Han pasado los tiempos en los que las palabras psiquiatra o sanatorio psiquiátrico, equivalían a pérdida completa del “oremus”… o locura. No hace muchos años los síntomas de una enfermedad mental o de una simple depresión, significaban la declaración de “apestado” ante el resto de la sociedad de aquel que los presentaba. No es que haya subido el número de problemas mentales. Se trata de que estos se manifiestan más abiertamente y, afortunadamente, han perdido su naturaleza de “estigma”. A lo largo de muchos años, vividos como orientador del teléfono de la esperanza y a través de muchas llamadas, he podido comprobar como a lo largo de nuestra vida, nuestras capacidades mentales se pueden deteriorar y necesitan un tratamiento adecuado para conservarlas en la mejor forma. Seguimos teniendo miedo a los psiquiatras, mientras vamos aceptando la intervención de los psicólogos en nuestra salud mental. Parece que hasta se está poniendo de moda el “psicólogo de cabecera”. El problema surge cuando hay que hacer frente al pago de estos tratamientos de forma privada, dado que la seguridad social los ofrece a cuentagotas y con escasos medios. Cuando recurres a la atención particular, te encuentras con unos costos del proceso que se escapan de la mayoría de los bolsillos. Toda esta situación deriva en la aparición de demasiados casos terminales que provocan las tentativas de suicidio. Y ahí surge la Buena noticia de hoy. La pasada semana se ha celebrado en Málaga la “Primera Jornada Provincial de prevención de la conducta suicida” en nuestra capital. Anteriormente se había firmado el “Pacto local por el bienestar mental”. Lo más adecuado sería que se mejorara ostensiblemente la atención sobre las posibles alteraciones de los que nos rodean. Que todo no se arregla con una pastillita auto recetada. Ante cualquier atisbo de problema, acudir a los especialistas y demandar la atención oportuna. Las entidades colaboradoras “tipo Teléfono de la Esperanza” están trabajando seriamente en estos temas con unos resultados muy buenos. Pero sobre todo. No tomemos a broma la salud mental. Creo que es el mal que más nos amenaza en el futuro.
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