Dicho en lenguaje cotidiano: que a los miembros del “segmento de plata” se nos comienzan a olvidar los nombres, a perder las cosas y a veces a despistarnos en nuestras rutas habituales. Rememoramos con nitidez sucesos, nombres y circunstancias de hace cincuenta años, aunque nos cueste trabajo recordar lo que comimos ayer.
Todo esto son síntomas son consecuencia de que tenemos un DNI con una fecha de nacimiento un tanto lejana (a mi menda le han otorgado el definitivo. Ya no lo tengo que volver a renovar). Los años traen consigo el que podamos hacer menos cosas, durmamos menos, corramos con dificultad o busquemos las gafas que tenemos puestas. Nada que ver con la demencia senil o el Alzheimer. Esto son palabras mayores. Cada vez observamos a nuestro alrededor la presencia de más enfermos que padecen estos síntomas. Esta circunstancia se debe claramente a que cada vez se alargan más las vidas y las neuronas se “clarean”. Un 20 % de los españoles somos mayores de 65 años y un 10 % superan los 80 años de edad. El disco duro (las neuronas) se va debilitando. Tenemos que prepararnos para ello y creo que la labor de los psicólogos y los psiquiatras tienen mucho que decir en este aspecto. Y si es necesario recurrir a los diversos centros de día o de internamiento con los que contamos en Málaga, no debemos dudar en hacerlo. Precisamente se celebra en estos días el centésimo aniversario de la apertura del centro Asistencial de los Hermanos de San Juan de Dios en Málaga, Hoy en día estos centros y los tratamientos que administran a aquellos que lo necesitan, no tienen nada que ver con los lóbregos manicomios del siglo pasado. Hemos visto como aquellas terroríficas sala 21 del hospital civil o aquel hospital “de los locos” de Ciudad Jardín se han convertido en centros abiertos, alegres y con un índice de mejoría o, cuando menos, de mantenimiento excelentes. Creo que debemos aprender a convivir con este tipo de deterioro en nosotros mismos a nuestro alrededor. Aprender a mantenernos con una mente engrasada y ayudar a nuestros familiares y amigos a hacer lo propio. La “plata” de nuestro segmento se ensucia o se pone un poco más oscura. Pero un poco de cuidado y un mucho de buena voluntad consiguen mantenerla bastante presentable. El proceso comienza por aceptar nuestras pequeñas dificultades y a practicar la gimnasia mental que es muy saludable. Y sobre todo, un poco de humor.
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