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Metáforas

Los prejuicios no se combaten compartiendo espacio y comida, y tampoco con luchas y vanas esperanzas
José Antonio Ávila López
martes, 31 de diciembre de 2024, 09:14 h (CET)

Muchos de los problemas que enfrentan a las diversas comunidades en un mismo territorio presentan rasgos comunes, y tienen que ver con el lugar que ocupan en la sociedad los individuos que las componen y con su tierra de origen: los prejuicios no se combaten compartiendo espacio y comida, y tampoco con luchas y vanas esperanzas. 


Luego está el manipulado tema de las donaciones, que comienzan a llegar a través de muchas mafias, consentidas por los gobiernos. Estas donaciones son vendidas como instrumento de integración, pero es todo lo contrario. Un ejemplo metafórico: como cuando en el cine la música acompaña a las imágenes pero no está en concordancia con el fotograma o escena. 


Este gran problema no se soluciona con magia, y lo normal es que cada grupo humano se proteja asimismo en torno a la hoguera de sus costumbres. 


El humanismo y la honestidad son combinación perfecta, pero no aplicable a cualquier religión o etnia, es decir, existen religiones y etnias que en sus creencias no entra la interacción humana: metafóricamente, lo sensible no se torna bello, en la ingenuidad no hay sentimentalismo, y los valores de esas otras religiones no se transforman en un canto al respeto, sólo les interesa lo sagrado de ellos. 


Todos sabemos que los seres humanos somos capaces de las acciones más nobles y generosas como de las más miserables y mezquinas.

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La vida hecha juego. Otra vez. Como si el tiempo no hubiera pasado, pero con nuevos retos, reglas y trampas. Hace tres años reflexioné sobre el paralelismo entre El Juego del Calamar y la situación político-social en España. Ahora, con el estreno de la segunda temporada de esta distopía televisiva, toca revisar si algo ha cambiado. Spoiler: todo sigue igual. La serie, al igual que nuestra realidad, parece condenada a repetirse.

 
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