Quizás a muchos nadie les recuerde: desaparecidos en guerras salvajes, perdidos en territorios inhóspitos, personas de vidas solitarias sin nombre ni apellidos, niños descubriendo la vida que alguien cerró sus ojos.... Estamos llegando a noviembre, tiempo, socialmente asignado para dedicar algunos minutos a los que se fueron en familia.
Quisiera en este pequeño saludo, RECORDAR a todos que YA NO EXISTEN o NO EXISTIERON, para esta sociedad tan insensible en la que vivimos.
Quisiera RECORDAR, igualmente a mis familiares y amigos a los que el tiempo, también insensible, hace en muchos casos olvidar.
Seguro que mi SEÑOR, mi DIOS, os ha recogido a todos, os llama todos los días, para, SONRIENDO, saludaros y daros a entender que estáis en casa, EN SU CASA.
Jesús, María, Madre, prepararles un pequeño ágape en recuerdo de todos los que todavía estamos esperando vuestra llegada.
¡Hermano Rafael!, San Rafael Arnaiz, con tu sonrisa permanente, diles que no se sientan solos; acompáñalos y diles que somos una misma familia, la que el INFINITO, llamado DIOS DE TODOS, creó PARA SER FELICCES.
En estos días os recordaremos, espero que con cariño, un poco triste pero con cariño y a los que no sabemos que fue de ellos, quiero REGALARLES LA SONRISA MÁS GRANDE DE LA ESPERANZA.
¡FELIZ ETERNIDAD!
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