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"La promesa": una nueva mirada al genocidio armenio y/o la comedia del regreso del villano favorito

Una película al margen de las colosales epopeyas a las que estamos acostumbrados últimamente
Óscar Padilla Lobato
sábado, 9 de noviembre de 2024, 13:47 h (CET)

The promise. Terry George. EUA / España, 2016.


La promesa (The Promise, Terry George, 2016) es, a contracorriente, una película al margen de las colosales epopeyas a las que estamos acostumbrados últimamente. La serenidad de su narración y su formalismo clásico de la historia retrotrae al espectador a otros tiempos, a la esencia de un relato grandioso, mastodóntico en el metraje y de textura épica artesanal. De tal manera que las emociones humanas se enhebran en un contexto bélico, que es el que marca el destino de los tres personajes destacados en este conflicto fratricida, con el telón de fondo del genocidio del pueblo armenio. Terry George, veterano cineasta, cuenta con una sólida carrera y títulos recordados, como En el nombre del hijo (Some Mother’s Son, Reino Unido, 1996) y Hotel Rwanda (Rwanda Hotel, Reino Unido, 2004).


Quizás, por vinculación temática, La promesa se aproxima a Hotel Rwanda. Ambas tienen como marco una guerra civil de infames acontecimientos. Sin embargo, en esta ocasión, Terry George y su guionista, Robin Swicard, optan por el culebrón pasional, desarrollado en un argumento romántico, bajo el estigma de uno de los episodios más dantescos de la humanidad. Su propósito está alejado de cualquier revisión historicista. Más bien, la Armenia aniquilada y devastada por el ejército otomano no es más que una excusa para ilustrar los ingratos avatares de una pareja de enamorados que se conocen en medio de un polvorín trágico y sangriento. La idea no es nueva. Películas de este corte proliferan. La promesa es una más. Angustiosa y elemental. Pero muy bien rodada.


La acción de la película transcurre en 1915. Michael (Oscar Isaac) es un boticario armenio que vive en las montañas, que con el dinero de la dote de su futura boda marcha a Constantinopla a estudiar medicina. Aquí conoce y se enamora de Ana (Charlotte Le Bon), novia del corresponsal de la Associated Press, Chris (Christian Bale). El prólogo presenta a los personajes destacados, y las observaciones más afiladas, por lo tanto, más trascendentales, provienen de las opiniones personales de Chris que, como periodista avezado, dotado de intuición y perspicacia irónica, analiza algunos asuntos fundamentales, relacionados con el entendimiento entre alemanes y turcos, previos al estallido de la masacre. Es una lástima que el juego de este personaje pronto quede al margen, para no entorpecer la relación de amor intenso que van a disfrutar Ana y Michael, porque a través de sus ojos y su cavilación geopolítica La promesa tiene otros tintes. De igual manera, cuando el holocausto ha comenzado, su pluma y su cámara fotográfica capta el horror, propone sus teorías del acuerdo entre las dos potencias. El afán periodístico de Chris, de descubrir el infame exterminio de la población armenia, elevándose como la conciencia crítica de la película, en su búsqueda de la verdad, queda pronto desdibujada, para dejar todo el cruento escenario para el melodramático romance de la pareja protagonista, cuyos constantes encuentros y desencuentros, el interludio de la boda de Michael, son, en definitiva, los motores que empujan el filme hacia lugares comunes y soluciones previsibles.


CONSIDERACIONES FINALES:


La Promesa es una reveladora cinta que nos da cuenta de un triángulo amoroso que entrelazado y eclipsado por las críticas condiciones históricas que prevalecían entre el Imperio Otomano, las alianzas germanas con cierta presencia turca y el pueblo armenio que en el prólogo de la 1ra Guerra Mundial sus comunidades fueron desalojadas y exterminadas no solo por el nacionalismo Otomano sino por las ambiciones imperiales, belicistas y geopolíticas de las potencias económicas Europeas como Alemania para extender el dominio más allá de sus fronteras, a costa de los desplazamientos forzados y el genocidio de un un millón y medio de armenios que se convirtieron en las victimas involuntarias llamado también el Holocausto Armenio.


A pesar de la muerte por augamiento de Ana enmedio del rescate de los Armenios por la naval Francesa en el año de 1915, el médico Armenio Michael, su hija y el Periodista Norteamericano de Asociate Press Chris logran sobrevivir viajando y obteniendo el asilo y el refugio en USA con el apoyo diplomático del gobierno norteamericano encabezado por Wodrow Wilson.


Sin pretender estigmatizar a los Turcos, que desde hace un siglo son una nación independiente, ahora en pleno siglo XXI son una nación fuerte y boyante aunque aún no pertenecen a la Unión Europea, una de sus principales ciudades Estambul es la puerta del medio oriente y el puente de Europa, han tenido desde hace varios siglos un proceso de Europeización, me percaté de ello al conocer su gran Aereopuerto con tecnología de punta y no decir de su línea Aerea: Turkish Airlines que es una línea aérea global que viaja por todo el mundo aunque manteniendo sus tradiciones orientales como la comida que se sirve a bordo, pero si un pregunta ¿ Porqué el gobierno Turco no reconoce su responsabilidad del genocidio de 1 millón y medio de Armenios? será por la sencilla razón es que fue: el Imperio Otomano quienes perpetraron semejante crimen que sigue impune.

La enseñanza de la Promesa en este siglo XXI es que la lección de la historia estaría condenada a no repetirse, ni en nombre del fundamentalismo, de ninguna razón de estado, limpieza racial y/o expedición punitiva de persecución al terrorismo de Hezbolá y Hamas ya que No tiene porqué instrumentarse la represión generalizada e indiscriminada para sojuzgar, controlar y exterminar A todas las comunidades originarias y a la población civil como lo que sucede en Gaza, Palestina y Líbano a manos del ejército Israelí, no es el pueblo de Israel responsable que también está sufriendo bélicamente las represalias, es el gobierno ultraderechista de Benjamín Netanyahu que está reciclando los horrores de una guerra fratricida prologada que ya debió haber terminado para darle una oportunidad definitiva a la paz, a la tolerancia con un enfoque de interculturalidad.


Pero también hay que considerar los nuevos escenarios geopolíticos globales derivados del triunfo del Republicano Donald Trump en las recientes elecciones presidenciales de USA-2024, lo que constituye una amenaza y también una oportunidad por el regreso a la Casa Blanca del Villano Favorito de la Democracia Norteamericana, ¿Con “el American Great Again”, serán recicladas las políticas antimigratorias de criminalización de la migración, el supremacismo racial y xenofófico y el proteccionismo comercial? Habrá que ver si a partir del 20/01/25, DT se queda en el discurso de campaña que capturó a los electores de la Massmedia norteamericana y/o sería otro el perfil y/el carácter de la gestión gubernamental-institucional 2025-2029 y, ¿lo demás se quedaría en demagogia pura y/o promesas no cumplidas?

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