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Fango, muros y un cordón sanitario

Existe un acuerdo entre partidos para evitar la actividad y desarrollo de otro que está dentro de la ley
José Luis Heras Celemín
viernes, 17 de mayo de 2024, 10:42 h (CET)

Fango: Vilipendio, degradación, lodo hecho con residuos térreos donde hay agua detenida. Muro: Pared, tapia, cerca o muralla. ‘Cordón sanitario’: Acuerdo entre partidos políticos para aislar a otro y evitar que llegue al poder o prevenir la expansión de una ideología. 


Una parte del espectro político nacional ha decidido un cordón sanitario sobre o contra una formación política a la que tildan de extrema derecha: Vox. No es importante quién, cómo sea y quién esté en Vox. Lo importante es que existe un acuerdo entre partidos para evitar la actividad y desarrollo de otro que está dentro de la ley. Un pacto entre el PSOE que gobierna en coalición con la izquierda comunista de Sumar y el grupo de independentistas que apoyan al Gobierno. Es grave que se busque la exclusión de un grupo político en el contexto nacional. Y muy peligroso que en democracia alguien crea que tiene facultad para fabricar fangos propios e inventar chapoteos ajenos para cercar a una parte de la sociedad, enfrentar a grupos y levantar muros entre españoles. En el Estado de derecho que tenemos, no hay licencia ni poder fuera del Estado para privar de derechos constitucionales a nadie. Ley. A palo seco. Aplicada a todos. También al gobierno.

            

El brote de un cordón sanitario tiene origen en motivos varios, ninguno aceptable dentro de la ley, pero, además, revela características ocultas que conviene advertir: Es síntoma de la condición no demócrata de quienes lo impone. Y consecuencia de dos circunstancias: Falta de convicción en tesis y principios ideológicos propios. Y miedo a perder en un examen-litigio público en controversia con otros. Frente al contraste de principios, ideologías, ofertas y razón, la imposición de fango, muro y verborrea. En vez de opinión libre con diálogo, deducciones y hechos razonados, sentimiento hereditario, vísceras en agallas, humores y aflicciones. Con ello, se busca y consigue, además del aislamiento sociopolítico de grupo, al que se priva de publicidad, la condena al ostracismo de un rival, al que se niega la oportunidad de contraste y debate.


Con discurso único, impuesto por los fabricantes del cordón sanitario, la libertad, claridad y limpieza propias del sistema político actual menguan, pueden quedarse en muy poco o desaparecen. En consecuencia, si se sigue como se ha iniciado y estamos, hay que esperar, y temer, lo que puede venir en el futuro: Ambiente y entorno hechos a medida del Gobierno. Sociedad más pobre y retrasada, entretenida y adormecida por los medios de comunicación con financiación pública o subvencionada. Ciudadanía silente domada. Casta política única, monolítica, copando puestos y aprovechando el fruto del trabajo y penurias de obreros y clase media. Una situación distinta a las habidas a lo largo de la historia, mezcla de Comunismo si éste aflora y evoluciona hacia adelante o atrás, Socialismo post socialdemocracia si sigue o mantiene parte de su esencia. Los restos del ‘sanchismo’, que ahora denuncia y combate parte de la oposición si, como medio de vida, sigue y sirve  con o después de Pedro Sánchez. Y lo nuevo en una sociedad nueva difícil de prever.


Es posible que a la vuelta de la esquina espere cualquier cosa: Pobreza, con pobres. Caciquismo con caciques. Populismo con o sin líderes del pueblo. Dictadura, con un dictador o varios de izquierda o extrema izquierda. Dura o blanda, una forma de convivencia que no es democracia. En el ágora, con miedo o sin él, de momento solo hay fango, muros y un cordón sanitario.  

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