Las numerosas incógnitas nos abruman desde las primeras edades, con los años parecen incrementarse, las cosas se complican. Nos centramos en las inquietudes personales, apenas tenemos arrestos para enfrentarnos a los desarreglos colectivos. Hemos de funcionar con todos los recursos disponibles, los naturales y cuantas aportaciones se produjeron en las sucesivas generaciones. Es un BAGAJE expuesto a las experiencias diversas de un público heterogéneo. Compuesto de valores asumidos, de conocimientos, de errores e incoherencias. La manera de comprenderse y enlazar con el resto de individuos es una cuestión abierta, y en consecuencia, sin fijaciones intempestivas incomprensibles.
Se constituye una marejada heterogénea, de oleadas enormes u olas suaves, en relación con los momentos, las zonas afectadas y los flujos de gente implicados. No obstante, una de las trayectorias que pudiéramos calificar de mayoritaria, ha sido adoptada con mayor frecuencia a lo largo de la evolución histórica. Tiene su lógica el comienzo por el RECONOCIMIENTO de las circunstancias basales con toda la serie de elementos implicados, sin esa primera detección se enturbia el verdadero progreso. Después entra en consideración el grado de conocimiento accesible, nunca total y no siempre bien aprovechado. La comprensión de esa situación evolutiva se convierte en una noble aspiración.
Aunque los tiempos permiten apreciaciones controvertidas. En la actualidad, gran parte de las actuaciones parecen seguir de forma incomprensible la dirección contraria. Como una especie de inspiración fantasiosa, quizá diabólica, se ha implantado una comprensión PRETENCIOSA, fruto de teóricos ensimismados o de poderosos intratables. Promueven una supuesta sapiencia desde sus ínfulas sin fundamentos contrastados. Los conocimientos deberían adaptarse a esa normativa superior, tergiversando cuantas informaciones fueran necesarias. Así las cosas, los discrepantes no sólo quedarían orillados, sino utilizados al servicio de los dictámenes tendenciosos surgidos de dichos entes.
Esa actitud reforzada en la sociedad vertiginosa en la que nos movemos, repercute de manera bien visible en los diversos sectores de la actividad comunitaria. Las mascaradas organizadas por los medios propagandísticos, no logran esconder esa colocación del reconocimiento de las bases en el último tramo y al servicio de los empoderados. Se menosprecia a los elementos constitutivos basales, especialmente se pone de manifiesto con la PERSONA, queda ubicada en el último escalón. Como demostración, será suficiente echar una ojeada a las tramas políticas, institucionales, sanitarias, grandes empresas e incluso empresas públicas; la persona siempre sometida a esas directrices.
La misma profusión de datos en forma de publicaciones o mensajes mediáticos a través de las diversas redes, ejerce como un importante factor de confusión. Las estructuras sociológicas están saturadas de interpretaciones teóricas e incluso de elucubraciones sin fundamentación contrastada. El supuesto apoyo cultural aporta gran número de posibilidades, aunque con su globalización delimita una notable carencia a la hora de traducirlos en las vivencias INDIVIDUALES. La exigencia de esa traducción adaptada al individuo, exige una dedicación laboriosa. El sentirse involucrado en una cultura requiere prestar la suficiente atención apreciativa por parte de los interesados; sin esa base, sólo serán arrastrados por la movida general.
Vemos con excesiva frecuencia el acoquinamiento de la identidad individual al tropezarse con la ingente realidad de los logros culturales; sobre todo, cuando tratamos con aquellos asumidos por los sectores dominantes de una determinada sociedad. Hasta cierto punto es un desencuentro lógico, la inmensidad de una cultura sobrepasa los alcances receptivos de los sujetos concretos. Ese plegado del individuo al grueso de la trama cultural no deja de ser una tara perniciosa. De donde cobrará interés la orientación en contrario, la de preconizar la cultura ESTIMULANTE de la implicación de las personas. El desequilibrio a favor del ente global acumula obstáculos para la vitalidad de cada sujeto.
Cada generación presume de sus incrementos en el acervo cultural en sus múltiples sectores; suelen mencionarse menos los olvidos o las pérdidas generadas. Con el enfoque primordial hacia los experimentos y la pragmática cotidiana. Esas actitudes devienen en un lamento general debido a los muchos aspectos descuidados, las bondades, el respeto, los afectos, entre los más echados en falta; nos abocan a la añoranza de una cultura CUALITATIVA de mayor hondura humana. Despreocupados de las cualidades inherentes a los seres vivos, los augurios no señalan nada bueno, queda el paso libre a las tecnologías y las fuerzas dominantes, que no cuentan con ningún tipo de escrúpulos.
Ha habido una suerte de engreimiento cultural, ceñido sobre todo a los avances tecnológicos; provocan un desinterés progresivo referido a las esferas de la sensibilidad y actividades humanas. La mediocridad acomodaticia acaba instalada en los diferentes sectores sociales, quedando a expensas de los numerosos logros; promueve el falseamiento de la realidad, integrada también por otras áreas no incluidas en esas mejoras. Se requiere un mayor grado de atención y el esfuerzo consiguiente, para expandir la cultura a los niveles de EXCELENCIA en el conjunto de los ámbitos vitales, el trato, las labores habituales bien hechas, con la orientación de mejorar la existencia. El conformismo inapropiado nos embrutece.
Las soluciones idóneas se muestran esquivas. Muchos pensadores geniales nos alertaron del sino humano en torno a los aprendizajes y adquisición del conocimiento. Los nuevos hallazgos no son soluciones definitivas, detrás de cada descubrimiento, brota una floración de incógnitas novedosas e insospechadas. Alejados del mencionado engreimiento, es abrumadora la profundidad de los enigmas envolventes. Sentada la base de las carencias y limitaciones cognitivas, quedan fuera de lugar las posturas fatuas y excluyentes. Necesitamos insuflar a las aportaciones culturales la inquietud del aire INQUISITIVO de la búsqueda permanente, con la implicación decidida, para no ceder en el empeño.
La superación de los niveles culturales no responde a una mera suma de adquisiciones, el entramado es complejo, exige implicaciones de diverso calado; sobre todo, relacionados con el factor de su dinamismo con ramificaciones evolutivas simultáneas. La adaptación ha de tener un flujo permanente, y por ello, el CULTIVO de sus pormenores, incesante; en una impresionante muestra de la diversidad.
La inestabilidad de sus diversas versiones aporta una enorme riqueza de matices; el intento de acotarlas es utópico. Los horizontes permanecen abiertos hacia esferas infinitas. En este asunto, el carácter UNIVERSAL es compatible con los elementos diferenciados insustituibles. Una verdadera paradoja liberadora frente a las pretendidas coacciones de los iluminados, aunque exigente para quienes se sientan involucrados.
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