El 6 de marzo fue todo un día de miércoles. El exdictador vivo, más sanguinario y corrupto del hemisferio, apareció bien sano anunciando sus nuevas redes sociales y perfilándose como presidenciable. Esto, tras haber logrado su excarcelación mintiendo diciendo desde hace más de una década que está bajo enfermedades terminales.
En esa misma fecha el Congreso, en una votación ultra-veloz, aprueba una nueva constitución (esto implica cambiar la cuarta parte de los artículos de la actual) sin permitir consultar al pueblo. Se ha violentado los resultados del referendo más contundente y masivo de nuestra historia.
También Boluarte remplazó a su primer ministro colocando a uno que acusó a peruanos de EEUU de haber causado los asesinatos que hizo Dina.
Ahora todos ellos se van para buscar controlar el sistema judicial y electoral, para limpiar o querer imponer a la mala su propio aspirante presidencial.
Nunca en nuestra historia hemos tenido un Congreso tan impopular. Tampoco en ninguna parte del planeta hay o ha habido una presidenta que provoque tantas muertes y rechazo en las masas.
Las 3 últimas grandes votaciones que hemos tenido a nivel nacional han sido burladas. El referendo 2018 ha sido anulado. El presidente electo en 2021 está preso sin sentencia, mientras corruptos y asesinos salen libres o dominan al país. No se toma en cuenta que en las elecciones regionales y locales del 2023 las mayorías votaron contra todos los actuales partidos que quieren seguir haciendo y deshaciendo.
Tras haber anulado a 2 resoluciones del referendo de hace 5 años (bicameralidad y reelección) hoy van por la otra. Ahora se quieren tumbar a la Junta Nacional de Justicia para poder purgar a jueces y fiscales que sean independientes de las mafias.
En el 2021 los peruanos votaron por quienes pedían acabar con el fujimorismo, anular al Tribunal Constitucional e ir a una nueva Constituyente. Esa decisión democrática ha sido asesinada. Dina se pasó al otro lado. Hoy tenemos una nueva dictadura fujimorista que hace lo que quiere.
Dina es la tonta útil que cree que puede seguir adelante como marioneta de las mafias que ella decía combatir. Hoy quienes menos le quieren son las personas de su propio sexo (mujeres) y de su región. Debido a que las masas andan cansadas o desmoralizadas, es que la autocracia avanza. Empero, no ha de sorprender si en cualquier momento se desencadena la chispa que hace estallar una convulsión social.
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