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La izquierda, derechizada y desunida, fue vencida

​Reflexiones para salir de la derrota e ir hacia un frente para luchar contra el golpismo y en pro de los derechos de los necesitados
Isaac Bigio
viernes, 28 de octubre de 2022, 10:54 h (CET)

Reflexiones para salir de la derrota e ir hacia un frente que una a todas las organizaciones laborales, populares e izquierdistas para luchar contra el golpismo y en pro de los derechos de los necesitados.


La izquierda peruana acaba de sufrir el peor revés electoral de su historia. En las elecciones regionales y locales del 2 de octubre, sus 2 partidos legales a nivel nacional (Perú Libre y Juntos Por el Perú) quedaron barridos. La suma de ambos en la capital estuvo por debajo de los votos blancos y nulos. Ninguno de estos 2 ganaron en cualquiera de las 25 regiones del país y solo triunfaron en 7 de las 196 provincias (3 de PL y 4 de JPP). De los 1 875 distritos a nivel nacional, PL solo venció en 73 de ellos.


Esto implica que PL, el partido que hace 18 meses ganó la presidencia con más del 50% y con la votación más alta de la historia del Perú, apenas triunfó en el 1.5% de sus provincias y en menos del 4% de sus distritos. PL fue fundado en Junín, en cuyas 3 anteriores regionales quedó entre los 2 primeros puestos (ganando en 2 de esos comicios). Empero, esta vez desapareció allí del mapa. En dicha región clave del centro, PL se quedó sin candidatura y perdió muchas provincias.


En las elecciones generales del 2021, PL se convirtió en el primer partido de izquierda peruana en ganar las legislativas (1 724 303 votos), la primera vuelta presidencial (2 724 752 votos) y también la Presidencia (8 836 380 votos). Sin embargo, 18 meses después de la victoria del balotaje del 6 de junio pasado, PL se desinfló como nunca ha pasado con cualquier otro partido peruano en la historia. Sumando sus votos en Lima metropolitana y en las regiones en donde participó, apenas sobrepasa los 300 000 votos. Salvo Ucayali, donde quedó tercero, sus resultados en otras regiones estuvieron por debajo del 10%. En la capital y en muchas partes estuvieron entre los peores puestos o apenas sobrepasaron el 1% del electorado.


Si esas cifras se hubiesen dado en una nueva elección general, ello, muy probablemente, hubiese implicado que PL se quedase sin ningún congresista (frente a los 37 que obtuvo en el 2021) e incluso sin llegar al mínimo para mantener su registro electoral como partido. Uno de cada 28 a 30 ciudadanos que en junio 2021 marcaron por el lápiz, ahora decidieron borrar su anterior voto; ya que optaron por otras siglas o por no apoyar a nadie.


La tragedia de PL es aún mayor. Se trata del único partido en todo la historia mundial que, tras ganar las 2 vueltas presidenciales, a solo 11 meses de haber debutado en el Gobierno, se quedó sin nadie en la dupla presidencial y sin el 60% de sus parlamentarios. Hoy, PL se ha reducido a 16 de sus 37 congresistas originales, pero es probable que, tras estos magros resultados, siga atomizándose. En este Congreso, PL es la bancada que más legisladores ha perdido, y no debiera sorprendernos que termine pasando de haber sido la número uno a ser una de las que menos parlamentarios agrupe.

El congresista Alex Flores ya no reivindica a PL o al lápiz en su página de Facebook hace meses y tanto él como otras 2 congresistas de PL fueron los únicos en recientemente votar contra la presencia de más tropas extranjeras. Esos mismos disidentes también antes rechazaron votar por el nuevo Tribunal Constitucional.


Guido Bellido, quien ha sido el único Primer Ministro que se haya reclamado "marxista" y de PL en el Perú, ha propuesto hacer una profunda autocrítica, lo que puede evidenciar ciertas desavenencias con los hermanos Cerrón y una posible salida de PL. En ese intento de hacer una autocrítica colectiva es que elaboramos este trabajo, el cual tiene las limitaciones de ser escrita por un analista y no como un actor. No obstante, por ello mismo, puede ofrecer una mirada desde el cerro sobre el valle.

No planteamos la ruptura de PL ni de JPP, sino la necesidad de hacer un balance serio e ir hacia un gran frente que una a las izquierdas.


UNA OPORTUNIDAD PERDIDA


PL sigue siendo el único partido en toda la cuenca del Pacífico, al sur de México, que ha traspasado los 8,8 millones de votos. Si bien en las 2 últimas elecciones colombianas ha habido presidentes que han llegado a Palacio con más sufragios, estos lo han hecho liderando coaliciones. Tal cantidad de votos no lo ha sacado ningún otro partido que se reclame "leninista" en todo Occidente en lo que va de este milenio. Solo en Rusia y el subcontinente indio hay partidos que se autoproclaman comunistas que han obtenido cifras muy altas, pero eso debido a su mayor población.


Con tal caudal masivo, PL bien pudo haber tratado de llegar al Gobierno (e impedir los intentos del fujimorismo de anular los comicios) organizando multitudinarias manifestaciones, incluyendo "tomas de ciudades" y una mega-marcha de los 4 suyos. La última movilización que hubo en Lima a fines de agosto 2021 iba en ese sentido, pero Castillo y PL decidieron "no asustar" a la derecha y al establishment. Fueron paulatinamente desafilando el machete político del rondero hasta que al final el propio Castillo abandonó su sombrero chotano y su indumentaria andina para vestirse con saco y corbata y acoplarse por completo a las exigencias de su nuevo padrino Joe Biden.


