Por desgracia tengo que reconocer que acertamos de pleno quienes pronosticábamos las derivas antidemocráticas de todo orden que iban a producirse si Pedro Sánchez llegaba al poder. Y lo peor es que está dispuesto a que España sea una nación en la que la Constitución que nos dimos los españoles en 1978, sea un papel mojado. Vamos con toda seguridad a una situación insostenible en la que la nefasta arrogancia de este mal gobernante haga imposible la convivencia en paz. Como se ve acorralado por sus disparatadas políticas y situación familiar, se planta ante el atril y lo mismo promete (hace pocos meses) 184.000 viviendas protegidas, en lo que no tiene competencias y además no se ha construido ninguna. Ahora hace otra promesa sobre viviendas, sin competencias. Promete 43.000 -ni una menos- y de paso hace un panegírico sobre las bicicletas, ese “fantástico medio de transporte”, para lo que promete repartir “a su manera” 40 millones de euros. Pero el prefiere (al menos es esa mi impresión) viajar en Falcon, para todos sus asuntos públicos o privados, con un coste de un millón de pesetas por hora de vuelo. Para terminar este escrito, se ha lucido descorbatado, sin prensa, protección ni protocolo alguno, dándole un paseo por los jardines de la Moncloa, al venezolano Edmundo González, sin reconocerle siquiera su condición de ganador en las últimas elecciones. Menos mal que no le obligó a colocarse el collar y la correa que, según dicen, le sugirió Zapatero.
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