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Pobreza y obediencia, trucadas

"Un pobre sin necesidades es un rico disfrazado"
Ángel Alonso Pachón
miércoles, 29 de noviembre de 2023, 10:01 h (CET)

Decía un gran amigo mío, religioso, ya entrado en años, vasco con libertad ideológica: “Ángel, si quieres que no te falta nada haz un voto de pobreza, siempre acompañado de un humilde voto de obediencia”. Mi amigo no citaba el voto de castidad y le pregunte “¿Por qué?”. Me respondió que la afectividad no necesita ningún voto pues es un don del ser humano que enriquece la convivencia.


Entonces ¿Por qué existe el voto de castidad en las diversas congregaciones religiosas? Sonriendo me comenta que no debemos equivocar sentimientos afectivos con “la convivencia afectiva corporal con otra persona”; quizá se ha ido transmitiendo de forma errónea el dúo “afectividad y convivencia afectiva corporal”. El voto de castidad es el compromiso de evitar la “convivencia afectiva corporal”.


Le insistí me explicara lo del voto de pobreza y obediencia. Sin tapujos me comentó: Esos votos llevan la posible conjunción errónea de diversos estados del hombre religioso. La pobreza sin “necesidades” no es pobreza es “adaptación”. La pobreza sin “sentimiento de necesidades” es una forma de vivir la NORMALIDAD que otros muchos no poseen.


Si además a ese voto de pobreza unimos el de obediencia religiosa puede ser que fomentamos laescala de privilegios que la misma naturaleza humana lleva en sí.


La escala de autoridad lleva consigo el riesgo de la justificación útil del sentimiento de pobreza.

El pobre sin hambre, con ropa y con poca compañía NO ES POBRE, es un ser normalizado por una OBEDIENCIA que le asegura estabilidad.


Le comenté a mi amigo que sus opiniones eran muy duras y podían producir ciertos escándalos.

“No me importa, dijo, en las colas del hambre nunca verás a personas con voto de pobreza y al tiempo que la calle se adorna con esas filas necesitadas, dentro, en el convento, los que prometieron VOTOS DE OBEDIENCIA Y POBREZA, están desayunando, comiendo o cenando”.


“Ángel, la decadencia en el mundo religioso comienza cuando se equivocan los términos de los que te he hablado. El traje con brillo sedoso del la jerarquía contrasta con los trajes negros brillantes de tanto uso de los hermanos menores... Por obediencia y pobreza “REGLADA”.


Terminó diciéndome: “de lo que te he dicho coge lo esencial. UN POBRE SIN NECESIDADES es UN RICO DISFRAZADO”.

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Corría el mes de abril de 1994 cuando un grupo de malagueños celebramos la Semana Santa en el lejano cantón Valais de Suiza. Por aquellos tiempos dedicaba buena parte de mi tiempo a transmitir, en la medida de mis posibilidades, el Evangelio. Estaba totalmente involucrado en las tareas de evangelización del Cursillo de Cristiandad. Una tarea gestionada por seglares.

Al referirnos a las expresiones del habla cotidiana, las quejas son las principales protagonistas. Independientemente de cómo se exprese cada cual, somos muy perspicaces en la crítica dirigida a los demás y poco propensos al examen del escaparate propio. Sin embargo, no es tan sencillo pronunciarse al respecto, debido a las imprecisiones propias, las tretas ajenas y los muchos factores implicados.

Los que desde muy pronto y ya sin interrupción hemos tenido un contacto frecuente con los libros sentimos cierta incomodidad al oír consejos y expresiones como “leer es bueno”, “un libro es un amigo” o “lee lo que quieras, pero lee”. Es como si alguien dijera: “¡viva la comida!, da igual qué comas, lo importante es que comas”, o “beber es vivir, sea lo que sea que bebas, bebe”.

 
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