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Conocido el dato del IPC en España, que subió un 0,1% en enero con respecto al mes anterior y elevó tres décimas su tasa interanual, hasta el 3,4%, surge la pregunta: ¿Podría influir este dato en los planes del BCE para el inicio de la bajada de tipos de interés?
Con un mercado laboral estadounidense sorprendentemente saludable y un crecimiento económico sólido, el riesgo de un retorno de la inflación está infravalorado y en aumento. Los factores que contribuyen a esta opinión son el rendimiento de los bonos a 10 años, el aplazamiento de los recortes de tipos por parte de la Reserva Federal y el hecho de que el dólar estadounidense sea la divisa más rentable del año.
En este momento de análisis del contexto macroeconómico global por parte de las firmas de gestión de activos, las principales firmas de la industria no solo han analizado en el ASEAFI Overview 2024 la forma en la que se va a desarrollar el entorno, sino que han puesto el foco en estrategias concretas de posicionamiento por mercados en un encuentro organizado por la patronal de la industria del asesoramiento financiero al que han asistido más de 150 profesionales del sector.
El incremento de la inflación ha provocado cambios generalizados en la actividad del tejido productivo en 2023. Según un estudio, el 97% de las empresas confirma algún tipo de impacto de la inflación en su operativa. Los principales se están produciendo sobre la estructura de costes, lo que puede afectar a las capacidades para operar de forma rentable. El 53% está viendo incrementados sus costes laborales y un 59% ha visto aumentar sus costes de aprovisionamiento.
El Euríbor se encamina a cerrar el mes de enero en el 3,6%, ligeramente por encima del 3,51% con el que cerró en 2023. Aunque el índice de referencia para las hipotecas a tipo variable ha caído con fuerza desde el 4,22% alcanzado el pasado mes de septiembre, continúa en los niveles más altos desde 2008.
Mensaje breve pero muy en línea con lo esperado por parte del BCE, que mantiene tipos en el 4,5% y lanza un mensaje positivo, en la medida en la que reconoce los avances en la lucha contra la inflación, pero firme, en el sentido de que mantendrá los tipos altos durante el tiempo necesario para conseguir llegar a su objetivo, del 2%, allá por 2025.
El BCE se reúne este jueves para fijar el ritmo de su política monetaria por primera vez en 2024. Para decidirse, el BCE estará atento a la tasa de inflación y, en particular, al perfil de la tasa salarial. En efecto, esta última influye claramente en el perfil de los precios de los servicios, que es la partida del índice de precios a la que más le está costando desacelerarse significativamente.
En España hay un tejido económico de casi 19.000 empresas dedicadas al comercio textil. De acuerdo con los datos que ofrece Insight View, el 25% de estas empresas se encuentra en un nivel máximo o elevado de impago. Según los datos patronales, el sector textil ha cerrado 2023 con un crecimiento inferior al esperado, en el entorno del 2,8%. Desde hace meses el consumo textil se está ralentizando ante la reducción de la renta disponible provocada por la inflación.
Se solía denominar a estos días “cuesta de enero”, aunque la locución va menguando en uso, tal vez porque, últimamente, la rampa ascendente así nombrada no difiere mucho, en inclinación, del perfil topográfico imputable, metafóricamente, a cualquier otro mes. A partir de ello, se puede cavilar sobre la inflación, ese impuesto de pobres que no suele preocupar ni ocupar a nuestros regidores.
El factor clave podría ser el ritmo de la relajación monetaria prevista. Todavía se desconoce cuándo se pondrá en marcha y su magnitud. En este arranque del mes de enero, la visión imperante en los mercados es que la Fed y el BCE podrían aplicar un recorte de los tipos de 25 puntos básicos a partir de finales del primer trimestre, seguido probablemente de otros cuatro o cinco recortes durante el año.
