Desde hace miles de años estamos sufriendo este flagelo y esta epidemia de la guerra. Han existido miles a lo largo de los siglos, de todos los colores y formas y consecuencias.
Como modesto articulista que soy, es decir, no tengo grandes audiencias, salvo unas decenas de personas que abren el artículo, que quizás, solo dos o tres, lo terminan de leer. Por tanto, soy consciente que, de momento, esta columna solo será leída/pensada entera, por dos o tres personas. Pero incluso, admitiendo este axioma, y, admitiendo que no recibo ningún emolumento económico, y, admitiendo que no puedo hacer perder el tiempo a nadie, no tengo derecho de hacer perder cinco de sus minutos de su vida, que si los dedica a leer este texto, ya no volverá a recuperar esos cinco minutos. Intentaré fijar algunos principios o conceptos, que puedan servirle de reflexión.
En todas las Academias Militares del mundo, dicen, que se estudia la Batalla de Kadesh o Qadesh, (1.274 a. C.) entre Ramsés II y Hattusili III, entre los hititas y los egipcios. Se han encontrado en bajorrelieves, testimonios de dicha batalla, y, por tanto análisis incipientes de esa batalla. Dicen que participaron más carros, evidentemente de caballos, los prototanques, más que nunca hasta la batalla de Kursk, julio-agosto de 1943, entre Hitler y Stalin.
Creo que la guerra es uno de los graves problemas de la historia e Historia y Humanidad, que los humanos arrastran, siglo tras siglo, Europa, sea de una manera o sea de otra, hemos estado padeciendo cientos y miles de guerras, de distinto origen, distinta finalidad, distintas tácticas y estrategias, pero al final, las mismas consecuencias, enormes sufrimientos, enormes injusticias e iniquidades y crueldades que se hacen en dichos procesos, enormes número de muertes. Existe dos ramas del saber, una la polemología, otra la irenología. La primera estudia todo lo relacionado a las guerras, multitud de áreas y dimensiones; la segunda, todo lo relacionado con la paz.
Como articulista, como alguien que defiende, que debemos buscar la paz y la paz mundial, o la erradicación del conflicto armado, o, al menos, como paso intermedio la reducción de guerras en el mundo, porque cada generación, en el planeta se producen dos docenas de media, desde hace décadas –igual que hemos resuelto algunas epidemias biológicas, creo que hay que tener esperanza que podríamos resolver esta epidemia sociocultural política y económica de la guerra-. Pues, nadie tomará los argumentos de la paz, en serio, si quien los escribe, no sabe lo suficiente sobre la guerra y la no-guerra. Por tanto, hay que conocer lo suficiente de todas las ramas en relación de la guerra para que los detentadores de esos poderes fácticos, al menos, digan alguien sabe, de ese alguien podemos oír y escuchar, aunque piense de otro modo.
No niego, el derecho moral y ético, de la defensa, alguien va por la calle, y, si un sujeto lo quiere asesinar, tiene derecho a la defensa, es el principio moral de la defensa de la propia vida, pero ese mismo derecho también se extiende a la “colectividad”, una colectividad también tiene derecho a la defensa, la denominada guerra justa –no entremos aquí, si existen guerras jutas-, pero si existe, creo que nadie puede negarlo, “la defensa justa”. Nadie, nadie tiene derecho a empezar una guerra, porque se deben buscar otros procedimientos para resolver un conflicto, pero si para la defensa, si se es atacado…
En esta vorágine de comentarios y de ideas y de conceptos y de datos, me he encontrado con un libro crónica de Jon Sistiaga, titulado: Ninguna guerra se parece a otra, en la que analiza una de las decenas, cientos de guerras que ha habido en Oriente Próximo, desde hace varios milenios –hemos empezado recordando la de Kadesh-. Y, estimo, deben los expertos indicar si es verdad lo que expreso, que existen tantas guerras a lo largo de los siglos, en Oriente Medio y lo mismo aplicable a esa llanura y paso de Bélgica y Francia y Alemania, porque ambas realidades geográficas, geoestratégicas, no disponen de realidades geográficas que separen. No hay fronteras naturales, y, dónde no existen fronteras naturales es fácil, que las mismas fronteras no estén claras, y, por tanto, es fácil para la invasión. Qué pasó en la Península Ibérica durante la Edad Media, varios Reinos, varios Pre-estados Nación, sin fronteras geográficas, y, eso llevó a siglos de conflictos…
Qué podríamos indicar para reducir las guerras. La actual que está en el Este de Europa, una de sus razones y su base, es que un contendiente, pensó que en unas semanas podría vencer y convencer. No ha sido así, olvidaron el principio geomilitar, que indica, que “una guerra se sabe, cuando comienza, cuándo se sabe, pero nunca cuándo se va a terminar, cuándo se termina”. Los atacantes no previeron la influencia masiva de los drones armados sobre los carros de combate. Vuelvo segundo, a la necesidad de Una Autoridad Política Mundial, que sea el garante de la Paz Mundial, sea la ONU, o sean formas intermedias de Organismos Continentales. Así, se eviten las guerras entre Estado. Cada sociedad y país y nación debe caminar hacia una Autoridad Política Mundial, conseguido ese fin, en paz y en mutuo acuerdo y derechos fundamentales de la personas. Tercero, las elites mundiales económicas y sus empresas, se pongan de acuerdo a nivel mundial, y, se repartan el bacalao y la tarta. Que todos tengan intereses en todos los lugares del planeta. Y, así, ellos mismos intentarán evitar las guerras, en cualquier zona del mundo, porque todos perderán lo suficiente en cualquier lugar del mundo. Si las elites pierden, y todas las elites pierden, ya moverán los hilos para que los Altos Niveles del Poder Político y los pueblos no entren en el conflicto armado. Pero para eso, todas las elites económicas mundiales y sus megaempresas, todas tengan intereses económicos y empresas en todos y en todos los lugares del mundo. Todos en todos, todas en todas… A Estados con más demografía y más territorio es más difícil que sean atacados…
Cuarto, la defensa es inevitable, incluso con Una Única Autoridad Política Mundial, prepararse para la defensa es absolutamente necesaria, porque no sabemos el futuro, el derecho de un organismo o especie o individuo o colectivo a la defensa. Pero sin negar esto, quizás, que las grandes emporios industriales de y sobre la guerra, produjesen además de esos productos específicos, también otras mercancías no militares o de doble uso, en tiempos de paz y en tiempos de no-paz, podrían hacer que esas industrias tuviesen dos tipos o clases de fuentes de ingresos económicos. Eso, eso quizás, ralentizaría algunos fenómenos…
De momento, los intelectuales deben estudiar y analizar el fenómeno de la guerra, porque si no se estudia, no se pueden ofrecer soluciones y soluciones de paz. Los que no quieren la guerra, si de verdad, defienden su postura, tienen que saber tanto de estrategia y tácticas y todo lo demás como los expertos más brillantes en esas realidades. Si no es así, jamás escucharán los discursos de paz y de Pax y Paz.
De todas formas, creemos, que son los militares profesionales, los que menos quieren las guerras, porque saben todas las tragedias e injusticias de las guerras. Cosa que tampoco se debería olvidar. Y, son, con sus técnicas y armas y saber los que defienden la paz. Sin ellos y ellas, no sería posible la paz, tal y como la conocemos hasta ahora… Lea este libro de Jon Sistiaga, para entender y comprender mejor estas realidades…
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