Castillo, PL, JPP, Nuevo Perú y el grueso de la izquierda decidieron aceptar que Julio Velarde vaya a un cuarto quinquenio consecutivo al frente del Banco Central de Reserva (BCR), pese a que en el país no se acepta la reelección de mandatarios ni legisladores y a que la izquierda siempre le había denunciado como un socio del fujimorismo, un arquitecto del monetarismo y un baluarte de los bancos para mantener una de las tasas de interés más desiguales del hemisferio. También se aceptó seguir en la órbita del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial, siguiendo pagando la deuda externa con sus intereses (sin querer revisarla, condonarla o reducirla) y haciendo que la república mantenga la ortodoxia neoliberal.


En vez de apelar a los incisos de la constitución de 1979 que deslegitiman cualquier carta magna hecha con una dictadura y anular la del fujimorato (aprobada con menos de la mitad de los votos, pese al fraude), Castillo y PL aceptaron respetar esta. Cuando Guido Bellido asumió el premierato el 29 de julio, no planteó ir a una nueva Constituyente cuando buscó ganar el voto de confianza del Congreso.


Si en las elecciones Bellido había prometido sacar a la DEA y a la embajada de EEUU, luego él y Castillo acordaron renovar a la USAID, la presencia de 10 bases militares norteamericanas (la cifra más alta en el hemisferio al sur de la línea ecuatorial) y seguir congelando los salarios mínimos en 930 soles mensuales. Cuando PL presidió el Consejo de Ministros no se planteó ninguna nacionalización, redistribución de tierras, retorno a la estabilidad laboral, dar el ingreso libre a las universidades; así como hacer realidad las rondas urbanas contra la delincuencia y la corrupción, la elección popular de jueces, la abolición del Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo, y otras "palabras de maestro".


Un Gobierno de izquierda lo primero que debió haber hecho fue un "shock popular": elevar los salarios a entre 2 y 3 mil soles mensuales (para cubrir la canasta familiar, subir el poder adquisitivo de los trabajadores e incentivar el mercado interno); hacer que la jornada laboral no sea de más de 40 horas semanales (para dar más puestos de trabajo); crear comités para intercambiar directamente los productos entre los campesinos y los consumidores; distribuir millones de canastas familiares a precios muy bajos para ir al hambre cero (políticas que se han llevado en Brasil y Venezuela); controlar precios y tomar el control de empresas estratégicas. En vez de hacer ello, se mantuvo el sacrosanto respecto a la carta magna y al modelo socioeconómico de la fuji-dictadura.

Desde el saque, PL, JPP, Nuevo Perú, Frente Amplio y el grueso de la izquierda se estaban comprometiendo a preservar el monetarismo del último tercio de siglo.


Cuando la ultraderecha presentó su primera moción de vacancia, PL esperó hasta el último día para manifestar su oposición. Previamente, se negaba a participar en las marchas contra el golpe (así como contra los proyectos de ley anti-laborales de Alva). Parecía que PL quería jugar con Castillo para trocar su voto a cambio de puestos de poder. Cuando se dio el segundo Gabinete (el de Mirtha Vásquez), Waldemar Cerrón, Guillermo Bermejo y Bellido votaron junto a los fujimoristas para censurarlo. Waldemar había dicho que PL debería presidir el nuevo Gabinete o contar con no menos de 8 ministros.


El día en que el Congreso discutía la primera vacancia, Castillo estuvo en Juliaca. Esta vez tuvo allí mucha menos gente que en el cierre de su campaña electoral. En ese momento, mientras en la ribera opuesta del lago Titicaca, Evo Morales movilizaba 1,5 millones de altoperuanos contra el golpe en dirección a La Paz, Castillo y PL se negaron a emular ese ejemplo, y el Presidente, en vez de hablar de movilizar a las masas contra el golpe, se la paraba hablando maravillas de la necesidad de captar capitales extranjeros.


Hoy tenemos un círculo vicioso. Cada vez que la ultraderecha prepara un golpe congresal, fiscal o municipal, Castillo le hace más y más concesiones. Estas, en vez de potenciarle, le quitan apoyo social y no hacen más que demostrar a los fujimoristas que deben ser aún más osados. Con esa táctica, los ultraconservadores han conseguido que Castillo desista de querer meter a Fujimori a una cárcel común, que no haga nada cuando a Montesinos lo trasladaron de nuevo al penal naval, que el Gobierno no realice mayores acciones contra los narcos y que haya abandonado su anterior planteo de elección popular de jueces así como de eliminación de la fuji-constitución, el Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo.


EL HARA KIRI DE PL


PL tuvo la gran chance de convertirse en el primer gran partido de masas de la izquierda peruana. Para eso, le propuse entonces, debiera abrir sus filas a las organizaciones sindicales, laborales, campesinas, populares, estudiantiles, feministas y a toda la izquierda. En vez de seguir el modelo del Partido de los Trabajadores del Brasil, del laborismo británico o del MAS boliviano, PL se encerró en sí mismo. También debió haber hecho una dirección colectiva que integrase a la dupla presidencial y a los maestros, pero todos ellos fueron excluidos de su comité político. El único vocero oficial de PL es su web en la cual el único que firma sus notas es el Secretario General. En las pocos marchas que ha hecho PL desde las elecciones (ninguna de las cuales ha movilizado a millares) siempre se escucha la consigna "Esta es la fuerza de Cerrón".


Cuando PL sorpresivamente decidió censurar al segundo gabinete de Castillo lo hizo en una cita vía Zoom en la cual no participaron ninguno de esos actores claves ni casi todos sus 37 congresistas. Lejos de querer ser un partido amplio, se dedicó a purgar a numerosos cuadros, incluyendo toda la dupla presidencial y algunos ministros.


