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​Más empleo con empobrecimiento es malo

Es necesaria una intervención política en el modelo económico que apueste por la reindustrialización, como base para crear puestos de trabajo de calidad, estables y con salarios dignos
Eduardo Madroñal Pedraza
jueves, 20 de junio de 2024, 08:58 h (CET)

Dos noticias sobre una realidad extremadamente antagónica. Por un lado, los medios anuncian a todo trapo los datos publicados por el Ministerio de Trabajo, según los cuales “España ha sumado 220.000 nuevos empleos en mayo y se alcanzan los 2,3 millones de trabajadores inscritos en la Seguridad Social gracias al turismo”. Por otro lado, casi pasa desapercibido entre las noticias que se ha presentado un informe por la ‘European Anti-Poverty Network’ (EAPN, Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social) en el Congreso en Madrid sobre la situación socioeconómica en España. Ese estudio señala que casi la mitad de los españoles llega justa a fin de mes.


Más empleo con empobrecimiento es malo


La renta media sube, el empobrecimiento también


Según el informe presentado por EAPN, aunque la renta media está subiendo, también sube la tasa de riesgo de pobreza y exclusión social. En el último año aumentó un 0,5% y alcanza al 26,5% de la población. Estamos hablando de casi 24 millones de españoles que apenas pueden hacer frente a sus necesidades básicas cada mes. Y de ellas 12,7 millones de personas ni siquiera pueden llegar a cubrirlas.


Se ha incrementado el porcentaje de ciudadanos que sufren carencia material y social extrema, llega al 9% de la población y suman 4,3 millones. Entre ellos casi 2 millones de personas que “no son pobres ni viven en hogares con baja intensidad de empleo” sufren sin embargo también carencia material y social extrema. Unos 9,7 millones de personas viven con ingresos inferiores a 10.989 euros anuales, poco más de 900 euros al mes.


Dos sabias conclusiones del estudio


Una. El crecimiento de la renta media no es suficiente para mantener la capacidad de consumo de una gran parte de la población. O, dicho de otra manera, como viene diciendo Recortes Cero, cada año se crea mucha más riqueza, pero no se redistribuye. Una élite financiera y monopolista acapara la mayor parte de la riqueza que socialmente se crea mientras una mayoría de los ciudadanos nos empobrecemos.


Dos. El incremento de los precios energéticos, alimentos y vivienda es el principal responsable. Lo que traducido significa que para que los bancos tengan récord de beneficios hemos tenido que pagar 3.600 euros de media más por la hipoteca. Y que la salvaje subida de los precios de los alimentos se corresponde con el aumento de beneficios de los oligopolios que nos han hecho perder en los últimos años hasta 7.000 euros de poder adquisitivo a las familias.


Los datos sobre el empleo tienen dos caras


Una cara. De entrada, son una buena noticia: cada día trabajan más personas en España. Los 220.000 nuevos ocupados de mayo superan el promedio de los últimos diez años, sin tener en cuenta 2020, el año de la pandemia. Llegar a los 21,3 millones de trabajadores afiliados a la Seguridad Social, medio millón más que el año pasado, supone un récord histórico. Nunca antes, desde que hay registros, se había alcanzado esa cifra. Además, el número de parados registrados en las oficinas de empleo baja en casi 60 mil personas hasta los 2, 6 millones de parados, la cifra más baja desde 2008. Con una tasa de paro del 11,7%.


La otra cara. Hay otra cara que se oculta o minimiza. La mayor parte del nuevo empleo es aportado por el turismo y la hostelería. En concreto la hostelería aporta más de la tercera parte, el 38%. No es casualidad que la comunidad autónoma donde más ha crecido el empleo sea Baleares, nueve veces más que la media española. Turismo y hostelería dibujan un marco laboral de precariedad y bajos salarios. Tampoco es casualidad que el poder adquisitivo de los salarios en los últimos tres años se haya recortado un 3,6%.


Es cierto que cae la temporalidad, el 43% de los contratos firmados el mes pasado fueron indefinidos. Pero también que esos contratos encierran un alto nivel de precariedad. De los 576.080 contratos indefinidos de mayo, solo el 39,5% fueron a tiempo completo, mientras que el 37,8 fueron fijos discontinuos y el 22,7% a tiempo parcial.


Y en tercer lugar la tasa de paro del 11,7% sigue siendo muy alta. Casi el doble de la media europea situada en el 5.9%. Una tasa que en el caso de los trabajadores menores de 25 años se dispara hasta el 27,4%, la más alta de la UE.


Incluso los sindicados mayoritarios, CCOO y UGT, aunque coinciden con la valoración del gobierno, advierten no solo de que el paro estructural sigue siendo un serio problema sino de la situación de los parados de larga duración: 4 de cada 10 desempleados llevan más de un año en el paro, y 1 de cada 4 buscan trabajo desde hace más de 2 años.


España es líder en Europa en paro


Bueno, es líder no solo en paro sino también en precariedad y en bajos salarios. Esa es la otra cara del empleo que juega un papel determinante en nuestras vidas y que tiene una base estructural. Como dicen destacados expertos: “nuestro modelo económico depende excesivamente de sectores poco resilientes frente a la destrucción de empleo como la construcción, el turismo y la hostelería…” (Miguel Basterra, profesor del departamento de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Alicante).


Por eso es necesaria una intervención política en el modelo económico que apueste por la reindustrialización, como base fundamental para crear empleo de calidad, estable y con salarios dignos.

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