En primer lugar, el contexto macroeconómico sigue siendo mediocre. Los tipos ya no suben, pero los efectos del reciente ciclo de subidas siguen teniendo repercusión en la economía real. Los principales datos macroeconómicos lo ponen de manifiesto: los PMI manufactureros de la zona euro se situaron en 43,8 en noviembre, lo que indica que las condiciones siguen siendo difíciles para la industria europea en el cuarto trimestre.
Aquel fue uno de esos momentos que cambiaron la historia, al menos la de Alemania y quizá la de toda Europa. Era el último día de la primavera de 1948 y Ludwig Erhard se la jugaba en ese instante a cara o cruz. Mientras le caía una bronca monumental a grito pelado por parte de Lucius Clay, Comandante General de los EE.UU y máximo responsable de la ocupación aliada en Alemania, él no paraba de moverse de un lado a otro de aquella vetusta sala polvorienta y plagada de libros.
La inflación está volviendo lentamente al objetivo de la Reserva Federal en términos interanuales. Pero si nos fijamos en la reciente desaceleración de los datos del PCE, básicamente ya estamos ahí. En los últimos tres meses, el IPC subyacente ha aumentado a un ritmo medio anualizado del 2,1%.
Crédito y Caución prevé que el PIB mundial cierre 2023 con un crecimiento del 2,6%. Esto supone una revisión al alza de cuatro décimas respecto a las previsiones difundidas de hace seis meses debido, principalmente, a la resistencia del consumo estadounidense. Aunque la inflación y los tipos de interés han tocado techo, su impacto significativo sobre la demanda de familias y empresas se dejará sentir en 2024 y debilitará el crecimiento hasta reducirlo al 2,1%.
El BCE y el Banco de Inglaterra han continuado firmes, manteniendo un tono agresivo en sus últimas reuniones del año y resistiendo la tentación de seguir a la Reserva Federal en un giro pesimista. Una vez más, los bancos centrales europeos tardan en reaccionar. Hace dos años, retrasaron demasiado su lucha contra la alta inflación. Ahora, corren el riesgo de infligir el severo dolor de unos tipos restrictivos a sus economías, ya estancadas.
El periodo navideño es uno de los picos de consumo y gasto en España, un país que se paraliza durante sus fiestas más familiares y tradicionales. Sin embargo, no todo son celebraciones. La Navidad es también sinónimo de grandes desembolsos económicos para los hogares. Una situación que se ha visto particularmente afectada tras dos años marcados por la crisis inflacionista, en la que las familias buscan cómo ajustar su presupuesto.
Los mercados de renta fija, según Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad, “se encuentran en un momento francamente bueno”, a pesar de que “a nivel de valoración, toda la renta fija ha sido bastante decepcionante este año.” En cuanto a rentabilidad, el experto resalta que “2023 ha sido un año excepcional para hacer cartera de renta fija de calidad” y aconseja “aprovechar la oportunidad que ahora mismo el mercado nos ofrece”.
El dato de inflación adelantada publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) es bueno, sobre todo si se compara con noviembre de 2022. La inflación general cae hasta el 3,2%, lo que supone una bajada de tres décimas, mientras que también hay un ligero descenso de la inflación subyacente hasta el 4,5%.
Recordamos con nostalgia los tiempos del dinero barato. Lindos tiempos, en los que era posible financiar la compra de un piso con tasas muy bajas. Luego de aquellos días, la inflación ha ido en aumento y, es más, hemos observado niveles récord en gran parte del orbe, aunque existen señales de dominio de la situación y esperemos no estar hablando sólo de golondrinas que no hacen verano.
Tras más de dos años inmersos en una crisis de inflación, España y el resto de países de su entorno continúan en cifras alejadas de la tasa de inflación del 2 % que marca como objetivo el Banco Central Europeo. Esto representa una crisis de incremento del coste de la vida que ha hecho mella en el día a día de los hogares, pero cuyas consecuencias en el medio y largo plazo comienzan a percibirse.
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