En vez de incorporar a los sindicatos a su seno, empujaron para que el único sector sindical que estaba con ellos (el magisterio) rompa con ellos. PL, pese a reclamarse "marxista", "leninista" y "mariateguista", nunca ha querido estructurarse en el movimiento obrero. No quiere ser parte de los sindicatos, no participó de las luchas de estos contra las leyes anti-obreras de Alva, no asistió como tal al mitin por el día internacional de los trabajadores el primero de mayo, no forma parte de la CGTP, la CCP, la CNA o la Asamblea Nacional de los Pueblos y no ha incentivado los paros nacionales.


Para Lenin y Mariátegui, el eje del partido es su prensa. En esta las distintas células informan sobre su trabajo e intervenciones y se fija la línea a nivel local y nacional. PL se ha negado a sacar prensa (aunque ahora con la internet es tan fácil hacer una web que se actualice diariamente). Un diario electrónico bien se ha podido financiar con los aportes de sus congresistas. En vez de ello, la línea ha emanado del Twitter de su Secretario General.


PL tampoco tiene células de fábrica, mina o empresa, pues no buscan encarnarse en los trabajadores, sino ser una maquinaria electoral con comités distritales en función de elecciones y reparto de puestos.


PL ha nacido en Junín, donde se encuentra la fundición de La Oroya, una de las principales concentraciones obreras del país. Esta recientemente ha pasado a manos de sus trabajadores. Pese a la gran significancia de dicha empresa y de dicha gesta, PL no le da ninguna importancia a ello ni tiene allí mayor presencia.


SECTARISMO


En todas las experiencias de la izquierda latinoamericana (Uruguay, Chile, Bolivia, Brasil, Ecuador, Colombia, México, etc.) se han conformado FRENTES para llegar al Gobierno. En el caso de Argentina hay 2: uno nacionalista en torno al peronismo de los Fernández y otro que es el Frente de Izquierda y de los Trabajadores en torno a varios partidos anticapitalistas.


Sin embargo, PL ha rechazado hacer frentes. El Dr. Cerrón considera que la mayor parte del resto de la izquierda son "caviares" y ha llegado a decir que estos son el enemigo principal contra los cuales sí es lícito hacer "coincidencias" con los "neofascistas". La palabra "caviar" es descrito en cualquier diccionario como el de un potaje hecho a base de huevos de peces, y no existe en la terminología marxista o política.


En Perú este insulto fue fomentado por los fujimoristas para remplazar a uno que antes los apristas empleaban para burlarse de las izquierdas ("rabanitos": blancos por dentro y rojos por fuera). Durante la dictadura todo aquel que denunciaba las violaciones a los derechos humanos y a la democracia era enrostrado con ese epíteto.


PL se ha apropiado de ese léxico fujimorista y lo emplea contra sus adversarios de izquierda. Todos los directivos y congresistas de PL tienen un nivel de vida superior al de los dirigentes sindicales y populares "caviares". El marxismo suele utilizar términos de clase para referirse a corrientes adversarias de izquierda, tales como reformismo o nacionalismo de contenido burgués, demócratas pequeñoburgueses, aristocracia o burocracia obreras. Empero, PL no emplea ninguna de ellas. De hecho, la estrategia de PL pasa por mantener y reformar a la actual economía capitalista de mercado y a su democracia (y no a derrocarla con una revolución, como fue el planteo de Marx, Lenin y Mariátegui). De allí que PL sería tan socialdemócrata como a quienes acusa de caviares.


El "anticaviarismo" ha servido para oponerse a un frente de izquierda y para haber hecho numerosas acciones conjuntas con la ultraderecha (mociones de censura contra las ministras izquierdistas Mirtha Vásquez y Betssy Chávez; nominación sin debate del TC más conservador de todos los tiempos; socavar a la SUNEDU y apoyo a numerosas universidades privadas; abrazos efusivos en distintos momentos de Bellido, W. Cerrón y José María Balcázar a Alva cuando se le cuestionaba sus acciones como presidenta del Congreso; etc.).


En una entrevista al diario Página 12 de Argentina, la cual es destacada en la web oficial de PL, el Dr. Cerrón confiesa "Podemos coincidir con el fujimorismo y con otros, pero con la izquierda caviar no, ellos son nuestro enemigo principal. Los caviares son para nosotros la principal amenaza, un enemigo más peligroso que la ultraderecha neofascista”.


Para Marx, Lenin y Mariátegui la "principal amenaza" es la "reacción" y no los "moderados". Para todos ellos las únicas "coincidencias" posibles son en el terreno de la acción de las masas, pero solo con todas las corrientes que luchan contra la reacción. En cambio, para PL es al revés: se puede coincidir con la ultra-reacción contra los "moderados". Esto debilita profundamente al movimiento obrero y popular y a la izquierda y ayuda a que los fascistoides avancen.


En esa misma nota de Página 12 se dice: "Cerrón pone énfasis para decir que se opone a las políticas con enfoque de género, al matrimonio igualitario y al aborto, incluso en casos de violación, y que solo lo aprueba por razones terapéuticas. 'Nosotros defendemos la familia y los derechos del concebido'”.


Esta posición, que dicho diario argentino califica como "antiderechos" es un puente con los conservadores de derecha contra el grueso de la izquierda (incluso frente a la Cuba en la que fue educado el Dr. Cerrón y que él tanto venera). En dicha isla el matrimonio entre gays y lesbianas fue aprobado por 2/3 de los votos en un referéndum hecho este septiembre. Al inicio de la revolución castrista el aborto fue despenalizado y es ofrecido de manera gratuita.


