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Aurora Peregrina Varela Rodriguez
Nace en Caracas, Venezuela. Doctora en Ciencias de la Informacion. USC. 1998. Licenciada en Madrid en Imagen y Sonido. 1990. Colaboradora de revistas en Internet, como Horizonte de Letras o Arena y Cal. Colaboradora de Alerta Digital. Autora de los libros de poemas "Amaneciendo" y "Tsunami de rosas". |
Olor a manzana del manzano que vive a orillas del río, del mar, del azúcar blanco, del mejor manjar, aclarar la voz, gritar que soy libre, que llegué a la gloria con una manzana en la mano, verde amarilla o roja, deliciosas, hechas en puré…
"El tiempo va escribiendo sobre nosotros, cambiando nuestro paisaje, nuestro espacio. El alma siente la brisa del paso de los momentos. Estamos en el vientre de la vida desde el momento cero, cuando surge el milagro del brote de la semilla en ese instante mágico".
Nunca vi un amor tan grande ni en hombres ni otros habitantes. Pompona y Simón se amaron y uno sin el otro no vivió. Juntos deben estar siempre porque no hubo mayor amor que el suyo, aunque desearía que hubiese muchos más.
Debo levantar cabeza y mirar hacia adelante, ser un nuevo usuario de la carretera, romper las barreras de piedra, como un tsunami, olvidar el valor de la tierra, mirar de frente, jamás dejar de creer en mí, con lo que soy, entusiasmarme, olvidar las angustias, las noches de insomnio, la desesperación y la caída de aquel caballo, de mi caballo.
Los pensamientos me invaden como cometas de arena, deseo que se terminen ya todos ellos, pero son fuertes aunque parezcan débiles, son mi memoria, mi tortura que no siente compasión de mí. Y yo los acepto. Quieren que caiga al abismo y me lastime, que fracase de nuevo.
Labios de fresa… los tuyos, los míos, que se llegan a conocer, labios de fresa, sin chocolate, entre tú y yo. Labios de fresa con azúcar, sin colorantes ni conservantes. Labios de fresa con su almíbar y su sabor.
Cuento partes de mi vida, caídas algo dolorosas que demuestran mi fragilidad, pensamientos y reflexiones sobre mi familia celestial, a la que cada vez se suman más gatos, y se cuidan entre ellos. Y aunque les considere mi familia y lo sean realmente, yo no voy a la Iglesia los domingos, no rezo por las noches desde tiempos inmemoriales, pero sí hablo con Dios,
Fue amor como siempre y el Paraíso esperaba.
Brindis de poetas… en que estaba yo, sola o en chancletas… brindis de poetas, cual triste canción, marcan con violetas toda la ilusión.
El amor no ha sido, brindar es mi castigo, brindis de poetas, el amor no fue, me dejó sin críos… Brindis de poetas mientras cae la luna cual dulce criatura de mi soledad.
7 de febrero, lloverá. Caerán gotas, caerán. Ojalá fueran las últimas, pero aún quedan demasiadas, más de lo humanamente esperado, lloverá hasta el 10 de febrero de 2007, queda mucho por llover y sin embargo… lloverá eternamente para mí.
Éxito a la desesperada, pues para subir una alta montaña, basta una danza africana feliz, así subirás, sin pensar en la mañana siempre cruel, siempre insulta que te insulta, siempre falso a mis espaldas, en que bailo sola y me gusta la playa.
"Jesús entró en un pueblo y vio a un gatito sin dueño, tenía hambre y gemía. Él lo levantó, lo puso dentro de su túnica, dejándolo reposar en su pecho. Y mientras pasaba por el pueblo, dio de comer y beber al gato, y lo confió a una de sus discípulas, una viuda, que cuidó de él".
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