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Diego Vadillo López
(Madrid, 1977) es escritor, profesor de Lengua Castellana y Literatura, politólogo y crítico independiente de Arte y Literatura. Licenciado en Ciencias Políticas y doctor en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, habitualmente, sobre todo desde 2010, promueve [y colabora en] distintas actividades de índole cultural o académica, como presentación de libros, comisariado de exposiciones, participación en recitales poéticos y conferencias relacionadas fundamentalmente con el Arte y la Literatura; también publica con asiduidad en distintos medios artículos de análisis político, artístico o literario. |
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Aprovechando su venida a Madrid con el objeto de recibir su correspondiente galardón en la gala de los “Premios Atrevidos” 2024, tuvo a bien este músico de dilatada trayectoria respondernos a unas cuantas preguntas haciendo gala de una gran amabilidad en todo momento.
El 26 de abril retornó la poesía a la Quinta de la Fuente del Berro, un hermoso palacete remozado en centro cultural municipal que habitúa a ejercer como incomparable marco para actos como el que tuvo lugar de la mano del Grupo Retablo, engrosado en la actualidad por los siempre animosos Mayte Domínguez y Pablo Bethencourt, quienes dan cobijo y aúpan a las más diversas e incluso divergentes propuestas líricas, atesorando en su henchido morral las principales voces poéticas que por nuestro día a día transitan.
Tuvo lugar este pasado miércoles 17 en la célebre Biblioteca Municipal Luis Parra, conocida en todo Villanueva del Pardillo, municipio en que se halla emplazada, como “La Casona”, el recital “Los Poetas del Sapere”, en el que tomamos parte cuatro profesores del Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Sapere Aude, esta vez haciendo alarde de nuestra faceta de versificadores.
Cuando Hablamos de Rufino de Mingo estamos refiriéndonos a un creador que no ha cejado de concebir obra durante más de cinco décadas en España y allende nuestras fronteras, no en vano este hiperactivo pintor y muralista siempre ha abogado por los proyectos colectivos (desde su pertenencia allá en los 80 al grupo Abanico o al colectivo Caos) por pensar que es así como acaecen las más engendradoras sinergias.
Al fin, el sistema educativo (aunque fundamentalmente lo es, o habría de serlo, de enseñanza-aprendizaje) está dentro de una dinámica social y en su transcurrir diario forja futuros ciudadanos con base en unos valores imperantes de los que es complicado sustraerse. Desde el XIX hasta nuestros días dichos valores han estado muy influenciados por la evolución de la ética económico-laboral, a la que Jorge Dioni López se refería afinadamente en un artículo.
El ejercicio docente es una artesanía a cuya praxis el genio creativo le aporta un valor añadido. Como sucede con toda labor artesana, el entorno y la atmósfera que la rodean son determinantes y, por ende, condicionantes de la factura del producto final.
Si muy de cuando en cuando uno, que se halla ya muy alejado del ruido poético de los recitales (que no del melodioso soplo de la poesía impresa) sigue acudiendo a algún cenáculo poético de esos en los que los correspondientes vates expelerán afanosamente su sentir administrado en versal formato, es (entre algunos muy contados) a los que patrocina el grupo Retablo (articulado por la rapsoda Mayte Domínguez y el poeta y pianista Pablo Bethencourt).
Ignacio Jesús Sánchez-Tembleque González se me antoja un sereno contemplativo, y no apunto tal consideración al albur del intempestivo y superficial capricho (que me pueda servir de anclaje en aras de asir una serie de conjeturas a vuelapluma). No.
David Príncipe Licini hace arte del paseo. Fascinado del arte procesual, toma todas las referencias de cualesquiera paseo por el que encamine sus derroteros en pos de dotar al itinerario de una enjundia impensada por el paseador medio de tales vías.
El próximo 9 de diciembre se estrena en el Auditorio Paco de Lucía de Alcobendas la comedia lírica “El Café de la Rima Ondulante”, con libreto de Fernán de Valder y música de Manuel Valencia. La obra está ambientada en un viejo café de los años 20, regentado por un hombre mayor (Don Hilario) y su hija (Carmencita); los nuevos arrendatarios de una patrona muy malhumorada (Doña Pulcra, a la que deben las rentas de varios meses).
Ángel Antonio Herrera es un baudelariano aprehensor de luminiscentes llamaradas de esas que acaecen impremeditadamente las cuales tiene a bien compendiar en poemarios que son pura verdad porque el mentado ensamblador no padece en tales lindes la urgencia con que lo acucia el periodismo a diario.
Llegado el verano, David Príncipe Licini halla el momento pintiparado para sacar a escena sus tentativas procesuales, pues formado en Bellas Artes en las técnicas tradicionales, Príncipe es ávido lector que se ha ido escorando por las lindes del arte performativo. En los últimos tiempos, se ha sentido urgido por el universo señalético, por observar, en sus paseos por la naturaleza, que el entorno natural está plagado de cartelería.
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