La Segunda Guerra Mundial enfrentó tres grandes ideas políticas: democracia, comunismo y fascismo. Naciones defensoras de estas ideas llevaron la guerra a todos los continentes y a todos los mares. El resultado para Europa fue una división de facto en dos grandes áreas de influencia: Europa Occidental, bajo la influencia de los Estados Unidos, y Europa Oriental, bajo la influencia de la Unión Soviética.
Como consecuencia de la Guerra, en Europa la paz impuso a Alemania una división en dos estados. El mapa de Europa mostraba nuevas fronteras y nuevas naciones «independientes». El reparto de poder acordado estableció un equilibrio que mantuvo la paz, pero no la amistad entre todos los pueblos europeos. Y así se llegó hasta el final de los años 80, y dos grandes acontecimientos cambiaron de nuevo los mapas de Europa: la disolución de la Unión Soviética y de Yugoslavia, y la reunificación de Alemania.
La Unión Soviética dejó de existir formalmente el 25 de diciembre de 1991, ya que el Soviet Supremo reconoció al día siguiente la extinción de la Unión, disolviéndose y asumiendo Rusia los compromisos y la representación internacional del desaparecido Estado. Las 15 repúblicas que formaban la Unión se convirtieron en países independientes. En Yugoslavia el enfrentamiento armado entre sus seis naciones en las llamadas Guerras de los Balcanes, llevo a la constitución de siete nuevos estados, y en estos enfrentamientos participaron los Estados Unidos de América, que, entre otras hazañas, bombardearon la ciudad de Belgrado durante 28 días... Continuará...
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