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Hoy queremos invitarlos a reflexionar sobre un asunto filosófico que tiene mala prensa por no ser comprendido cabalmente, a saber, el pesimismo como actitud ante la vida de quienes ven en el sufrimiento, la desilusión y la fatalidad elementos esenciales para entender nuestra existencia.
Hoy quisiéramos invitarlos a reflexionar sobre un asunto que siempre es actual, no importa la época en la que estemos parados, a saber, la búsqueda de la autenticidad que se enfrenta crudamente con la tendencia constante de masificarse en una sociedad enferma, sólo para encajar.
Hay un instante, al terminarse el periodo de vacaciones, en el que el alma queda invadida por una especie de sentimiento de melancolía. Un dolor del espíritu que difícilmente ha sabido explicarse en términos médicos. Ya en la antigüedad, la melancolía era asociada a la bilis negra, uno de los cuatro humores del temperamento: flema, sangre, bilis negra y bilis amarilla. Así lo estableció Hipócrates.
Las guerras y la propaganda son las dos grandes armas de destrucción masiva del imperialismo capitalista. Dicho de otra manera: vivimos en sociedades jerarquizadas de ordeno y mando donde el consenso social, político, ideológico y cultural, la denominada normalidad, se consigue preferentemente a través de la publicidad y el control mental de las masas mediante sugerencias sibilinas o abiertas repetidas machaconamente hasta la saciedad.
¿Por qué incorporar filosofía entre los espacios curriculares escolares, de todos los niveles y modalidades? Es una de las preguntas recurrentes que me han hecho y la respuesta, en pocas palabras, es que porque es imperativo que enseñemos a pensar.
Ya Arthur Schopenhauer y Marcuse trataron el asunto del pensamiento único, pero lo intelectualizaron excesivamente. La definición más real, por pedestre, fue la de Sarkozy: “No podemos decir nada en nuestro país sin que uno no sea inmediatamente acusado de segundas intenciones nauseabundas. Este es el pensamiento único intolerable”.
Con ocasión de un nuevo Tratado de la ONU que al parecer abre la posibilidad de producir, enviar o disponer de vídeos e imágenes participando en actos sexuales, el periodista Alex Rosal en un artículo publicado en Religión en Libertad hace una descripción muy detallada de cómo a través de la “ventana de Overtón” se puede lograr la aceptación y legalización de la pedofilia.
En 1939, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, un psiquiatra judío llamado Sigmund Freud se trasladó a Londres para escapar de la persecución nazi en su Viena natal. Tres semanas antes de su muerte, el famoso inventor del psicoanálisis se reunió con un profesor de Oxford no identificado en su apartamento y conversó con él largo y tendido. A día de hoy, seguimos sin conocer la identidad de su visitante.
“… Me gusta el olor que tiene la mañana/me gusta el primer trago de café/sentir como el sol se asoma en mi ventana/ y me llena la mirada de un hermoso amanecer…sé que el tiempo lleva prisa pa borrarme de la lista/ pero yo le digo que…/Ay que bonita es esta vida…”
La humanidad ha estado siempre en una búsqueda incesante de la verdad y el sentido de la vida. Este anhelo de comprender nuestra existencia ha sido el motor detrás de la filosofía, la religión y el arte a lo largo de los siglos. Sin embargo, Albert Camus, el filósofo existencialista francés, introduce una perspectiva inquietante pero profundamente reveladora: la vida, según él, no tiene un propósito inherente.
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un asunto que nos interpela, casi en igual medida, a todos por igual: el único hecho fáctico de nuestra vida que carece de cualquier duda, la mayor de las certezas, la única verdad inescrutable que nos acompaña desde que nacemos, a saber, que todos vamos a morir eventualmente y que no hay absolutamente nada que podamos hacer para evitarlo.
La Historia de las ideas registra, dentro de las filosofías alemanas, el idealismo cuyo mentor principal es Immanuel Kant. Platón instaló mucho antes la posibilidad de un mundo por fuera de la realidad, creado mediante la imaginación y el pensamiento. La idea en sí da motor al “Sein”, al Ser, aunque para la filosofía kantiana el deber-ser de la conciencia es su fuente.
El día 20 de julio se conmemora en la Argentina el “día del amigo”, en razón de la propuesta de Enrique Ernesto Febbrano, quien vio en el “hecho” de la llegada del Apolo 11 a la Luna, tal día pero de 1969, un acontecimiento que supuestamente unió a la humanidad en un sentimiento de fraternidad y esperanza, sin tener en cuenta dos asuntos que son importantes...
Decía Platón que la escritura es el fármaco de la memoria. En efecto, es cierto que, a través de lo escrito, se conserva el recuerdo de las ideas expresadas y de la descrita realidad de las cosas y del mundo humano. Aunque el creador de la Academia otorgaba más importancia a lo hablado, porque se podía modificar al momento en el propio discurso, consideraba que plasmar en el papel las palabras servía para eternizar lo pensado o expresado y dar testimonio de ello.
Recientemente tuve la oportunidad de ver y escuchar LOS AMORES DE KAFKA un extraordinario film de producción Argentina-Checoeslovaca rodada y ambientada en la ciudad de Praga por el año de 1988, protagonizada por Jorge Marrale, además con el valor agregado de la música de Wolgang Amadeus Mozart y también de Johann Strauss.
Karl Jaspers fue un gran filósofo alemán y un psiquiatra. Nació en 1883 y falleció en 1969 a los 86 años. Fue profesor de filosofía en Heidelberg hasta 1937. Entre sus obras destacan Psicopatología general publicada en 1913 y Psicología de las concepciones del mundo de 1919. Su obra principal es Filosofía en tres volúmenes. También un libro sobre Nietzsche y más obras. Poseyó una gran sensibilidad ética.
Otro verano que llega y se irá. Entropía y azar. Su sola mención provoca desazón en el sujeto pensante. Más allá de la segunda ley de la termodinámica, la derivación filosófica de la inapelable tendencia al desorden se presenta ineludible. Sabemos que el tiempo fluye y no conocemos, porque tal vez no existe, el mecanismo para desandarlo.
En el vasto universo de las ideas y las corrientes filosóficas que han moldeado nuestra civilización, pocos métodos destacan tanto por su simplicidad y profundidad como la mayéutica. Esta palabra viene del griego “maieutikós” que significa partera o partero. Es decir, hace alusión al acto de parir. En otras palabras, de traer criaturas al mundo.
Ciertamente, la fugacidad de todo es una constante universal. Aunque parezca que no, todo cambia con el transcurso del tiempo, queramos o no. La efímera naturaleza de la existencia es lo característico de lo material. En relación con el sentido de la vida, se han escrito infinidad de libros y artículos y se puede decir que, en realidad, supone una búsqueda personal, que cada individuo emprende con el deseo explícito de encontrar propósito y significado, en su paso por el mundo.
Esta filosofía japonesa consta de descubrir el sentido de la vida a través de un propósito donde se pueda encontrar un equilibrio entre lo que amas hacer, las pasiones, a lo que te dedicas, como tu profesión, y la vocación, esto con el fin de alcanzar una armonía con uno mismo. La palabra “iki”, significa vida, y “gai”, se refiere al mérito o valor.
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