Una ducha fría me sentaría bien, el agua es sinónimo de salud… bajo la ducha me dan ganas de cantar ópera, como si fuese una mujer muy alegre y culta.
Me gustan las amapolas, en esa flor tan simple se esconden muchos secretos de cosas que desconocemos… esto no es más que una reflexión simple. Esas amapolas me dicen que Dios existe, que los ateos son poco inteligentes ya que ni observándolas se dan cuenta de ello. La vida debería ser maravillosa, el amor debe ser nuestra bandera, quien ama, no debe caer en el ateísmo.
La noche llegará pronto, hay rayos y truenos sobre la ciudad y la vida se hace dentro de las casas. Llueve a mares… esa lluvia es maravillosa para mí, me dice que cambiará el color de las cosas. Que la raza humana tendrá un prometedor futuro lleno de luz.
Cuando llueve el cielo se pone gris, pero es de noche y está todo muy negro. Oscuridad absoluta… voy poco a poco aprendiendo a amar la ausencia de luz… esas sombras que guardan tanta historia para mí en los claroscuros que se dibujan en las paredes pintadas del más puro blanco.
Así que entre la ducha y la lluvia que cae puedo decir que mis necesidades están cubiertas. Que daré gracias a Dios, porque me sobra el agua, que además de mantenerme limpia, me hará caer en los charcos de la felicidad.
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