Durante años hemos conocido las gestas de Juan Carlos Unzúe como portero y entrenador destacado de futbol de la primera división española.
Su vida deportiva se vio truncada en el año 2020 al conocer su padecimiento como enfermo de ELA, una enfermedad degenerativa que provoca una parálisis muscular progresiva con un futuro un tanto incierto. Tuve la oportunidad de convivir hace 25 años con un familiar que, desgraciadamente, no pudo superar dicha enfermedad. En la actualidad parece que la esperanza de vida se ha prolongado bastante, aunque aun queda mucho por investigar. En esa tarea se encuentra inmerso nuestro admirado Unzúe. No cesa de hacerse presente en los medios, encabezar manifestaciones, organizar eventos, etc., al objeto de reclamar atención al problema de los afectados por esa enfermedad. Su última batalla la ha planteado en el Congreso de los Diputados. El pasado día 20 presentó una solicitud instando a la promulgación de una ley que permita llevar a los afectados “una vida digna”. Su gran sorpresa surgió cuando pudo observar que de los 350 diputados que componen la cámara, solo estaban presentes cinco de ellos. Con mucha sorna comentó: “el resto tendrá mucho que hacer”. Mi buena noticia de hoy me la proporciona el admirable Juan Carlos Unzúe, que lejos de hundirse en la adversidad, está dando pasos de gigante en la lucha por la atención a los enfermos de ELA entre los que se encuentra él mismo. Solo me queda prorrumpir en un abucheo virtual a todos esos miembros de la Cámara que no faltan a la hora de votar y a la de cobrar. El resto del tiempo lo dedican a otros menesteres. Entre tanto, las distintas asociaciones de enfermos de esa enfermedad y los familiares que los cuidan, siguen trabajando día a día por hacérsela más llevadera a este colectivo, bastante ignorado por los que están obligados a ayudarles. ¡Ay!... Esos políticos…
|