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​¿Fueron los fariseos tan malos como aparecen en los Evangelios?

La clave para entender esta narrativa es leerla dentro de su contexto histórico y literario
Llucià Pou Sabaté
martes, 3 de septiembre de 2024, 11:28 h (CET)

En los Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos, y Lucas) hay imprecaciones contra los fariseos como hipócritas; pero también en el Evangelio de Juan vemos que son –excepto algunos como Nicodemo- la causa de la no aceptación y la muerte de Jesús. Esta visión a menudo negativa los describe como hipócritas y legalistas. Sin embargo, es importante considerar varios aspectos históricos y teológicos para tener una visión más completa y matizada de los fariseos.


1. ¿Quiénes eran los fariseos?


Los fariseos eran un grupo religioso y social influyente en el judaísmo del Segundo Templo, que existió aproximadamente entre el 150 a.C. y el 70 d.C. Defendían una estricta observancia de la Ley de Moisés y la tradición oral, que, según ellos, interpretaba y complementaba la ley escrita. Tenían una gran influencia en las sinagogas locales y en la vida diaria de los judíos, ya que promovían la santidad y la pureza ritual en todas las esferas de la vida.


2. La relación con Jesús y los primeros cristianos


En los Evangelios, Jesús critica a los fariseos por varias razones, incluyendo su hipocresía (decir una cosa y hacer otra), su enfoque en las tradiciones humanas sobre los mandamientos divinos, y su tendencia a juzgar a los demás sin tener en cuenta la misericordia. Estas críticas se encuentran en pasajes como Mateo 23, donde Jesús pronuncia una serie de "¡Ay de vosotros!" contra los fariseos y escribas.


No obstante, estas críticas se entienden mejor en su contexto. Jesús, como judío, compartía muchas creencias y prácticas con los fariseos, pero discrepaba en ciertos enfoques, especialmente en lo que él percibía como una exageración del legalismo a expensas del amor y la justicia. Es posible que Jesús se dirigiera principalmente a ciertos fariseos o a ciertas actitudes farisaicas, y no necesariamente a todos ellos.


Pero además la visión negativa de los fariseos en los Evangelios pudo estar influida por la experiencia temprana de persecución y las tensiones crecientes entre las primeras comunidades cristianas y el judaísmo tradicional hacia los años 60-70 d.C. Es muy probable que estos factores contribuyeran a la manera en que los escritores evangélicos retrataron a los fariseos, generando una imagen que refleja no solo los hechos históricos, sino también las tensiones religiosas y sociales del momento.


Hacia el final del siglo I, las tensiones entre cristianos y judíos aumentaron notablemente. Al principio, los seguidores de Jesús eran vistos como una secta dentro del judaísmo, pero con el tiempo las diferencias teológicas, en especial sobre la figura de Jesús como Mesías, provocaron rupturas más profundas. En este contexto, los fariseos, quienes gradualmente asumieron un liderazgo mayor dentro del judaísmo tras la destrucción del Templo en el 70 d.C., se convirtieron en una fuerza opositora a las comunidades cristianas, quienes estaban tratando de establecer su identidad separada.


Es probable que algunos fariseos participaran activamente en la persecución de los cristianos, como se refleja en el Nuevo Testamento, donde Saulo (Pablo, antes de su conversión) es un fariseo comprometido que persigue a los primeros cristianos (Hechos 9:1-2). Este tipo de experiencias de conflicto y persecución debió influir en la manera en que las comunidades cristianas recordaban y caracterizaban a los fariseos.


3. Diversidad entre los Fariseos


Es importante señalar que el movimiento fariseo no era monolítico. Había diversidad de opiniones y prácticas dentro del grupo. Algunos fariseos, como Nicodemo (Juan 3) y José de Arimatea, son presentados de manera positiva en los Evangelios. También, el apóstol Pablo, antes de su conversión, se identificaba como fariseo y, después de convertirse al cristianismo, continuó identificándose con aspectos de la tradición farisaica (Hechos 23:6, Filipenses 3:5).


4. El Proceso de escritura de los Evangelios


Los Evangelios no se escribieron inmediatamente después de la vida de Jesús, sino que surgieron varias décadas después. Para cuando se redactaron, las comunidades cristianas ya se encontraban en un entorno hostil, tanto por la presión del Imperio Romano como por la creciente separación del judaísmo oficial, liderado en parte por los fariseos.


