Imagen de archivo de migrantes en un centro de detención en Libia. La condiciones en las que se encuentran miles de quienes aspiran llegar a Europa después de penosas travesías por el desierto del Sahara son insalubres, con violación de derechos humanos y riesgo de deportación y muerte. Imagen: Alessio Romenzi / Unicef
GINEBRA – Mientras Libia sigue asolada por una “profunda inseguridad”, los migrantes y refugiados que llegan a ese país son víctimas de muertes, torturas y malos tratos “a gran escala y con total impunidad”, denunció este martes 9 el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk.
Ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en esta ciudad suiza, Türk denunció la persistencia de “trata, tortura, trabajos forzados, extorsión, hambre, en condiciones de detención intolerables, expulsiones masivas y venta de seres humanos, incluidos niños” en el país norafricano. Esos abusos se cometen cuando los solicitantes de asilo se encuentran en manos de actores estatales y no estatales “a menudo en connivencia”, en todo el territorio, particularmente en las fronteras, y en situaciones de detención arbitraria.
Libia, de 1,75 millones de kilómetros cuadrados -gran parte en el desierto del Sahara- y siete millones de habitantes, constituye un punto de destino y tránsito de migrantes, que en diciembre de 2023 ascendían a más de 706 000, la mayoría de ellos habiendo entrado por vía terrestre a través de Egipto, Níger, Sudán o Chad.
El país, rico en petróleo, está desgarrado por conflictos con fuerzas armadas rivales en el este y oeste, desde que en 2011 una sublevación produjo el derrocamiento y posterior asesinato de su gobernante durante cuatro décadas, Muammar Gadafi.
Türk expuso que Libia “se encuentra en una encrucijada y plagada de una profunda inseguridad. La gente sigue soportando la miseria de las dificultades económicas, unida a la exclusión política”. Su posición geográfica ha favorecido su utilización por los traficantes que, a menudo en frágiles botes, trasladan hacia Europa a migrantes y refugiados -provenientes sobre todo de África-, en peligrosas travesías a través del mar Mediterráneo.
Usualmente las autoridades libias detienen a los migrantes, los ubican en campamentos –en condiciones insalubres y donde se violan derechos humanos- y sus guardacostas se activan para interceptar los botes que zarpan rumbo a Europa.
En los centros de detención de Bir el-Ghanam y Assa, en el oeste de Libia cerca de la frontera con Túnez, la oficina de Türk confirmó “casos de tortura y malos tratos, ejecuciones extrajudiciales, trata de seres humanos, trabajos forzados, extorsión y otras formas de malos tratos”, según su reporte. También se expulsa a migrantes hacia otros países africanos. Existen acuerdos con la Unión Europea para tratar de contener la migración ilegal desde las costas libias.
Desde abril de 2023, los servicios de seguridad libios han llevado a cabo detenciones masivas y expulsiones colectivas de miles de personas, incluidas personas con visados válidos, según el informe que presentó Türk.
Las expulsiones masivas tuvieron lugar cuando la Unión Europea y sus Estados miembros ejercieron “una presión cada vez mayor” para frenar la migración en el Mediterráneo. Muchos ya habían sido expulsados del vecino Túnez.
Según la oficina de Türk, se ha intensificado “un conjunto sistemático de interceptaciones armadas en tierra y mar, de devoluciones forzosas al margen de cualquier procedimiento regular”.
En ese contexto se descubrió en marzo pasado una fosa común en el oeste de Libia que contenía “al menos 65 cadáveres que se presume eran inmigrantes”, dijo el alto comisionado.
“Por si fuera poco, estamos siguiendo los informes de otra fosa común descubierta recientemente en el desierto en la frontera entre Libia y Túnez”, agregó Türk.
Expuso que esos abusos generalizados “se producen en un momento en el que el discurso de odio y los actos de racismo contra los inmigrantes” están aumentando en Libia, incluidas campañas de desinformación en línea que abogan por la expulsión de todos los africanos subsaharianos”.
Sobre el terreno, los abusos no parecen disuadir a los migrantes y refugiados de utilizar Libia como punto de cruce para llegar a Europa.
Durante el período que abarca el informe de Türk (abril de 2023 a abril de 2024), más de 2400 personas murieron o desaparecieron al intentar cruzar el Mediterráneo central, “lo que representa una pérdida de vidas insoportable”. De ellos, al menos 1300 habían partido desde las costas de Libia. “Pido a cada uno de nosotros que reflexionemos sobre esta trágica y continua pérdida de vidas, y las muertes de tantos migrantes y refugiados en las peligrosas rutas a través del desierto del Sahara hasta la costa”, dijo Türk ante los embajadores de los 47 Estados de la ONU que integran el Consejo de Derechos Humanos.
Solicitó, finalmente, que se revisen los acuerdos pactados con Libia sobre la materia y que si es necesario se suspenda la cooperación en materia de asilo y migración con las autoridades implicadas en violaciones de derechos humanos.
A-E/HM - Fuente: IPS
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