El pasado Junio y en estas mismas páginas al final de uno de mis artículos afirmaba que un nuevo partido de extrema derecha ha nacido en España, el Partido Judicial Español. Y los hechos me están dando la razón, una facción mayoritaria de los togados de la cúpula judicial, sin haber pasado por las urnas, se han constituido en juez y parte para ir contra los poderes legislativo y ejecutivo. La reciente Ley de Amnistía es la excusa bajo la que esconden su odio y su ira contra el independentismo catalán y el gobierno socialdemócrata de Pedro Sánchez. En las Facultades de Derecho, al menos antes, incluso durante el franquismo, enseñaban que la labor de los jueces es la aplicación de las leyes emanadas aprobadas por los legisladores, la interpretación de su validez, en cualquier estado democrático, corresponde al Tribunal Constitucional, y a nadie más.
Pero una parte del estamento judicial español no lo interpreta de esta manera. Ya antes de estar aprobada la ley de amnistía un grupo de jueces, vestidos con su uniforme de trabajo, la toga, se manifestaron contra la misma, también lo hicieron los políticos del PP, con sus altavoces mediáticos de la Brunete Mediática, y hasta algún barón descarriado de la socialdemocracia del PSOE, como García-Page, nuevo Quijote manchego contra los molinos de viento de la independencia catalana. Todos juntos en unión defendiendo la bandera de la santa tradición, como dice la letra del Oriamendi, himno de la carcundia carlista. Todas sus amenazas no han sido en vano, y aunque en algunos casos la amnistía ha venido aplicándose, incluso a quienes ni la querían ni la merecen, como los “piolines” que, al grito de “a por ellos” acudieron eufóricos, tal vez demasiado, a apalear a quienes tan sólo deseaban expresar su deseo de independencia en las urnas. En la primera tacada de amnistiados los policías ganaron por goleada, de 74 amnistiados 50 eran miembros de las fuerzas del orden público.
Pero cuando la amnistía llega a las piezas de “caza mayor”, Puigdemont, Junqueras, Comín y algunos otros, los jueces del Supremo sacan todo su armamento, en lugar de misiles usan su libre albedrío de interpretación de la ley viendo beneficio particular donde no lo hubo para alargar la aplicación de la misma. En una maniobra dilatoria su señoría Marchena ha enviado la ley al Tribunal Constitucional sacando de debajo de las puñetas de la manga de su toga un “golpe de estado” que, es lo que según él ocurrió el 1-O. Un hecho que tan sólo ocurrió en las mentes calenturientas de la acusación particular, permitida por los jueces y llevada a cabo por VOX, y de unos fiscales a los que la sentencia dejó con el culo al aire, destrozando las acusaciones de rebelión que mantenía la fiscalía porqué no hubo ninguna violencia en los hechos juzgados, condenando por sedición a los acusados de rebeldes. Ahora Marchena debe haber olvidado aquella sentencia y la calificación de aquellos hechos para en su interlocutoria ante el TC tener la osadía de hablar de “golpe de estado” donde, en realidad, el único hecho punible es un delito de desórdenes públicos. Pero mientras el TC decide si la ley es constitucional o no lo es, Puigdemont, si viene como ha prometido una vez más, podría ser detenido a pesar de la Ley de Amnistía.
También otro conocido juez, García-Castellón, intentó poner trabas a la amnistía sacándose del arco de triunfo una acusación de terrorismo contra los imputados en la causa del “Tsunami democrático”, pero se ha tenido que tragar el sapo de una acusación sin fundamento por un error de principiante en su trabajo. Se pasó de plazo en solicitar una ampliación de plazo para seguir con la causa y ha visto su “gozo en un pozo” y cómo quedaban amnistiados aquellos a los que él, sin más fundamento que sus deseos, acusaba de terroristas. Esperamos que al juez Aguirre, que ve complots ruso-catalanes por todos lados, le pase lo mismo que a su colega de la Audiencia Nacional y se quede con la miel del triunfo de su law fake en los labios.
La casta jurídica de estas señorías franquistas y fieles a los deseos de sus amigos de los partidos de la derecha extrema y la extrema derecha está erosionando la democracia española mientras el PSOE, desde el poder, ha estado mirando hacia otro lado y tan sólo ha respondido cuando el “a por ellos” han visto que eran “ellos” los socialistas. Hay que pedir a la socialdemocracia que ahora que está en el poder aproveche el tiempo que le queda y haga una verdadera política de izquierdas, ya han visto que intentar ser conciliadores con la derecha es como echar margaritas a los cerdos, no sirve para nada, porque Feijóo y sus mesnadas tan sólo aspiran al poder para poder hacer lo de siempre, bajar impuestos a los ricos y servicios públicos a los más necesitados, y si de paso cae alguna comisión al bolsillo miel sobre hojuelas.
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