La película es interesante porque permite comprobar que un buen director de fotografía como Adefarasin y unos actores solventes como Guy Pierce, Claes Bang, Vicky Krieps y August Diehl no bastan.
Que el director y guionista de esta película es un novato salta a la vista y al oído, tras las casi dos horas de esta película que cuenta una historia real. Dan Friendkin es el nombre de este norteamericano con mucho dinero, dueño de Imperative y de Neón, dos productoras y distribuidoras poderosas, propietario de la Roma, el equipo de fútbol que fichó a Mourinho.
Multimillonario de 55 años, Friendkin tiene en su despacho una de las dos versiones del cuadro Cristo con la mujer adúltera atribuido a Vermeer, y del que solo se conocían descripciones. Esos cuadros los había pintado el holandés Han Van Meegeren, que vendió uno de ellos al nazi Göering por el equivalente a 8 millones de euros. Jonathan Lopez lo contó en un libro y tres guionistas lo han adaptado para Friendkin. Esos guionistas no son muy prolíficos pero habían firmado en comandita las adaptaciones de una novela de P.D. James (gran película, Hijos de los hombres, de Cuarón) y del libro de Ambrose (gran miniserie, Hermanos de sangre, de Spielberg y Hanks).
La película cuenta una historia apasionante, pero la cuenta mal: dramáticamente hablando es como un pollo sin cabeza. Va dando tumbos para picotear (sin cabeza es difícil, lo sé) en demasiados asuntos apasionantes: nazis dedicados a la rapiña, falsificadores de arte, depuración tras una guerra, familias divididas, justicia y odio, vuelta a la paz, oficial holandés judío que persigue a colaboracionista que se lucraron a costa de los nazis… Y cuando los aborda lo hace de una manera superficial y falta de intensidad.
Los personajes no están bien construidos y resultan distantes, difusos, librescos, artificiales y envarados. La película es interesante porque permite comprobar que un buen director de fotografía como Adefarasin y unos actores solventes como Guy Pierce, Claes Bang, Vicky Krieps y August Diehl no bastan.
Ficha Técnica
Dirección: Dan Friendkin, Guión: Mark Fergus, John Orloff, Hawk Ostby, Intérpretes: Guy Pearce, Adrian Scarborough, August Diehl, Vicky Krieps, Claes Bang, Roland Møller, Olivia Grant, Fotografía: Remi Adefarasin Montaje: Victoria Boydell Música: Johan Söderqvist Duración: 117 min. EE.UU. (The Last Vermeer), 2019
CONSIDERACIONES FINALES:
El último Vermeer es una cinta que nos da cuenta y nos narra las peripecias, las contingencias y las dificultades que tuvo en medio de la segunda guerra mundial: un traficante de obras de arte y falsificador de las obras originales como fue el holandés Han Van Meegeren para convencer y vender obras de arte no originales y/o auténticas a los Nazis como fue el caso de Göering jerarca nazi que le compró una obra por millones de marcos equivalente a 8 millones de Euros, y resulta que el engañado y timado ya No fue el artista y pintor sino el propio Nazi que compró una obra que no era auténtica, la trama toma fuerza en la posguerra por la cacería de colaboradores neerlandeses del régimen Nazi entre ellos el pintor Holandés, que apoyado en un ex oficial holandés judío y un hábil abogado, logró salir airoso del juicio para encarcelarlo por piratería y tráfico de obras de arte, demostrando en el juicio que la obra presentada era apócrifa y falsa, aunque al final y luego de visitar al artista y este le agradece su intervención clave al oficial, el mismo lo critica y lo pone en evidencia hasta que lo deja y terminan por separarse.
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