Ese mismo reportaje continúa diciendo: "Al hablar en el plano internacional de la izquierda que descalifica como “caviar”, Cerrón señala que Alberto Fernández, el presidente chileno Gabriel Boric, los gobiernos del Frente Amplio de Uruguay y el Grupo de Puebla 'son caviares'". En este último bloque están sectores del Gobierno de México, así como Rafael Correa de Ecuador, Lula de Brasil, Xiomara Zelaya de Honduras, Evo Morales y Luis Arce de Bolivia y Gustavo Petro de Colombia. A estos últimos, no obstante, no se atreve a tildarlos de "caviares", lo cual demuestra muchas contradicciones. Sin embargo, si seguimos la lógica de que los caviares son el enemigo principal contra quienes se pueden hacer acuerdos con los fascistoides, ello implicaría que en Chile hay que combatir al Gobierno de Boris coordinando con la derecha y los pinochetistas. En el caso platense, ello se traslada a preferir hacer concordancias con la derecha contra los Fernández o el Frente Amplio.


Este sectarismo es suicida. Tampoco tiene sentido. Por un lado, el Dr. Cerrón considera a la izquierda "caviar" como su enemiga principal (la misma que en el caso peruano es la que representa la mayoría de los partidos de izquierda, quienes han estado en algún momento en JPP o el Frente Amplio) contra la cual se pueden hacer pactos con el fujimorismo. Por otra parte, PL ha llevado como cabezas de listas a personalidades que no son de izquierda. Dos ejemplos de ello son: Ricardo Belmont, quien se considera un gran empresario centrista anticomunista, a la alcaldía de Lima en 2018, e Isaac Humala, ideólogo del etnonacionalismo que desprecia tanto a la derecha como a la izquierda, como su cabeza de lista para las parlamentarias de Lima 2020.


Un factor muy fuerte que ha debilitado a PL es su posición ambigua ante la ultraderecha fascistoide. Ya hemos visto como en diversas votaciones han ido con y tras esta contra el resto de la izquierda y como esta concepción ha sido transformada en una concepción ideológica ("caviares son el enemigo principal").


PL inicialmente se negaba a impulsar movilizaciones de masas contra las vacancias,  mientras que ahora sí rechaza estas pero no le da mayor importancia a la Asamblea Nacional de los Pueblos y otras coordinaciones antigolpistas.


Hoy PL tiene una posición muy ambigua ante el Congreso. No quieren que este saque a Castillo ni que este le cierre y vaya a usar su derecho presidencial a convocar a legislativas adelantadas. Su estrategia es ni chicha ni limonada. PL quiere preservar el actual status quo y la parálisis permanente de 2 poderes que constantemente se paralizan. La única explicación de ello se basa en un puro cálculo de intereses de aparato.


PL no quiere nuevas elecciones legislativas (ya sea convocadas por Castillo o debido a que el Congreso logre vacarlo y abra paso a comicios generales), pues sabe que su bancada puede desaparecer y con ello sus privilegios y su presencia a nivel nacional.


El Dr. Cerrón se queja que ellos están pagando por los errores de Castillo, pero PL mismo se entrampa porque se niega a luchar por el cierre de este Congreso o por la salida de este Presidente. Su lápiz se ha quedado sin punta.


SIN FRENTE ELECTORAL


Para las elecciones regionales y municipales estuve demandando en numerosos escritos que las izquierdas debieran unirse, pues, estas eran claves para evitar que los golpistas avanzasen o ganasen la capital.


Por tradición, todos los presidentes electos hacen esfuerzos por ganar las elecciones municipales que se dan a poco del inicio de su mandato, particularmente en la capital. Belaúnde en sus 2 gobiernos logró que sus asociados Luis Bedoya y luego Eduardo Orrego ganen la alcaldía de Lima. Cuando Alan García debutó en la Presidencia, él logró hacer que su incondicional Jorge Del Castillo llegue al sillón municipal.


Todos los Gobiernos post-Fujimori contaron con alcaldes capitalinos cercanos. Cuando alguien de la oposición les arrebató ese municipio, como pasó con el marxista Alfonso Barrantes en 1983 contra Belaúnde, ello implicó el inicio del fin del oficialismo. En las siguientes presidenciales de 1985, Acción Popular perdió alrededor del 90% de su anterior porcentaje electoral.


Para el primer Gobierno electo de la izquierda peruana ha sido clave el haber podido ganar Lima y la mayor cantidad de alcaldías importantes y Gobiernos regionales. Sin embargo, nadie vio ese tema con la seriedad requerida.


A PL se le ocurrió que era su oportunidad de lanzar para la comuna a un candidato de su propio partido. Este no era el momento de buscar un debut electoral para sacar una votación chica e ir paulatinamente creciendo. Se trataba de hacer todo lo posible por unir a todas las izquierdas y fuerzas sindicales y populares para GANAR Lima. Para ello se requería fomentar un gran congreso de organizaciones y bases para aprobar un programa y una candidatura que exprese a los pueblos jóvenes, los barrios marginados y los trabajadores.


Tan bajo fue el voto por López Aliaga (18.5% del electorado) que si las izquierdas se hubieran unido con un programa que se basase en los intereses de los trabajadores y los más pobres, ellos bien pudieron haber ganado en Lima, Callao y en la mayoría de sus distritos. En vez de eso se dividieron entre 2 mini-candidaturas (PL y JPP), ninguna de las cuales levantaba un programa que atrajese a esos sectores.


