Un día 5 de marzo de 1933, ante la impotencia y ansiedad boliviana en sus esfuerzos por vulnerar la defensa paraguaya en Toledo, se produjo el reemplazo del Teniente coronel Luis Gamarra en el mando de la División boliviana, que lanzaba sus ataques sobre los letales centros de resistencia de Juan Bautista Ayala. Asumió el mando el Coronel José Quintela, quien se encontró con las tropas ya desmoralizadas y las más sombrías perspectivas.
Un desolador ambiente reinaba en las carpas bolivianas, miles de heridos se retorcían en la sanidad militar, mientras los pocos que seguían en pie sepultaban los muertos que se contaban por millares. La situación boliviana empeoró cuatro días más tarde, cuando un combatiente paraguayo apodado “Yacaré valija”, arrebató al mismo Quintela su correspondencia.
En las cartas a sus jefes, Quintela describía detalladamente las debilidades de su situación, puntualizando detalladamente sus falencias. Era como un manual para que un estratega como Juan Bautista Ayala, con la cruel lógica de la guerra, pueda causarles el mayor daño posible.
Ayala no era un jefe militar cualquiera, se había graduado con honores en la Escuela Militar de París, y conocía en profundidad el arte de la guerra.
La batalla terminó antes de que Quintela cumpliera una semana al mando de las fuerzas atacantes. El día 11 los bolivianos se replegaron, con grandes pérdidas y sin haber alcanzado ninguno de sus objetivos estratégicos.
Fue el fin del asedio que sufrían las colonias menonitas del Chaco, cuya memoria colectiva preserva su recuerdo, sepulcros y reliquias en sus museos y cementerios.
En la Unión Soviética, la prensa bolchevique dirigía sus burlas contra estos colonos que habían huido de la cárcel comunista, para quedar atrapados en el infierno creado por una disputa entre los capitales norteamericano e inglés.
Juan Bautista Ayala no pudo explotar el éxito debido a un inoportuno pedido del General Estigarribia, quien le ordenó trasladar parte de sus fuerzas a otro sector.
La batalla de Toledo fue una de las más sangrientas y que causó mayores pérdidas a Bolivia, solo superada en número de bajas por la segunda batalla de Nanawa. LAW
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