La Dana, que desgraciadamente está asolando parte de nuestra querida España en estos días, ha dejado al descubierto, sin ningún género de dudas, que en nuestra patria hay tres grupos humanos: 1. El mayoritario que lo forman muchísimas personas generosas y solidarias y, al mismo tiempo, dos grupos minoritarios, que son todo lo contrario: 1. El de los delincuentes habituales y 2. La casta progresista.
En el grupo mayoritario están los componentes del Ejército, de la Guardia Civil y de la Policía Nacional y Local, además de los que forman parte de las asociaciones culturales y recreativas y quienes actúan ocasionalmente a título individual. El ejemplo que están dando es para ponerlos en un pedestal.
El grupo de los delincuentes se ha retratado, como siempre, aprovechando este desgraciado momento, para efectuar sus masivos asaltos a supermercados y demás establecimientos mercantiles.
Y el peor de todos, a gran distancia de los otros, está el de la casta progresista; es decir, los parlamentarios del PSOE y sus compinches que a pesar de la propuesta del PP, se negaron a aplazar la votación de la reforma de la RTVE. A estos miserables no les importó que estuvieran en contra (y por eso se retiraron) los parlamentarios de Compromís, Vox y PP. A los progresistas sinvergüenzas, incluido el enlutado Sánchez (lo sabemos muy bien) no les importa nada lo que ocurra a los demás.
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