PL no quiso hacer un frente unitario. Llamaron a su militancia para que menos de mil personas decidieran quien iba a ser su aspirante para una ciudad de 10 millones de almas. El 0.01% de los limeños fue conminado a decidir entre 2 candidatos poco conocidos, representativos y experimentados. La competencia acabó en acusaciones. Zaira Arias, la precandidata que perdió ante Yuri Castro, acabó expulsada.


Con esa miopía, PL sacó menos del 1.5% de los votos y cosechando apenas un 1% del electorado. Quedaron últimos a nivel provincial y en casi todos los 41 distritos. Mejor hubiera sido no haber participado o haberse retirado.


Propuse que las candidaturas de PL y de JPP debieron haber renunciado de la contienda en Lima. Ello hubiese permitido que la capital no hubiese caído por primera vez en su historia en manos de un fascistoide (como López Aliaga) o que el voto por nadie hubiese superado el tercio del electorado, y ello hubiese hecho que cualquier fuese el ganador su mandato hubiese quedado estropeado.


El descontento contra el establishment no fue capitalizado por ninguna candidatura, sino por el voto por nadie (ausentismo, nulos y blancos, los mismos que sumaron un 30% del electorado). Ante una izquierda dividida y derechizada en Lima no quedó otra opción que empalmarse con esa corriente que llamaba a castigar a todos los candidatos.


DIVIDIDOS, NO POR EL PERÚ


La otra organización legal de izquierda ha sido JPP, la cual nació como un frente entre los partidos comunistas (Patria Roja y Unidad), Nuevo Perú (que es, a su vez, otro frente de corrientes) y diversos otros organismos junto al Partido Humanista de Yehude Simons, el mismo que le dio su registro electoral.


El único movimiento que se autodenomina "Juntos" empezó a separarse apenas se iniciaba el actual Gobierno. Los 2 partidos comunistas se apartaron (uno de ellos, el maoísta Patria Roja, para llegar a reunirse con Lady Camones en una asamblea de maestros donde varios de sus allegados pedían que ella remplace a Castillo en la Presidencia) y Nuevo Perú se ha ido disgregando, en tanto que la candidata presidencial de este y de JPP, Verónika Mendoza, ha empezado a acusar a Castillo de "traidor".


Durante las elecciones, JPP puso como su candidato para la plaza principal a un banquero belaundista que en la última década había sido candidato o asociado de casi toda la derecha no-fujimorista (Acción Popular, Perú Posible, Somos Perú, APP y George Forsyth). Nunca se ha reclamado de izquierda, sino como un progresista de centro (forma elegante de decir ser de derecha moderada).


Dicho candidato se fue desinflando a medida que aparecían revelaciones de que había maltratado a su hijo. Pese a los pedidos de la ex candidata presidencial y de la bancada de JPP para que retire su candidatura, no lo hizo. Su permanencia en la lid electoral ayudó a que López Aliaga venciera. No tenía sentido apoyar a un candidato que se jactaba de haber ayudado a hacer el plan de Gobierno de Forsyth, pues, en ese caso, hubiera sido mejor votar por quién sí pudo llegar a ser alcalde. Al final, quien más contento se puso con el voto de "la alegría", fue el mismísimo "Porky" que, gracias a que este le quitó electores a sus rivales, pudo llegar al municipio.


Tanto PL como JPP fueron con programas derechizados y con un sectarismo que les redujo a casi nada. Hoy ambas corrientes se irán disgregando.


JPP está en una pugna entre quienes quieren que sea una fuerza de izquierda y quienes quieren que sea un partido de "centro" (derecha moderada) como fue el "humanista" que hizo Yehude Simons cuando fue el Primer Ministro de Alan García durante la matanza de Bagua y cuando él luego se unió a la candidatura de PPK para frenar al entonces nacionalismo de Ollanta Humala. Su propia bancada se ha cambiado de nombre y está pegada con baba.


De PL han surgido 3 nuevas bancadas. Dos de ellas que siguen teniendo la palabra "Perú" adelante, pero seguidas, una de "Democrático" y otra de "Bicentenario". Otra es el "Bloque Magisterial por la Concertación Nacional", un apelativo que es lo opuesto a la lucha de clases que propugnaba José Carlos Mariátegui, a quienes reivindican.


Ninguno de estos 3 ha conformado un partido nuevo. Los intentos de formar un "Partido Magisterial Popular" y otro con las mismas siglas de Pedro Castillo Terrones (imitando al PPK) no han prosperado. Bermejo ha formado un nuevo partido lanzando su candidatura presidencial (4 años antes del 2026) sin que ningún congresista de su bancada o de otras haya estado en su acto público. Lejos de buscar crear movimientos en torno a caudillos y presidenciables, lo que urge es potenciar un amplio movimiento de masas y alguien quien represente orgánicamente a este. La lección que hay con Castillo es de que él es una persona que no se supedita a nadie y que solo gobierna con sus parientes y paisanos.


La falta de un frente de izquierdas y la enanización de las 2 listas nacionales legales (PL y JPP) condujo a la aparición como hongos por doquier de numerosos movimientos regionales, algunos de los cuales buscaban proyectarse como izquierdistas o progresistas. Es muy difícil, por ahora, hacer una evaluación de esos resultados, pues hay muchas regiones en las que hay pendiente una segunda vuelta (algo que debiera haberse dado en Lima metropolitana) y porque hay muchas siglas que han sido empleadas como vientres de alquiler.


Un caso interesante es el de Somos Perú, al cual me referí en un anterior trabajo como "Somos de todo" pues en su seno se pueden encontrar desde amigos o simpatizantes del Gobierno hasta vacadores. Allí ha estado como candidato presidencial el ex asesor presidencial Daniel Salaverry, el ex presidente Martín Vizcarra y los congresistas que han apoyado la lista golpista que conformó la actual mesa directiva.


