La Leyenda Negra continúa impertérrita y machacona buscando motivos con que perjudicar a España y sus inigualables gestas, de la forma que sea que sea. Periódicamente aparecen noticias que, no es que sean falsas, pueden ser verdaderas, pero modificadas de forma que deslustren de cualquier modo los hechos realizados por España. Recientemente he leído, cualquiera puede comprobarlo, está en Internet, de donde la he tomado, la siguiente noticia: “Los vikingos ya estaban en América hace mil años.” Más falaz y tendenciosa no puede ser esa expresión. Nos explicamos: el verbo estar, según la 3ª acepción que expone el DIRAE, significa: “Permanecer o hallarse con cierta estabilidad en un lugar, situación, o condición, etc.”
Es decir que, para que una persona esté en cierto lugar, es necesario que se cumpla la condición de que permanezca en él. No es lo mismo visitar un lugar que establecerse en él. Ir a casa de un amigo a pasar un rato, no es lo mismo que quedarse a vivir con él. Según las últimas investigaciones se ha averiguado que en el año 993 hubo una tormenta cósmica por la cual los investigadores dedicados estos estudios, han llegado a la conclusión de que los vikingos estuvieron en América del Norte exactamente en el año 1021, según un artículo publicado en la revista NATURE, con lo que se verifica el año exacto en el que estos intrépidos navegantes establecieron un asentamiento en ese territorio al que denominaron Vinland.
Parece ser que ya antes, alrededor del año 1000, un tal Leif Ericsson anduvo por esos parajes, y fundó un asentamiento al que le dio el nombre de Leifbundir.
No osaríamos tener el atrevimiento de discutir aseveraciones que parecen que están confirmadas por datos y, hasta, posibles documentos que tal afirman. Uno de ellos, no escrito por el hombre, sí por la Naturaleza, es la dendrocronología, que a través del estudio de los anillos de un árbol, uno por año, nos informa de las variaciones climatológicas habidas, durante la vida de ese árbol que, posiblemente pueda ser el dato más importante no escrito, ni registrado documentalmente por el hombre, que nos informa de los distintos tipos de climatología, de ahí que se pueda deducir aproximadamente el año en el que se produjo la tormenta cósmica.
Pero bueno, vayamos a lo que motiva, lo que deseamos exponer en este escrito, que los vikingos o islandeses (¿acaso hay distinción entre ellos?) arribaron, posiblemente de forma fortuita, a lo que hoy se conoce como la isla de Terranova, es decir, nueva tierra.
Bien lo damos por bueno y lo aceptamos sin reserva alguna, pero, aquí está la médula de este trabajo, ¿se quedaron en ella?, permanecieron en el mismo lugar y de ahí se extendieron por parajes colindantes hasta fundar núcleos estables de población que dieran lugar a ciudades e instalaciones permanentes? No, rotundamente no. Fue una visita esporádica, un llegar de paso sin más consecuencias, como una especie de visita de cortesía.
¿Qué conclusión podemos sacar? Una muy simple y sencilla. Sí, los vikingos estuvieron allí, pero no descubrieron América.
Descubrir, según el DIRAE en su 3ª acepción es: “Hallar lo que estaba ignorado o escondido, principalmente tierras o mares desconocidos”. También: “Quitar la cubierta de alguna cosa, destaparla, ponerla de manifiesto”. “Dar a conocer al público una cosa inexplorada”.
Es así que, como los vikingos no destaparon, ni pusieron de manifiesto las tierras a las que habían llegado, no descubrieron nada. América estuvo tan tapada y cubierta como miles de años antes. Los hispanos sí la descubrieron porque la dieron a conocer a todo el mundo civilizado de entonces: Europa. Se establecieron rutas de comunicación y vías de comercio. España fundó ciudades, universidades, catedrales, edificios públicos y una larga retahíla de asentamientos que sí podemos decir, sin temor a errar que fue la única que descubrió América, ya que la dio a conocer al resto del mundo.
Y los vikingos ¿qué?, pues nada, estuvieron pero no la descubrieron.
|