Marta Canese es una arquitecta y doctora en Ciencias de la Investigación que lleva adelante una investigación sobre el desarrollo del pensamiento crítico en Paraguay. Autora de varios libros sobre docencia universitaria, urbanización popular y políticas educativas en América Latina, Marta integra una familia obsesionada por la educación y comprometida con la realidad social e histórica del Paraguay.
Convocada para asesorar el candidato a la presidencia del Paraguay Euclides Acevedo, se explayó en una conferencia magistral ante docentes e intelectuales paraguayos que se congregaron para escuchar y exponer sus ideas sobre la problemática educativa en países bajo la sujeción colonial de los países centrales.
Como eje de su exposición emergió la idea de soberanía educativa que al decir Marta es primordial a la hora de paliar deficiencias en el ambiente que a los latinoamericanos en general les toca sufrir. Recordó en un bosquejo histórico al paraguayo Ramón Indalecio Cardozo, quien encabezara en 1927 una reforma educativa que pronto sería cercenada por los reaccionarios.
En 1957, recordó, el Paraguay claudicó ante “expertos” extranjeros que metieron mano en sus programas educativos que a partir de entonces escaparon de las manos de las autoridades nativas.
Se inició la etapa de asimilar a través de la memoria conocimientos estereotipados, esotéricos, intrincados, como si fuera que los alumnos debían ascender por senderos escarpados casi inaccesibles, sin que nadie supiera para qué. Nada de lo aprendido era aplicable para resolver los problemas reales que padecía el individuo y tampoco representaba una esperanza para la sociedad en la cual estaba inserto.
Lo dogmático e inamovible conspiraba con el desarrollo de todo pensamiento crítico en el Paraguay, y en décadas recientes, las propias autoridades educativas del país reconocieron su impotencia, responsabilizando de la vulnerabilidad de sus lineamientos a fuerzas exógenas al ámbito docente.
En un informe pretendidamente aséptico, las autoridades responsabilizan a la cultura autoritaria de la institucionalización del pensamiento acrítico en el Paraguay. Las premisas y consignas superaron en valor a la reflexión o el consenso a través del disenso democrático.
La ecuación estaba resuelta pero el andamiaje intacto, y como había muerto por abandono la variable soberanía, en 1992 los nuevos prohombres del Paraguay instalaron que los nuevos valores a cultivar eran la libertad y la democracia haciendo a un lado la independencia.
Las reformas educativas una vez más tuvieron como gran protagonista a la “cooperación internacional” del BID y el Banco Mundial. La UNESCO asumió el liderazgo intelectual de los condenados de la tierra para renovar sus mentes.
Desde entonces y cada vez con mayor fuerza, el control de los manejos de los recursos de esta filantrópica ayuda se identificó como en un espejo astillado con el avance de la educación. Lo peor es que la mayoría cree que ya existen demasiadas cosas en el país que escapan a todo control.
De acuerdo a este rumbo, la educación empezó a volverse más cara que la ignorancia en el país, sin llegarse a dominar jamás intelectualmente la realidad.
Queda por comprobarse si la suerte alguna vez recordará al Paraguay, país del cual dijera Roa Bastos en un momentáneo lapso de realismo, el infortunio parece haberse enamorado. LAW
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