Córdoba romana, de mil y una rejas, Córdoba cristiana senequista y bella.
No te desesperes, deja atrás tu pena, y eleva tus ojos a la Luz Eterna.
Porque allá en los Cielos, cordobeses velan, con San Rafael por nuestras esencias.
Mira tu pasado, lleno de grandezas, de soles lucientes y de lunas llenas.
De mujeres guapas, graciosas, sinceras, de ojos soñadores y miradas tiernas.
Y de hombres cabales, de palabras quedas, de corazón sobrio y franca nobleza.
Vendrán nuevos tiempos, vendrán nuevas eras, y tú serás siempre nuestra guía y seña.
Córdoba romana, de rezos y ofrendas, quiero estar contigo hasta que me muera.
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