¿Qué credibilidad puede tener un señor que escribe en páginas ajenas bajo un perfil falso? ¿Qué respeto puede inspirar alguien que calumnia a otra persona sin dar la cara? ¿Qué valor puede tener la palabra de aquel que intenta mancillar el nombre de otra persona bajo un nombre supuesto? ¿Qué consideración merece aquel que insulta a una chica haciéndose pasar por mujer, por sacar la cara a quién este señor intentó vilipendiar? Yo afirmaría que el que le da crédito a las palabras de una persona así, merece igual denominación que este cobarde. Dice la cábala que el mal absoluto es aquel que es gratuito, sin razón alguna y se consuma solo para hacer daño. Hay un sinvergüenza que rula por la página de “Amigos Zaragoza” que se ajusta a este perfil. Que yo sepa con seguridad, en uno de sus perfiles falsos se hace llamar José Carlos. Este señor sin mediar ofensa por mi parte, se metió en mi página para escribir falsedades en público contra mí. Una amiga me sacó la cara y a los pocos días, en su Messenger aparecieron unos insultos de una supuesta mujer a la que no conocía de nada. ¿Qué se puede pensar? Lo que se ha de suponer es que hay gente muy enferma que utiliza el anonimato que le ofrece Internet para dar rienda suelta a su ira. No me molesta las mentiras que dijo sobre mí, lo que me irrita son las ofensas a mi amiga. En fin, la casualidad ha querido que sepa su verdadero nombre...
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