La guerra en Ucrania va camino de cumplir 365 días desde que Rusia inició la invasión. Lejos quedan aquellos planes de guerra rauda y veloz, la idea de paseo militar que manejaba Moscú en el inicio de la contienda. No es un conflicto estancado: las ciudades y líneas se mueven constantemente, entre las batallas y las anexiones ilegales. Las víctimas aumentan cada día. Y en mitad de este escenario, de nuevo el debate: ¿hay un final posible? ¿Se debe negociar con Vladimir Putin para lograrlo?
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha movido posiciones y pesé a que dibuja líneas rojas para esas negociaciones, ha reculado en un punto esencial: ahora ya no pide la cabeza de Putin para negociar la paz. Estados Unidos, Francia y Alemania están animando a Kiev a que sea más flexible y abierto en unos hipotéticos contactos con Moscú.
“Negociar ha sido siempre necesario para sobrevivir. En realidad, desde el 24 de febrero de 2022 al inicio de la invasión, Ucrania y Rusia ya están dentro del proceso de negociación. Aunque no se ‘han sentado en la mesa’, ambos están mejorando sus alternativas y debilitando las de la otra parte. Eso es parte de la negociación. Tienen en su contra el efecto de “gasto realizado”: según pasa el tiempo ambos están más seguros que lo mejor es continuar el conflicto bélico para no perder todo el gasto humano y material realizado. Esto puede distorsionar mucho la realidad sobre cuándo es un buen momento de ‘sentarse en la mesa’”, explica David Castellón, experto en negociación en el Instituto de Negociación y Comunicación Eficiente (INCE).
¿Esto significa que Ucrania pueda o se deba negociar cualquier cosa? “Absolutamente no, implica asumir que es más beneficioso estar abierto a una conversación y efectivamente llevarla a cabo, si esta posición reduce el riesgo de daños mucho mayores”, matiza David Castellón.
Las negociaciones de paz siempre están determinadas por la situación militar, así que el conflicto finalizará cuando ambas partes encuentren que sus alternativas posibles son todas demasiado malas. En este sentido, David Castellón apunta que “las negociaciones comenzarán cuando haya un entendimiento mutuo de que una victoria militar completa no es posible para ninguno y se deben pasar a otros métodos”.
Desde INCE destacan que muchas veces los países cometen el error de alejarse de negociaciones que podrían haber causado beneficios mayores, solo porque la situación de negociación amenaza o incomoda su estatus internacional o la opinión de los ciudadanos sobre la gestión del Gobierno, de tal manera que prefieren tomar distancia en vez de enfrentar una negociación complicada y amenazante pero cuyo resultado puede ser mejor que el no hacer nada. Para David Castellón, “la apuesta de la comunidad internacional debe pasar por negociaciones concretas y puntuales en coordinación con Ucrania y Rusia para salvar vidas humanas”.
ANALIZANDO A VLADIMIR PUTIN
La opinión pública ha calificado muchas veces a Vladimir Putin como ‘loco’ o ‘demente’. Pero si analizamos el perfil del presidente ruso, David Castellón sostiene que “lejos de lo que pueda parecer, seguramente Putin no está ‘loco’. Es un actor racional, con rasgos narcisistas, que en su forma de interpretar la situación la considera razonable. Es un líder extremadamente inteligente, quizás maquiavélico, cuya conducta está dirigida por el pensamiento de que puede lograr todo lo que quiere”. No obstante, sus recientes decisiones sugieren claramente un estilo de liderazgo menos flexible, sin escrúpulos y más violento que la de otros líderes de avanzada edad.
El experto de INCE señala que “la clave para negociar con alguien como Putin es tratar de entender su forma de pensar y mostrar cierto grado de colaboración, incluso cuando están en el extremo opuesto. Posiblemente, antes de la invasión, ya se hizo algún primer intento con esta aproximación, pero no hay que abandonar nuevos intentos”. El presidente ruso está firmemente en contra de que Ucrania, una exrepública soviética, se una a la OTAN y se ha quejado varias veces de que Occidente se está acercando demasiado a las fronteras rusas.
Es por tanto que, según David Castellón, las negociaciones para poner fin al conflicto en Ucrania deben abordar simultáneamente la soberanía de Ucrania al mismo tiempo que la percepción de peligro que Putin tiene en referencia a la OTAN y Ucrania. “Para ello, sería interesante que entrara en escena un mediador externo de alto nivel como China, India o Israel, en el que tanto Putin como Occidente puedan confiar”, asegura el experto de INCE.
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