Fue un beso nauseabundo,
repelente y malicioso el que dio el chulo Rubiales a la jugadora Hermoso.
Más no quedó aquí la cosa, pues este tipo asqueroso, se toqueteó sus partes de un modo muy ostentoso.
Sin importarle siquiera, que en un acto tan lustroso estaba Doña Leticia ¡este tío es un mafioso!
Que no puede ser más sucio, rufián e irrespetuoso: al servirse de su cargo para un hecho tan morboso.
Pues si a este tipo inmoral descarrilado y faccioso, no lo mandan a la calle lo tiraremos al foso.
Porque estamos de este imbécil, altanero y jactancioso como del gobierno Sánchez el más turbio y peligroso.
Un observador de la realidad
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