Varios candidatos "progresistas" han tenido importantes victorias en el sur del país, pero no hay un eje centralizador. Se requiere un análisis más exhaustivo sobre ellos, algo que no nos sentimos aún preparados para hacer.


LA CULPA NO ES SOLO DE CASTILLO


En su balance sobre el resultado de las elecciones regionales y municipales, el Dr. Vladímir Cerrón reconoce los reveses de PL, pero les atribuye a una confluencia del "pésimo Gobierno" de Castillo, a la persecución judicial y a una serie de problemas internos.


Nuevamente, no hay caracterizaciones de clase. PL se reclama "marxista" y por ende debiera explicar que contenido social tiene este Gobierno. Lenin hubiese dicho que se trata de un Gobierno democratizante, populista y reformista que mantiene y refuerza al Estado capitalista. "Pésimo" no es ninguna caracterización de clase. Además, si este es tan malo, ¿qué hace PL integrándolo y proporcionándole "pésimos" cuadros suyos para que dirijan el ministerio de salud, los cuales terminan siendo muy cuestionados?


Por lo demás, no se puede uno confortar con echarle la culpa a Castillo. PL se ha desacreditado por sus constantes efusivos abrazos físicos con Maricarmen Alva y sus constantes apoyos al fujimorismo en varias votaciones. A pesar de que Waldemar Cerrón y Bellido votaron a favor del actual Tribunal Constitucional y quisieron aprobar una ley para impedir que los partidos puedan ser tildados como "organizaciones criminales", de nada les ha valido esas concesiones. Cada vez más crecen los allanamientos y detenciones por los casos de los "dinámicos" y los "tiranos" del centro.


Cuando estos 2 líderes de PL votaron para eximir a Manuel Merino y a los autores del golpe represivo del 10-15 de noviembre del 2020, lo que lograron fue generar un gran rechazo entre las bases. Esto, a cambio de nada, pues no mejoraron sus cuotas dentro del Congreso y siguen sin poder llegar a su directiva. Al parecer, la alianza entre Waldemar y Guido se ha resquebrajado cuando el primero votó por exonerar los impuestos a los casinos (un planteo que solo beneficia a grandes empresarios del juego), mientras que el segundo no le apoyó.


El argumento del Dr. Cerrón es que PL carga con el peso de ser identificado como el partido de un "pésimo Gobierno". Empero, Castillo aún tiene entre un cuarto y un tercio de las preferencias en las encuestas, porcentaje que no pudieron capitalizar. También en todos los sondeos el Congreso solo cuenta con el apoyo de entre 15 a 10 ciudadanos, pero varios partidos que lo dominan tuvieran respetables votaciones, particularmente en Lima.


El Dr. Cerrón no quiere admitir que gran parte del desastre electoral de su partido se debe también a una combinación de extremo sectarismo ante el resto de la izquierda y el conjunto del movimiento obrero y popular (en el cual no quieren militar) con constantes acuerdos con el fujimorismo.

En su autocrítica, el Dr. Cerrón sostiene que toda derrota y toda victoria son pasajeras. El problema es que PL se ha convertido en el único partido en la historia universal que tras ganar las 2 rondas presidenciales en las siguientes elecciones no llega ni al 2% del electorado. Esta es una catástrofe de la cual va a ser muy difícil poder recuperarse. La única manera de tratar de tramontar ello es con una severa autocrítica y yendo a un Congreso y una dirección nacional muy participativos, colectivos y democráticos.


Quien escribe estas líneas llamó a dar un voto crítico por el sindicalista magisterial en las 2 vueltas presidenciales, no tanto por él sino por la base social que encarnaba. Empero, siempre sostuve que él nunca se ha reclamado socialista, antiimperialista o revolucionario y que su única escuela partidaria ha sido el toledismo, por lo cual iba a estar condenado a repetir varios de sus lineamientos.

PL y JPP han integrado siempre a este Gobierno. Aún hoy siguen defendiendo su estrategia pro-EEUU que pasa por hipotecarse a la OEA y seguir la misma doctrina "antiterrorista" del fujimorismo.


Todos ellos dan la bienvenida a la OEA. Puede ser correcto aprovecharse de esta y de los gobiernos "progresistas" que están en su interior para debilitar a la ultraderecha fascistoide, así como también es correcto valerse de la resolución del Tribunal Constitucional o de los jueces que debilitan argumentos de la fiscalía y el Congreso golpistas. Sin embargo, hay que hacer ello sin hipotecarse a esta ni someterse a su chantaje, el cual consiste en aceptar su apoyo a condición de seguir moderando el plan de Gobierno.


La CGTP le saluda por haber ayudado a conseguir la democracia en el 2000 y llama a que esta ponga juntos al Gobierno y a la Oposición. Las izquierdas siguen adaptándose a la agenda de Joe Biden y a su principal instrumento para controlar Latinoamérica (con el cual previamente han patrocinado decenas de golpes, incluso los de Bolivia y Venezuela en 2019, bajo la dirección de su actual secretario general, Luis Almagro).


Para luchar contra el golpe y la ultraderecha se puede valerse de la OEA, pero sin acomodarse a esta y sin seguir haciéndole concesiones (que es lo que demanda la OEA). La clave es impulsar un amplio y profundo movimiento de masas por sus propias reivindicaciones.


