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Poesía

​Algunos poemas del libro «La guadaña entre las flores», de Ángel Padilla

|

El mapa de la sangre,

alumnos, ved el mapa de la sangre,

ved la geografía roja sin banderas,

las naciones de la herida,

la ardiente tierra en llamas

arada bestialmente

por el hombre.


ROMEO DE LA MUERTE


Tan sólo ayer

el sol besaba al amanecer

los mil nombres de la vida en mi piel.

Tan sólo ayer.


Tan sólo ayer

tus manos eran flores para mí

y en las flores de tu voz siempre era abril.

Tan sólo ayer.


Y ahora, torero, soy sangre y soy miedo.

Ahora en este ruedo soy tu juego.


Romeo de la muerte, ven a ver a tu Julieta,

en la arena de tu amor soy toro herido.

Has escrito con mi sangre rojos versos de traición.

Poeta del dolor y del castigo.


Pintor de la tristeza, ven a ver tu nueva obra,

mis ojos que enrojecen sin destino.

Mi cuerpo de praderas, tu noche en mi interior,

la espada de tu arte... de asesino.


Tan sólo ayer

senderos bajo el cielo, monte azul

donde mi alma era paloma sin tu cruz.

Tan sólo ayer.


Y ahora, torero, soy trueno y locura,

tu amor de banderillas y tortura.


Romeo de la muerte, ven a ver a tu Julieta,

en la arena de tu amor soy toro herido.

Has escrito con mi sangre rojos versos de traición.

Poeta del dolor y del castigo.


Pintor de la tristeza, ven a ver tu nueva obra,

mis ojos que enrojecen sin destino.

Mi cuerpo de praderas, tu noche en mi interior,

la espada de tu arte... de asesino.


CABALLO DE PICASSO


Vivo en un país de brujas,

de molinos y fantasmas.

Veo dibujos de Goya

que caminan en las plazas.


Al caballo del Guernica,

que alta llora su cabeza,

lo espolea un gris jinete

y el Guernica se despierta.


Y caen lágrimas en este dibujo.

Y vómitos de sangre en el papel.

Un boceto de hombres sonriendo.


Si pudiera el Picador

ver llorar al toro herido

cuando su lanza enrojece,

pero es retrato y olvido.


Si esta España quiere hogueras,

cuentos de santos y espadas,

yo no vivo en el medievo,

lucharé por otra España.


Lanceado tiembla el toro

de frío y soledad.

Junto al caballo triste

llorando morirán.


Y llenarán de sangre este dibujo.

Y orinarán de miedo en el papel.

Un boceto de manos aplaudiendo.


Si quisiera el Picador

que este Picasso se calme

de figuras que alzan gritos

desde los charcos de sangre.


Si esta España quiere Obispos

y martirios en las plazas,

yo no vivo en el pasado,

lucharé por otra España.


Son las doce de la noche.

Silencio en la plaza vieja.

En la sangre de la arena

crece una brizna de hierba.


Ahora cabalga feliz,

caballo de mi tristeza,

contra esta España de Goya

y el Guernica de su Fiesta.


EL SEPULTORERO


1

Dicen que de tu frente asoman leones,

que tu lengua es azul de hablar con Dios

y que a tu lado las flores se electrizan.


Pero yo sólo veo una montera flotando en el aire

y una caótica elevación de neuronas y de nudos

estéticos

que algunos llaman hombre.


Dicen que cuando caminas

a tu paso los lobos se vuelcan panza arriba

y en las nubes los truenos tragan lluvia,

que caminas y a tu paso el día se ilumina

y la hierba verdea.

Pero yo te veo hablar por la noche con las llamas

y descender en tu finca por largas escaleras

iluminadas de rojo.


2

Sepultorero, a quien cubres con tu roja mortaja

aún no está muerto,

es la hierba,

aire

en pie.

Si lograses ver ojos

en las piedras y manos en las hojas,

si lograses

ver mares en los labios, sepultorero, tu roja

mortaja

sería una manta

para el frío de un vagabundo.

Hay tantos vagabundos en España

pasando frío y hambre. Hay tantos

árboles rozando el cielo

y luego cayendo, tienen

pezuñas, tú

crees que es tierra

el aire que rodea al vagabundo que cubres,

mira su cabello, míralo bien son astas.


Sepultorero, a quien cubres con tu roja mortaja

aún no ha muerto,

es el cielo,

sangre

en pie.

Si lograses

ver voces

en las orillas y codos en las ramas,

si lograses

ver ríos en los te amos, sepultorero, tu roja

mortaja sería una alfombra hacia la hierba

para el toro que ahora tiene tanto frío

y es un vagabundo lejos

de la dehesa y tiene hambre de flores. Hay

tantos toros dentro del toro hambriento de amor,

tiene árboles dentro cayendo mientras

quieres cubrirlo, crees

que le rodea la tierra al vagabundo

con pelo de cuernos, míralo bien,

sus astas

tocan el cielo, son cielo

y son

labios.


Tiene árboles con frío, míralo bien, le caen los cuernos,

le caen los labios, le caen los ríos, míralo,

le caen a pocos las patas,

vagabundo de la hierba,

el frío,

le tapas las astas rojas,

son herida,

vagabundo.


