La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Murcia ha condenado a 17 años, seis meses y dos días de prisión a Alfonso L.Z, el entrenador de fútbol de equipos infantiles y juveniles, vecino de la pedanía murciana de La Alberca, acusado de abusos sexuales a menores y de tener y elaborar videos de pornografía infantil.
Durante el juicio, celebrado la pasada semana, el procesado, de nacionalidad española, reconoció íntegramente estos hechos, cometidos desde noviembre del año 2000 hasta febrero de 2010, cuando fue detenido.
De este modo, la sentencia, notificada ayer, recoge el relato literal del Ministerio Fiscal, que asume tanto la defensa como la acusación particular y que el procesado reconoce, según fuentes próximas al caso.
Las penas que le han sido impuestas son las mismas que solicitó tanto el Ministerio Fiscal como la Acusación Particular. Los hechos son constitutivos de un delito continuado de abuso sexual (10 años y un día de prisión), un delito de confección de material pornográfico utilizando a menores de 13 años (5 años de cárcel) y un delito continuado de abuso sexual (2 años, seis meses y un día de prisión).
Las indemnizaciones son las mismas que se pedían. A la primera víctima le deberá indemnizar con 90.000 euros y a la segunda con 6.000 euros.
Los hechos comenzaron en noviembre del año 2000, cuando el acusado, sin antecedentes penales, aprovechándose de la amistad que le unía con las padres de su primera víctima y ser el entrenador del hermano de ésta, comenzó a realizar tocamientos cuando se encontraba en la casa de los padres del menor, en el barrio murciano de Santiago el Mayor.
Posteriormente, el menor se cambió de domicilio y pasó a vivir en la pedanía murciana de La Alberca, por lo que el acusado compró un dúplex próximo a dicha vivienda con la intención, según el escrito del fiscal, de continuar con sus actos.
Cuando el menor cumplió entonces diez años y aprovechando que iba a casa de Alfonso a jugar al ordenador, los tocamientos pasaron a masturbaciones, advirtiendo el acusado que no dijera nada a sus padres de lo ocurrido.
Unos contactos sexuales, tanto activos como pasivos, que se sucedieron a lo largo de los años hasta febrero de 2009, cuando la víctima comenzó a su salir con su novia, que fue la persona que le recomendó que debía denunciar los hechos. Precisamente, una noche que estaba con ella observaron salir de la casa del acusado a un menor, de unos 9 ó 10 años, al que le podía estar haciendo lo mismo.
De hecho, resultó ser un menor de 9 años que iba a su casa a jugar con la video-consola y otros juegos, momento en el que el acusado aprovechaba para someterlo a tocamientos advirtiendo, igualmente, que no dijera nada a sus padres. Estos hechos se sucedieron hasta febrero de 2010.
Finalmente, Alfonso L.Z. fue detenido y en el registro de su domicilio, la Policía halló numerosos vídeos y fotografías con pornografía infantil, así como varias grabaciones realizadas por el propio Alfonso de los encuentros sexuales llevados a cabo con la primera de sus víctimas fechados desde primeros de 2004.
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