El proceso de escritura de los Evangelios pudo haber amplificado ciertas críticas de Jesús hacia los fariseos, dándoles un matiz más absoluto de lo que originalmente pudo haber sido. Esto es lo que expresa el adagio latino "ad unum dicent omnes" ("lo que se dice a uno, se dice a todos"), que sugiere que una crítica dirigida a un subgrupo o una persona se extrapola a un grupo más amplio. Así, las palabras de Jesús contra algunos fariseos que mostraban actitudes hipócritas o legalistas podrían haber sido generalizadas a todos los fariseos en los textos evangélicos.


La literatura religiosa a menudo emplea un lenguaje fuerte y retórico para enfatizar las diferencias entre "nosotros" y "ellos". En el caso de los Evangelios, se podría haber exagerado la imagen negativa de los fariseos para resaltar el mensaje ético y teológico que Jesús promovía, particularmente el énfasis en la misericordia, el amor y la justicia por encima de la ley ritualista.


Dado que los cristianos estaban tratando de distanciarse de la estructura judía establecida, que era vista como demasiado centrada en las reglas y las tradiciones, los fariseos, como defensores de la Ley, se convirtieron en el blanco fácil para marcar esa diferencia. De esta forma, las críticas de Jesús, que originalmente pudieron haber sido puntuales o destinadas a corregir ciertos excesos, terminaron presentándose en los Evangelios de manera más sistemática.


5. El contexto Post-Templo: Fariseos como líderes del judaísmo Rabínico


Después de la destrucción del Templo de Jerusalén, los fariseos fueron clave en la reconstrucción espiritual del judaísmo. Mientras que los saduceos, que estaban más ligados al culto del Templo, perdieron relevancia, los fariseos lograron adaptar la religión judía a la nueva realidad sin templo, basándose en la ley y las sinagogas.


Este liderazgo fariseo en el judaísmo post-templo coincidió con el creciente distanciamiento entre judíos y cristianos. En este contexto, las críticas de los Evangelios hacia los fariseos podrían haber sido vistas como una respuesta a la autoridad creciente de los fariseos en la vida judía y su oposición al cristianismo naciente.


6. Lectura crítica y contextual. Fariseos en la Historia


Desde una perspectiva moderna, es importante leer los Evangelios entendiendo este contexto histórico y literario. Los Evangelios reflejan tanto las enseñanzas de Jesús como las tensiones y desafíos que enfrentaban las primeras comunidades cristianas. Reconocer que algunas representaciones pueden estar influidas por las circunstancias del conflicto no significa que carezcan de valor teológico, sino que ayuda a evitar una interpretación rígida o estereotipada de los grupos religiosos de la época.


Después de la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70 d.C., el movimiento fariseo fue la base para lo que hoy conocemos como judaísmo rabínico. Esta tradición ha preservado muchos de los elementos que los fariseos consideraban esenciales, como la interpretación de la Ley y la importancia de la vida comunitaria en la sinagoga.


7. Conclusión: ¿hipocresía o una visión parcial?


La hipocresía farisaica, tal como se presenta en los Evangelios y como ha pasado al diccionario de lengua española, es real en el sentido de que cualquier grupo religioso o ideológico puede caer en la trampa de enfatizar las normas y tradiciones a expensas del espíritu de esas normas. Sin embargo, reducir a todos los fariseos a la etiqueta de "hipócritas" es simplificar demasiado un grupo diverso y dinámico. La mayoría de los fariseos, al igual que cualquier grupo religioso, probablemente estaban sinceramente comprometidos con su fe y con lo que creían que era la voluntad de Dios.


Si bien los fariseos son retratados de manera crítica en los Evangelios, la realidad histórica es más compleja. Los fariseos fueron un grupo influyente en la vida religiosa y social judía, y aunque algunos pueden haber actuado con hipocresía, muchos otros eran sinceros en su fe y prácticas. Es importante leer los Evangelios entendiendo este contexto y evitando generalizaciones que no capturen la diversidad y las intenciones de este grupo.


La visión negativa de los fariseos en los Evangelios está influida por una combinación de factores históricos, como la persecución cristiana y las tensiones teológicas del siglo I, y por el propio proceso de transmisión y redacción de los textos.


Todo ello contribuyó a la creación de una imagen un tanto exagerada de los fariseos como hipócritas. La clave para entender esta narrativa es leerla dentro de su contexto histórico y literario, reconociendo que los fariseos, como grupo, tenían tanto aspectos positivos como negativos, y que no todos compartían las actitudes que Jesús criticó.

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