Foto para poemas


[Poemas pertenecientes a la edición definitiva del poemario antitaurino "La guadaña entre las flores" (Asociación Cultural David Fernández Rivera). Toda la info del libro en http://la-guadana-entre-las-flores.blogspot.com/]

​Algunos poemas del libro «La guadaña entre las flores», de Ángel Padilla

Poesía
Ángel Padilla
viernes, 31 de marzo de 2023, 11:51 h (CET)

El mapa de la sangre,

alumnos, ved el mapa de la sangre,

ved la geografía roja sin banderas,

las naciones de la herida,

la ardiente tierra en llamas

arada bestialmente

por el hombre.


ROMEO DE LA MUERTE


Tan sólo ayer

el sol besaba al amanecer

los mil nombres de la vida en mi piel.

Tan sólo ayer.


Tan sólo ayer

tus manos eran flores para mí

y en las flores de tu voz siempre era abril.

Tan sólo ayer.


Y ahora, torero, soy sangre y soy miedo.

Ahora en este ruedo soy tu juego.


Romeo de la muerte, ven a ver a tu Julieta,

en la arena de tu amor soy toro herido.

Has escrito con mi sangre rojos versos de traición.

Poeta del dolor y del castigo.


Pintor de la tristeza, ven a ver tu nueva obra,

mis ojos que enrojecen sin destino.

Mi cuerpo de praderas, tu noche en mi interior,

la espada de tu arte... de asesino.


Tan sólo ayer

senderos bajo el cielo, monte azul

donde mi alma era paloma sin tu cruz.

Tan sólo ayer.


Y ahora, torero, soy trueno y locura,

tu amor de banderillas y tortura.


Romeo de la muerte, ven a ver a tu Julieta,

en la arena de tu amor soy toro herido.

Has escrito con mi sangre rojos versos de traición.

Poeta del dolor y del castigo.


Pintor de la tristeza, ven a ver tu nueva obra,

mis ojos que enrojecen sin destino.

Mi cuerpo de praderas, tu noche en mi interior,

la espada de tu arte... de asesino.


CABALLO DE PICASSO


Vivo en un país de brujas,

de molinos y fantasmas.

Veo dibujos de Goya

que caminan en las plazas.


Al caballo del Guernica,

que alta llora su cabeza,

lo espolea un gris jinete

y el Guernica se despierta.


Y caen lágrimas en este dibujo.

Y vómitos de sangre en el papel.

Un boceto de hombres sonriendo.


Si pudiera el Picador

ver llorar al toro herido

cuando su lanza enrojece,

pero es retrato y olvido.


Si esta España quiere hogueras,

cuentos de santos y espadas,

yo no vivo en el medievo,

lucharé por otra España.


Lanceado tiembla el toro

de frío y soledad.

Junto al caballo triste

llorando morirán.


Y llenarán de sangre este dibujo.

Y orinarán de miedo en el papel.

Un boceto de manos aplaudiendo.


Si quisiera el Picador

que este Picasso se calme

de figuras que alzan gritos

desde los charcos de sangre.


Si esta España quiere Obispos

y martirios en las plazas,

yo no vivo en el pasado,

lucharé por otra España.


Son las doce de la noche.

Silencio en la plaza vieja.

En la sangre de la arena

crece una brizna de hierba.


Ahora cabalga feliz,

caballo de mi tristeza,

contra esta España de Goya

y el Guernica de su Fiesta.


EL SEPULTORERO


1

Dicen que de tu frente asoman leones,

que tu lengua es azul de hablar con Dios

y que a tu lado las flores se electrizan.


Pero yo sólo veo una montera flotando en el aire

y una caótica elevación de neuronas y de nudos

estéticos

que algunos llaman hombre.


Dicen que cuando caminas

a tu paso los lobos se vuelcan panza arriba

y en las nubes los truenos tragan lluvia,

que caminas y a tu paso el día se ilumina

y la hierba verdea.

Pero yo te veo hablar por la noche con las llamas

y descender en tu finca por largas escaleras

iluminadas de rojo.


2

Sepultorero, a quien cubres con tu roja mortaja

aún no está muerto,

es la hierba,

aire

en pie.

Si lograses ver ojos

en las piedras y manos en las hojas,

si lograses

ver mares en los labios, sepultorero, tu roja

mortaja

sería una manta

para el frío de un vagabundo.

Hay tantos vagabundos en España

pasando frío y hambre. Hay tantos

árboles rozando el cielo

y luego cayendo, tienen

pezuñas, tú

crees que es tierra

el aire que rodea al vagabundo que cubres,

mira su cabello, míralo bien son astas.


Sepultorero, a quien cubres con tu roja mortaja

aún no ha muerto,

es el cielo,

sangre

en pie.

Si lograses

ver voces

en las orillas y codos en las ramas,

si lograses

ver ríos en los te amos, sepultorero, tu roja

mortaja sería una alfombra hacia la hierba

para el toro que ahora tiene tanto frío

y es un vagabundo lejos

de la dehesa y tiene hambre de flores. Hay

tantos toros dentro del toro hambriento de amor,

tiene árboles dentro cayendo mientras

quieres cubrirlo, crees

que le rodea la tierra al vagabundo

con pelo de cuernos, míralo bien,

sus astas

tocan el cielo, son cielo

y son

labios.


Tiene árboles con frío, míralo bien, le caen los cuernos,

le caen los labios, le caen los ríos, míralo,

le caen a pocos las patas,

vagabundo de la hierba,

el frío,

le tapas las astas rojas,

son herida,

vagabundo.


Foto para poemas


[Poemas pertenecientes a la edición definitiva del poemario antitaurino "La guadaña entre las flores" (Asociación Cultural David Fernández Rivera). Toda la info del libro en http://la-guadana-entre-las-flores.blogspot.com/]

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