Aprovechando los presuntos agujeros de seguridad en la Defensa Israelí provocados por el cisma entre los reservistas y Netanyahu, el brazo armado del grupo islamista Hamás, lanzó la más cruenta ofensiva desde el 2007 con la infiltración de decenas de sus miembros en localidades israelíes y el lanzamiento de miles de proyectiles contra amplias zonas, incluyendo Tel Aviv y Jerusalén y con el saldo de 1400 víctimas israelíes y la toma de cerca de 240 rehenes.
La realidad es que la ofensiva cruenta de Hamas tan solo sería un cebo de los agentes del Mosad infiltrados en Hamas para tras un inicial éxito, provocar una respuesta demoledora del Ejército Israelí en la Franja de Gaza y la posterior extensión de dicho conflicto a todo Oriente Próximo.Así, el reciente asesinato en Beirut del comandante del ala militar de Hamas, Saleh al Arouri, serian la trampa urdida por Israel y EEUU para conseguir la implicación de los miembros de la Brigada Fatemiyoun, milicia chií con dependencia orgánica de la élite de las Fuerzas Armadas iraníes o Pasdarán y finalmente, la entrada de Irán en el escenario bélico y el inicio de un nuevo conflicto regional en Oriente Medio.
Tras los fiascos de Siria, Libia e Irak, la ofensiva de Hamas sería el nuevo cebo del maquiavélico plan esbozado por la alianza anglo-judía en 1960 para atraer tanto a Rusia como a China y provocar un gran conflicto regional que marcará el devenir de la zona en los próximos años y que sería un nuevo episodio local que se enmarcaría en el retorno al endemismo recurrente de la guerra fría entre EEUU y Rusia.
¿Necesitan Netanyahu y Biden una gran guerra?
Israel considera a Irán el mayor exportador de terror y de violación de los Derechos en el mundo, al tiempo que denuncia que Irán sigue enriqueciendo uranio y se acerca peligrosamente a la obtención de una bomba nuclear y asimismo, Netanyahu necesita imperiosamente que una nueva guerra haga olvidar el proceso judicial en el que está acusado de soborno, fraude y abuso de confianza.
Por su parte, el Congreso y Senado de EEUU aprobaron una declaración preparada por Lindsey Graham y Robert Menéndez que señalaba con rotundidad que "si Israel se ve obligado a defenderse y emprender una acción (contra Irán), EEUU estará a su lado para apoyarlo de forma militar y diplomáticamente" y tras arrasar el FDI la Franja de Gaza, asistiremos al previsible aumento de la presión del lobby pro-israelí de EEUU ( AIPAC) para proceder a la desestabilización del Líbano e Irán por métodos expeditivos (Operación Persia).
Así, aprovechando que Rusia está ocupada con Ucrania, China rodeada por el arco de crisis nuclear del AUKUS para proteger a Taiwán y que las reservas estratégica de EEUU están en máximo, EEUU se serviría de un inicial ataque sorpresa de Israel a Irán para iniciar una nueva Guerra en Oriente Medio con el doble objetivo de secar las fuentes energéticas de China y de remontar su índice de popularidad para ser reelegido en las futuras Elecciones Presidenciales del 2024.
Dicho conflicto podría involucrar a las tres superpotencias (EEUU, China y Rusia) contando como colabores necesarios a las potencias regionales (Israel, Siria, Egipto, Jordania, Irak, Arabia Saudí e Irán) y abarcaría el espacio geográfico que se extiende desde el arco mediterráneo (Israel, Siria y Líbano) hasta Yemen y Somalia con el objetivo confeso de diseñar la cartografía del Nuevo Oriente Medio favorable a los intereses geopolíticos de EE.UU., Gran Bretaña e Israel con la implementación del Gran Israel (" Eretz Israel").
Ello supondría la restauración de la Declaración Balfour (1.917), que dibujaba un Estado de Israel dotado de una vasta extensión cercana a las 46.000 millas cuadradas y que se extendía desde el Mediterráneo al este del Éufrates abarcando Siria, Líbano, parte nororiental de Irak , parte norte de Arabia Saudí , la franja costera del Mar Rojo y la Península del Sinaí en Egipto, mientras Jordania se vería obligada a acoger a la población palestina de las actuales Cisjordania y Gaza forzadas a una diáspora masiva (nueva nakba).
|