‘Tiberio’: alboroto, gran confusión. Similar a ruido, algarabía, bulla, cisco, carajal. El PSOE es un partido político creado en 1879. Hasta el año 1979 se definió marxista. Hoy es un lugar con socialistas de raíz ideológica y sentimental antigua, para muchos entrañables, y lo que ha surgido junto a ellos: felipismo, zapaterismo, sanchismo; y hasta el pachilopezismo que bulle por ahí. Pablo Sebastián, con el pseudónimo Aurora Pavón y el poso biográfico de un periodista de casta, se ocupaba en El Mundo de lo que ve en el PSOE: “Llevamos años diciendo que esto del felipismo no es una democracia, que el PSOE no es la izquierda, que la corrupción es una metástasis, que el Parlamento y la Justicia son apéndices del presidente, que la libertad de expresión está bajo mínimos..., y ni caso”. Pablo Sebastián arrima el ascua a la sardina del PNV desestabilizador que trata en su ‘Columna de vuelta’. Se refiere al felipismo respetado o a punto de dejar de serlo. Pero para lo que importa, hay algo más que las peripecias de Felipe González en torno al PNV. Recordemos vergüenzas PSOE en episodios, que están ahí con fechas antiguas y modernas, que muestran una realidad que conviene destapar. Son, más que luz para despistados, focos que alumbran la precariedad ética y demócrata que, por lo visto, hubo en el pasado y sigue en el PSOE: “El que se mueve no sale en la foto”. Afirmación atribuida a Alfonso Guerra, en un mitin en Jerez de la Frontera en 1982, aunque él dice que nunca la dijo. Fue vicepresidente del Gobierno y vicesecretario general del PSOE.
“Nicolás Redondo padre convocó una huelga general siendo parlamentario y nunca se me ocurrió pensar que eso se penalizaba con expulsión”. Declaración del expresidente del Gobierno y exsecretario General del PSOE Felipe González en Sevilla el jueves pasado. Yerra, porque esa huelga se convocó cuando Redondo ya no era parlamentario. Pero su frase muestra una convicción autócrata propia en dictaduras e incompatible con las democracias occidentales actuales.
“En este PSOE, el que se mueve sí sale en la foto”. Frase de María Jesús Montero, vicesecretaria general del PSOE y ministra de Hacienda en funciones. Días después, no se desdice: El PSOE expulsa a Nicolás Redondo por reiterado menosprecio a las siglas del partido (Agencia EFE).
La dirección actual PSOE, Alfonso Guerra, Felipe González, María Jesús Montero y los que hay alrededor son importantes para el socialismo y para una parte de la izquierda política nacional y europea. Para España y la Unión Europea, demócratas, además son algo que conviene vigilar: Con el PSOE que los encumbró, mantuvo y sostiene lo que sale de ellos no es progresismo, es lo contrario: Una amenaza de involución dictatorial que es peligrosa. En su momento, Guerra y González, se deduce de sus frases y actos, marcaban directrices en su partido, con la consideración a miembros (afiliados y simpatizantes) que puede deducirse. Salir o no salir en la foto, como aviso para díscolos. O posibilidad de penalizar con expulsión al que usara el derecho constitucional de hacer huelga. Es lo que había: La cautela y miedos de la base guardando la viña del mando. Los capitostes de hoy, Pedro Sánchez (Secretario General), María Jesús Montero (vicesecretaria general), el mismo Patxi López (secretario de Política Federal) y los que mandan puede que piensen hacer lo mismo que el PSOE que hizo la transición, pero lo hacen peor: Expulsan de la organización con la entelequia ‘reiterado menosprecio a las siglas del partido’.
Estado de Derecho y poderes del Estado garantes de una justicia para todos. En democracia, hay leyes que protegen la actividad política y cuidan las formas. Nuestra Constitución en su artículo 6, recoge “Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”.
Respeto a la Constitución y a la ley y funcionamiento democrático. No parece que la precariedad ética y demócrata en el PSOE esté conforme con ese espíritu. Por lo visto, desde hace tiempo y ahora, estamos ante lo que, si no lo es, parece un tiberio PSOE.
|