ronderos, ollas comunes y otras entidades populares y organizaciones de izquierda. En vez de haber querido seguir el ejemplo del Partido de los Trabajadores del Brasil, del laborismo británico o del MAS boliviano, PL decidió reducirse a una capilla y atacar al resto de la izquierda (incluyendo a varios de sus militantes) como "caviares" o "traidores". En vez de hacer un frente amplio (como el del Uruguay, Chile, Colombia o los que antes se dieron en Perú al final de la dictadura militar), PL se cerró al resto, incluyendo purgas a muchos críticos internos.
4) Desde el 2021 estuve planteando que todas las izquierdas y las organizaciones labórales y populares deberían hacer un frente único para movilizar a las masas contra las tentativas golpistas y para profundizar las reformas sociales, así como para organizar congreso de bases que decidan candidaturas unitarias para estas elecciones locales y regionales. En vez de optar por tal camino, JPP se ha ido deshaciendo de todos los partidos históricos marxistas que la componían y a abrazar el proyecto del centro-derechista Alegría de hacer un gran partido centrista y progresista. PL, por su parte, cuando llega a la Presidencia del Consejo de Ministros, acepta la fuji-constitución y el modelo neo-liberales, luego se niega a hacer un frente único contra el golpismo y las leyes antilaborales de Alva, ataca a los “caviares” (moderados de izquierda y centro) como enemigos peores que la ultraderecha neofascista y termina rompiendo con sus pocas bases sindicales (maestros), con el 60% de sus 37 congresistas y con toda su plancha presidencial.
Nuevos escenarios
Como premio consuelo de la derrota electoral de las izquierdas, se argumenta que Fuerza Popular (FP), el partido del fujimorismo, perdió en las 19 elecciones regionales donde se presentó. Incluso en el residencial San Isidro, donde llevaron como candidato a César Combina (quien inicialmente iba a ser su postulante para toda Lima), FP quedó tercero.
Es cierto que los 2 partidos que polarizaron al país en la segunda vuelta del 6 de junio han quedado minimizados y derrotados. Sin embargo, el fujimorismo puede jactarse de que han apuntalado a “Porky”, quien en la nueva Comuna tuviese a varios fujimoristas, así como que en diversas regiones han ganado socios suyos con quienes comparte la nueva mesa directiva congresal.
El desgaste de los partidos centrados en Lima ha hecho que ganen movimientos locales en 22 de las 25 regiones. Se ha generado una suerte de nuevo vacío político. La izquierda ha contribuido a generar este por haberse derechizado y dividido. El nuevo escenario podrá hacer que Castillo se siga distanciando de su mensaje original y de PL, y que su adaptación al establishment le vaya desgastando aún más.
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