La pregunta "¿Puede uno ser plenamente humano sin sufrir tragedia?" nos lleva a reflexionar sobre la naturaleza de la vida, el sufrimiento y la conciencia. Anthony De Mello, en su obra Despierta.
Para De Mello, el origen del miedo, y por ende de todo mal, proviene de la ignorancia de nuestra propia naturaleza. "Del miedo viene todo lo demás", nos dice, pero este miedo no está dirigido principalmente a la muerte, sino a la vida misma. El temor a la muerte es el reflejo de un miedo más profundo: el de no haber vivido de manera auténtica. Aquellos que temen a la muerte, en realidad, temen a la vida. Por el contrario, quienes están verdaderamente vivos, despiertos y conscientes, no ven la muerte como una tragedia, sino como un proceso natural, incluso maravilloso.
El despertar espiritual, en la visión de De Mello, es precisamente la liberación de la creencia en la tragedia y la injusticia. En este sentido, un autor estadounidense citado por De Mello afirma: "El despertar es la muerte de la creencia en la injusticia y la tragedia". Esta frase revela una transformación profunda de la perspectiva: lo que para una oruga es el fin del mundo, para un maestro espiritual es simplemente el nacimiento de una mariposa. Así, la muerte no es un final trágico, sino una resurrección continua. Este proceso no es un evento que sucederá en el futuro, sino algo que ocurre constantemente. La verdadera vida implica "morir al pasado" a cada momento, para poder resucitar y vivir plenamente en el presente.
Este concepto de resurrección constante desafía nuestra visión tradicional de la vida y la muerte. Vivir plenamente, según De Mello, es estar en un estado de constante renovación, de muerte y resurrección. Es un proceso de liberación, de desprendimiento de lo que ya no sirve, para abrazar lo nuevo. En palabras del autor, "una persona plenamente viva es alguien lleno de muerte", pues en cada momento estamos dejando atrás lo viejo para renacer de nuevo.
El mensaje de De Mello también tiene una dimensión social y espiritual. Según él, los místicos, santos y maestros espirituales a lo largo de la historia han intentado despertar a la humanidad. Para De Mello, los verdaderos males del mundo—el hambre, la guerra, la violencia—son síntomas de una humanidad que está dormida, atrapada en la ignorancia y el miedo. El mayor mal no es la tragedia externa, sino la falta de conciencia, la incapacidad de despertar a la verdadera naturaleza de la vida.
En última instancia, el llamado de De Mello es un despertar profundo, una vida vivida en plena conciencia, donde la muerte y el sufrimiento no son tragedias, sino oportunidades para renacer y vivir con mayor plenitud. Solo al dejar atrás nuestras creencias limitantes, nuestro apego al pasado y nuestro miedo al futuro, podemos experimentar la vida en su totalidad. Y solo entonces, la tragedia, tal como la entendemos, desaparece.
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