El nuevo Presidente colombiano Gustavo Petro fue un guerrillero del M-19 (partido hermano del MRTA, el mismo que impulsó una toma de diplomáticos y otra de jueces), ha llegado a Palacio encabezando una coalición de más de una veintena de organizaciones en la cual se encuentran personas que fueron acusadas o apresadas por "terrorismo" y busca un acuerdo de paz con el ELN (sindicado de "narco-terrorista"). En cambio, en Lima se mantienen a todos los presos subversivos en malas condiciones carcelarias, continúa la ley de apología del terrorismo (Ia cuál no se aplica a gente como López Aliaga que llama a la muerte de Castillo y Cerrón o Butters que plantea lo mismo ante Belmont). El Perú es la única democracia multipartidaria en la historia que ha incinerado y dispersado por el mar los restos de un reo que estuvo 29 años purgando cárcel condenado por terrorismo.


Castillo, con el beneplácito de PL y del grueso de la izquierda, quiso emular a Fujimori lanzando un operativo en el VRAEM para dar con Quispe Palomino, el cual solo ha reportado los nombres de bajas en las fuerzas del orden. Petro, en cambio, hubiese buscado un diálogo con esta guerrilla de 42 años (tal como lo hace hoy en Colombia con el ELN y otros restos de las FARC) y tampoco hubiese declarado como día de la lucha contra el terrorismo a la fecha cuando las FFAA reprimieron las tomas que el M-19 hizo en Bogotá de la embajada dominicana (1980) y del Palacio de Justicia (1985).


La toma de la residencia del embajador japonés en Lima (1996-97) fue hecha por el MRTA inspirándose en las acciones del M-19 (con el cual había combatido en el Batallón América en Colombia). Con estas buscaron precipitar la caída de la dictadura, pero Fujimori y Montesinos aprovecharon ese hecho para aplastar a los insurrectos y consolidarse en el poder. A esa acción, donde fueron ejecutados todos los subversivos (incluyendo los rendidos, de manera extrajudicial), Castillo acaba de declarar como día nacional del antiterrorismo. Con ello justifican a la dictadura, en vez de cuestionar su profundo carácter antidemocrático, represivo, corrupto y terrorista de Estado. Una cosa es cuestionar la metodología del terrorismo individual y del aventurerismo provocador del MRTA, PCP-SL y MPCP, el cual tanto ha perjudicado a las organizaciones sindicales, y otra es reivindicar acciones donde se han cometido atropellos a los derechos humanos.


El problema con estos grupos que quisieron tomar el poder con guerrillas a espaldas de un movimiento de masas es que al final pueden terminar capitulando ante los mismos contra los cuales se rebelaron. El APRA insurgente de los treintas acabó tras Prado, Odría y el fujimorismo. Yehude Simons terminó como Premier del derechizado último Gobierno aprista y como integrante de la alianza electoral de PPK. Guzmán pidió a sus huestes que renuncien a su "guerra popular" para demandar la amnistía a Fujimori, Montesinos y policías y militares que les reprimieron violando derechos humanos, pensando ilusamente que así la jefatura senderista podría ser indultada.

Castillo en los hechos viene haciendo otro Gobierno neoliberal pro-EEUU que sigue manteniendo que el Perú sea "un país rico, con mucha pobreza" y que, en su adaptación al establishment, se ha rodeado de numerosos corruptos. Los salarios siguen siendo bajos y los precios altos, hay jornadas de trabajo de sol a sol y continúa el robo de recursos públicos.


Las organizaciones populares no se suman al carro golpista de la derecha, pues saben que esta es más corrupta, represiva y explotadora. Tras los que quieren vacar al maestro rural se esconden la elite de Lima que vive a espaldas del interior, los que no quieren pagar impuestos, los que quieren seguir sin cumplir regulaciones para proteger los derechos de los trabajadores y del medio ambiente y quienes tienen una agenda racista de desprecio a los andinos.


Castillo aún despierta ilusiones por ser el primer maestro, campesino, rondero y habitante de una aldea pobre y marginada en llegar a Palacio. Muchos se identifican con él cada vez que los grandes poderes y sus medios le atacan. Algunos desconfían de las denuncias de corrupción en su contra y otros creen que esta es solo contra su entorno, uno deficiente que él escogió por falta de información e inexperiencia.


Varios sectores del centro se han sumado a la idea de que hay que sacar a Castillo y adelantar las elecciones generales. El problema es que estas seguirían sin cuestionar el actual modelo neoliberal, servirían como vías de recambio para la derecha, ayudarían a que crezca el antaurismo y sería una nueva capitulación a la constante estrategia demoledora y antidemocrática del fujimorismo que siempre va a buscar desconocer o desplomar a cualquier mandatario que no controlen a su gusto.

La única manera de acabar con esa dualidad de poderes entre un Legislativo golpista y un Ejecutivo timorato es ir a prontas elecciones a una Constituyente con plenos poderes que reorganice al país.


PELIGROS


Ante la derechización y división de las izquierdas viene emergiendo Antauro Humala, quien acaba de salir de prisión y propone un nacionalismo hostil a la derecha y a la izquierda. Este tiene elementos de racismo, pues, llama a expulsar de sus empleos a más de un millón de personas nacidas fuera del Perú, a preparar una aventura belicista contra Chile y a ensalzar a la raza cobriza.


Sus llamados a eliminar la fuji-constitución, restablecer la carta magna de 1979, ir a una nueva Constituyente, cerrar el Congreso y renacionalizar empresas generan condiciones para ciertas acciones conjuntas con las izquierdas y los sindicatos, pero su movimiento tiene muchas características autoritarias y antidemocráticas.


