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Ángulos ciegos

Hay mucho empeño en escondernos los ángulos abiertos
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 7 de julio de 2023, 10:59 h (CET)

Una de las características modelada por el ángulo es su apertura, sus lados delimitan el grado de su amplitud con el fondo ilimitado. Al hablar de mirar las cosas, está clara la importancia de la dirección establecida y nuestra capacidad de colocarle obstáculos, somo agentes activos. En el diseño de los automóviles aparecen las zonas invisibles para el conductor, ángulos muertos. Extendida la idea a las actividades cotidianas, también la dirección del enfoque y los obstáculos son definitorios; pueden llegar a convertir la amplitud del horizonte accesible en una CEGUERA parcial o absoluta. En los sectores afectados aparecen secuelas de carácter inquietante. La atención prestada a estas orientaciones será decisiva.


El camino de las responsabilidades es arduo, desde la actuación de los protagonistas a sus consecuencias; apreciarlas desde fuera o por el propio agente, aportará matices singulares. Ante la desgraciada avalancha de agresiones cometidas por jóvenes, acosos de signo alevoso, y no digamos esas violaciones en grupo de tan nefasta proliferación; dada su edad, es frecuente el comentario sobre la imposibilidad de imputarles jurídicamente. Sin embargo, aquí distinguimos un ángulo ciego importante, la NECEDAD de confundir la imputación indebida con el silenciamiento; tolerancia de los colegios con los agresores, responsabilidad de los padres, valores educativos, colaboradores, con enfoques dispersos.


Los ángulos oscuros se multiplican en torno de las personas desfavorecidas, las dificultades muestran una asociación inclemente; pero es impropia la serie de conductas de los demás al respecto. La pobreza, sobre todo, los fanatismos, los engaños, provocaron en gran parte los movimientos MIGRATORIOS. Por parte del resto de la población, determinados aspectos parecen invisibles; al menos, no se aprecian con la suficiente intensidad como para actuar en consecuencia. La corrupción de las tramas mafiosas a veces se apoya en origen. Se echa de menos una regulación entre países beneficiosa para todos. Tampoco perciben la tragedia aquellos países alejados de las avalanchas migratorias.


Las zonas con esa negra opacidad duradera, no siempre derivan de actitudes nocivas o negligentes claramente manifiestas; aunque sus causas pueden constituir enigmas persistentes. En este apartado se incluye ese ingente número de DESAPARECIDOS por diferentes causas. Abruman por decenas en cada comarca y alcanzan cifras milenarias en todo el país. Además de las provocadas por hechos delictivos o de carácter voluntario, incomodan sobremanera las provocadas por circunstancias desconocidas; en especial, por la congoja persistente ocasionada en sus círculos íntimos. Pasan a fundirse en un desesperante agujero negro de inexcrutables conexiones; en gran parte se convierten en un núcleo inexpugnable.


No hará falta insistir en la tragedia de las deplorables modalidades de violencia, individual o colectiva, física o mental; su presencia es ubicua por el mundo. Muchos estudiosos intentan perfilar sus causas, proliferan los medios de vigilancia. Con una variedad cruel de intereses; el entramado acuciante ejerce con variantes peculiares. En este asunto también topamos con el ángulo ciego, apunta hacia el conocimiento o no de la IDENTIDAD propia. Poco atendida por la dificultad inherente a su complejidad; aunque escasea también el esmero educativo de cara a su comprensión. Como consecuencia, esta entidad personal enlazada con los otros, con frecuencia es suplantada por la enajenación de monstruos solipsistas.


Ese engendro de los individuos centrados en las ocurrencias de su núcleo personal, capaces de perpetrar los más atroces actos de violencia; suelen derivarse de otra falta de atención, de otro ángulo mantenido en zonas desdeñadas, aunque no por eso menos importantes. Me refiero a la comprensión del pensamiento propio como integrante del PROCESO común. Desde sus inicios, el individuo comienza a pensar en relación con los elementos de su entorno, no se entienden los pensamientos de nadie al margen de cualquier influencia; se trata de una enseñanza fundamental. Cuando se prescinde de esa relación, esa ceguera, la falsa autonomía de ese sujeto le impulsa por derroteros de consecuencias imprevisibles.


Cualquiera habrá podido comprobar múltiples actividades relacionadas con este tipo de cegueras voluntarias, más bien interesadas en hacer ver determinadas maquinaciones como verdaderas realidades. No hace falta irse muy lejos, en los gobiernos actuales, en las comunidades próximas, se presentan historias en minúsculas casi más relevantes por sus silencios que por sus manifestaciones; lenguas con pretensiones de línea directa con Adán y Eva. Son verdaderos ejemplos de pretendidos ADOCTRINAMIENTOS; si los miramos bien, en realidad muestran con toda nitidez aquello que intentan ocultar, la endeblez de sus argumentos es notoria. Es triste, pero la opción voluntaria por la ofuscación chirría.


Las diferencias entre los seres humanos sólo hablan de una notable diversidad, la supuesta homogeneidad nunca encuentra una demostración suficiente. El muestrario es elocuente, bosquimanos, esquimales, negros africanos, mayas, hindúes, indios amazónicos, petimetres ejecutivos o gente corriente, dan fe de la disparidad. Llama la atención el énfasis puesto en la negación del concepto de raza como gran descubrimiento primordial; sobre todo, porque se presta poca atención al respeto por el diferente. Ese respeto se torna invisible a la menor aparición de nuevas RAZAS ideológicas, sexuales, políticas, arbitrariedades asociativas e incluso las necedades negacionistas de peor cuño.


Por otro lado, es evidente esa ampulosa utilización del término igualdad, como si esta fuera una realidad de extensiones indiscutibles. Si el uso de estos conceptos es benéfico o un simple timo, queda a la interpretación de los ciudadanos. Incluso a la hora de buscar la justificación como pretendido ideal, no es fácil desprenderse del sentido utópico del mismo. Aunque es bien notorio el papel ofuscador de embaucarnos con pretendidas igualdades. Mientras tanto, el auténtico ángulo ciego parece centrarse en la franqueza con la cual afrontamos las DESIGUALDADES en cada sector de la convivencia. Estas suelen quedar postergadas como una rémora. Las declaraciones suelen distanciarse de la cruda realidad.


Ante los numerosos silenciamientos y pretendidas oscuridades, con el tiempo acabamos descubriendo muchas verdades ocultas. En nuestros entornos proliferan de una manera lamentable los BORRADOS de huellas, que delatan esos falsos pozos ciegos tan reveladores de los comportamientos subyacentes. Constituyen un buen indicador de la calaña de sus protagonistas.

Las circunstancias se multiplican en cualquiera de las actividades emprendidas en los diferentes ámbitos. La comprensión de las conexiones establecidas presenta serias dificultades. Por tal motivo, estamos muy expuestos a formar parte de las COMPLICIDADES menos esperadas. Necesitamos estar muy perspicaces para dirigirnos a los ángulos de mayor apertura.

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