Tras el visto bueno de EEUU, Francia, Polonia y Alemania para que Ucrania pueda atacar territorio ruso, Rusia ha advertido que ello implicará una "escalada impredecible del conflicto" y la visita confirmada por el Ministerio de Exteriores cubano de un destacamento naval ruso compuesto por tres buques y un submarino de propulsión nuclear, habría encendido las alarmas en el Pentágono al sobrevolar la sombra de la Crisis de los Misiles entre Kennedy y Jrushchov.
En este contexto geopolitico, Rusia estaría negociando instalar sus bases militares con Cuba, Venezuela, Singapur y Nicaragua con el objetivo inequívoco de ampliar el radio militar ruso y según lo expuesto a la agencia de noticias rusa Sputnik por el Jefe del Comité de Defensa de la Cámara Alta del Parlamento Ruso, Víctor Bóndarev “el establecimiento de una base militar rusa en Cuba en un contexto de aumento de las agresiones de EEUU, respondería a los intereses de seguridad Nacional”.
En consecuencia, dado que Estados Unidos mantiene intacto el anacrónico bloqueo sobre la Isla, es inevitable que surja en la Habana el desapego afectivo respecto a EEUU, vacío que será aprovechado por el hábil estratega geopolítico Putin para firmar un nuevo tratado de colaboración militar ruso-cubana (rememorando el Pacto Secreto firmado en 1.960 en Moscú entre Raúl Castro y Jruschov). El primer hito fue el despliegue en Cuba de un complejo móvil para la recepción de datos de satélites rusos, no siendo descartable la creación de una base de Radares en la abandonada base militar de Lourdes para escuchar cómodamente los susurros de Washington.
Asimismo, tras el visto bueno de EEUU para que Ucrania pueda atacar territorio ruso utilizando los misiles ATACMS estadounidenses, Rusia podría responder con el despliegue en Cuba de misiles Iskander M dotados de ojivas polivalentes así como misiles antiaéreos S-400, pudiendo revivirse la Crisis de los Misiles Kennedy-Jruschev (octubre, 1.962) y la posterior firma con Jruschov del Acuerdo de Suspensión de Pruebas Nucleares (1962).
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