Penoso homenaje a la Constitución. Podrían haberse ahorrado todo el coste añadido que celebraciones públicas acarrean a las arcas del Estado o de las Comunidades Autónomas.
Los españoles, todos, menos los utilizados por el poder para entorpecer y enfangar la política de Consensos y Convivencia, estamos hartos de mentiras, promesas incumplidas, juramentos que se lleva el viento, hipocresías por comportamientos contradictorios con los discursos, trilerismo por el poder, nepotismos descarados, actuaciones tributarias públicas y sin honestidasd generalizada, juristas de doble cara con poder para hacer lo justo y lo que “parece justo”.
Estamos hartos de que nos quieran llevar a la estratósfera cuando no podemos llegar al trabajo con los medios que tenemos... con salarios para llegar al día 20 y no todos... con obligaciones informáticas impuestas a unas generaciones que no tienen conocimiento, pero sí les invaden los “hacker” con intereses económicos, políticos y antisociales.
¡Vivan los móviles!, ¡Vivan las Tablets!, ¡Vivan las Redes”... DÉMOSELAS A NUESTROS NIÑOS y JÓVENES para conseguir una sociedad de solitarios, mudos, ignorantes y sin capacidad de pensar por sí mismos. ¿Quién consiente todo esto?... Los políticos, el poder económico y una sociedad en vías de decadencia moral y destructiva.
La “DUDA” que abre la puerta al pensamiento, en nuestra juventud no existe... existe la FACHOSFERA. Era difícil imaginar que el nivel de preparación técnica, intelectual y política de nuestros ministros fuera tan bajo... lo que ocurre es que “DA DINERO”, son servidores silenciosos a cobrar y a hacer ricos a los que les nombran.
La CONSTITUCIÓN ni se ha estudiado en los colegios, ni se ha leído en las aulas, ni se ha respetado en las Instituciones.
Para algunos sólo existe el Franco malo, la Guerra Civil, las Fuerzas Armadas politizadas, la Religión como droga barata... esos algunos los hemos formado entre todos. La historia nos perdone y las futuras generaciones nos condenen y reconstruyan lo que nuestro feroz egoísmo y nuestro egolatrismo populista destruyó.
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