Si recorres con la mirada el friso de ambos laterales de la Basílica de San Pablo Extramuros, nos encontramos con los retratos de los 266 Papas que han dirigido la Iglesia. Desde San Pedro hasta nuestros días. Estos medallones están confeccionados con teselas, que forman un mosaico en el que se incluye el nombre del pontífice plasmado en dicho retrato. (Curiosamente quedan escasos huecos vacíos que albergaran a los futuros ocupantes de la cátedra de San Pedro. No sé que harán después). El papa Francisco llegó sorprendentemente al papado. Después de una serie de papas romanos, se habían infiltrado: un polaco, un alemán y, por último, un argentino. Parece ser que no cayó demasiado bien en la curia romana. No tenía nada que ver con la pompa y el boato de los príncipes de la Iglesia. Para colmo comenzó a hablar con palabras de la calle que entendía todo el mundo. De alguna forma se radicalizó. Volvió a las raíces de la Iglesia en su forma de vivir el Evangelio. Una Iglesia más cercana, más comprensiva, menos castigadora y más perdonadora. Una apertura clara a los signos de los tiempos y una fuerte revalorización de la Iglesia de a pie. Menos ceremoniosa y más cercana. Políticamente está en el equilibrio que es la antesala de la verdad. Le critican los de derechas, los de centro y los mediopensionistas. Es perseguido por los popes del cristianismo que se sienten en posesión de la verdad. Habla de pastores con olor a ovejas. Nos presenta un aspecto muy cercano del papel redentor de Jesús, lejos del Dios castigador que a veces nos presenta la Biblia y que muchos usan para condenar y eludir la posibilidad del perdón. Voces airadas surgen a su alrededor. Esto no es nuevo. He podido observar como a finales del siglo VIII los nobles pontificios persiguieron, acosaron y difamaron al Papa León III. Que hasta fue sometido a un juicio del que pudo ser librado por los pelos al jurar solemnemente su inocencia. Corren otros tiempos. Pero no hay nada nuevo bajo el sol. El que se mete a redentor es crucificado. De momento, sigo manteniendo la esperanza de que Francisco continúe siendo el vicario de Cristo en la tierra por muchos años. Será una buena noticia. Aunque otros recen porque se vaya pronto con el Padre. “Hay gente pa to”.
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