Su planteo de reintroducir la pena de muerte, incluso de manera retroactiva, contra los "presidelincuentes" (donde incluye a su hermano Ollanta y también a Castillo) conduciría a una ola de fusilamientos y matanzas. Sus huestes andan en uniformes militares y con símbolos que algunos emulan a los del nazi-fascismo. Esa combinación de nacionalismo racista, irredentista y xenofóbico, militarismo y reivindicación de la dictadura castrense de Juan Velasco Alvarado, por el momento se centra en pedir cerrar el congreso, pero puede acabar atacando a la izquierda y a los sindicatos.


Como el pasto está seco y hay mucho desencanto contra el establishment, cualquier caudillo con frases radicales puede generar vastas audiencias. Castillo se hizo popular con su sombrero chotano y su fraseología en favor de los pobres. Antauro ahora le hace la competencia, aunque él, más tarde, al igual que su hermano, Castillo o el velasquismo acabe en buenas relaciones con el establishment.

La única forma que tiene la izquierda de no quedar barrida por el revitalizamiento de distintos sectores de la derecha, el ascenso del "etno-nacionalismo" (nacional-racismo) yl desgaste imparable e irreversible del castillismo, es creando un vasto movimiento de masas.


Ello implica que esta deba encabezar los movimientos contra el golpe y la ofensiva patronal, y retomar los métodos de lucha con los cuales se acabó con la dictadura militar de los setentas y de Fujimori en los noventas, así como de los golpes fuji-congresales de los dos Aráoz (Merces y Antero).


NECESIDAD DE UN FRENTE DE IZQUIERDAS Y DE ORGANIZACIONES LABORALES Y POPULARES


Las organizaciones laborales, populares, campesinas, juveniles, magisteriales, estudiantiles, vecinales, femeninas y de pequeños productores y comerciantes deben unirse en un gran frente a nivel nacional para organizar una mega-marcha contra el golpismo, por una nueva constituyente, para revisar los contratos con las grandes multinacionales y con el FMI, para renacionalizar empresas estratégicas, para distribuir millones de canastas familiares cada semana, para planes masivos de obras de vivienda, agua y centros de salud y educación, por el ingreso libre a las universidades, por el pleno empleo y por un salario que cubra la canasta familiar.


De cara a las elecciones generales de 1980 se creó la Alianza Revolucionaria de Izquierda (ARI) la cual pudo haber llegado a disputar el primer puesto. Su ruptura y la división de la izquierda en 5 candidaturas dio paso al Gobierno de Fernando Belaúnde y su socio Luis Bedoya en 1980-85.

La Izquierda Unida logró ganar la comuna de Lima planteando programas sociales (como el vaso de leche, que hoy todos han olvidado). Cuando Alfonso Barrantes se negó a competir contra Alan García en el balotaje de 1985 y le fue haciendo concesiones, ello la debilitó y ayudó a que el APRA le desplazase de la alcaldía. Luego la división de la IU condujo a la minimización de las izquierdas, lo cual se agravó tras que esta votó por Fujimori en la segunda vuelta de 1990 y un sector suyo integró su gabinete del shock.


Quienes promovieron romper al ARI y a la IU se aislaron, algunos hasta de por vida. Quienes quisieron estructurar una secta en torno al culto a un caudillo en permanente choque con el resto de la izquierda (como pasó con Guzmán) también fracasaron.


Hoy no hay ningún partido de masas de la izquierda y todos son chicos, mientras que las organizaciones laborales y campesinas aún no se recuperan de los efectos de los despidos y la represión de la fuji-dictadura. Para todos ellos es imperioso ir hacia un frente amplio, integrado por distintas corrientes que compitan entre sí por influenciarle, pero que ayude a hacer que el movimiento de masas avance, que el descontento social no sea capitalizado por el antaurismo y que cuestione a Castillo por sus constantes concesiones, mientras le defiende contra el golpe oligárquico.


En el debate de quién debe o no ser parte de un frente de izquierda, lo importante es colocar algunos puntos mínimos en una plataforma. Dentro de estos pueden estar: la defensa de la democracia contra el golpismo; anular la fuji-constitución e ir ya a una nueva Constituyente plurinacional, paritaria y con representaciones directas de las organizaciones sindicales y populares; reducción de la jornada laboral a por lo menos solo 40 horas sin merma de salarios; eliminación de los servis y de la inestabilidad laboral; reposición de despedidos; inclusión del tiempo del refrigerio en la jornada de trabajo; aumento de salarios y pensiones a unos que se pague por hora y que cubra la canasta familiar (entre 2 y 3 mil soles mensuales); controles de precios; eliminación de monopolios: renacionalizar la Repsol y otras empresas estratégicas; comercialización directa de productos entre productores y consumidores; canastas familiares a precios módicos a las mayorías; nueva reforma agraria que también incluya al millón de obreros agrícolas y que vuelva a repartir tierras; rondas en todas partes con base en asambleas de base para luchar contra la delincuencia, la corrupción y la acaparación; rechazo a toda forma de discriminación por raza, nacionalidad, status inmigratorio, sexo, credo, edad u orientación sexual; créditos cero a los pequeños productores y comerciantes; plan de viviendas sociales masivas a bajo costo; etc.


La idea de hacer congresos unitarios de bases, el impulso a la Asamblea Nacional de los Pueblos y acciones como la "toma de Lima" son hitos que deben ir en ese camino.

Las diferencias de estrategias no deben ser un obstáculo para un frente unitario, el cual debe estar centrado en buscar hacer que sean las propias organizaciones sociales quienes empiecen a cobrar fuerzas y sean ellas mismas quienes paren al golpismo.


Esperamos que esta contribución al debate genere argumentos alturados buscando salir de una fuerte crisis.

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