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No acabamos de entender lo que está sucediendo con los partidos políticos de este país y, si pensábamos que el problema sólo era de tener que bregar con una izquierda radical que amenaza con acabar con España y su democracia, ahora vemos que tampoco otras formaciones conservadoras se libran de caer en situaciones que, al menos, a muchos nos parecen grotescas y contradictorias con lo que ha venido siendo la política de derechas de la formación de Fraga Iribarne.
El gran derrotado en la primera vuelta presidencial colombiana ha sido el uribismo, el movimiento inspirado en el fujimorismo peruano. Si bien Gustavo Petro se ha convertido en el primer izquierdista y exguerrillero en haber ganado una primera vuelta en el país andino más poblado, sus posibilidades de lograr una victoria final no van a ser tan fáciles de lograr.
He tenido la suerte de nacer en 1942, de recibir una educación liberal, de vivir intensamente el mundo de la educación de las décadas de los 60 y 70. He tenido la suerte de poner “mi granito de arena” en la formación de muchas personas, hoy profesionales, políticos, economistas e intelectuales de prestigio por haber impartido enseñanza en el Centro Educativo más influyente de aquella época en Madrid.
Si las cadenas de radio y TV subyugadas al poder ocasional pasaron semanas hablando del Hospital Público Enfermera “Isabel Zendal”, quiere decir que es un modelo de hospital a destacar, como así lo han manifestados muchos de los enfermos allí atendidos. Incluso la Unión Europea ha premiado a la presidenta madrileña por la gestión efectuada por su equipo durante la pandemia. Ante eso, la izquierda brama, sin darse cuenta de su propia incompetencia.
Todos hemos conocido aquel niño rebelde, caprichoso y mal educado que constantemente está pidiendo cosas a sus padres y nunca está satisfecho con lo quele dan. En este país en el que vivimos somos muy proclives a dejarnos llevar por las rabietas, el victimismo, la insatisfacción y la tendencia a querer que todo se haga a nuestro gusto, sin tener en cuenta que es preciso, en muchas ocasiones, para obtener algo que nos satisfaga hacer concesiones.
«Madrid tiene un buen alcalde, sin duda, y una espléndida presidenta», en palabras de exvotantes de la izquierda. Hay que ser muy ignorantes para negar las evidencias. A los hechos y resultados me remito. Sin embargo, el Gobierno central prefiere gastar el dinero en 1.200 asesores a dedo que en un hospital público en previsión de una tercera ola y de futuros contratiempos sanitarios de gran alcance.
Ya se sabe desde hace mucho tiempo. El sanchismo, que es el socialismo del PSOE (que ya -a secas-resultaba repelente política y socialmente), ha sido abducido ahora en su totalidad por uno de los políticos (por no decir algo más ajustado a la realidad) más necios, mentirosos y truhanes que el solar patrio haya sufrido en su historia.
Contrariamente a lo que pensaban la mayoría de los españoles, la transición en España no tuvo de protagonista al partido comunista español, el que parecía más fincado entre la clase obrera y el que, a través de CC.OO, estuvo causando más problemas al empresariado, durante los últimos años del gobierno del general Franco; sino que fueron los socialistas del congreso de Suresmes, con Felipe González al frente, los que tomaron la bandera de la izquierda española.
La formación de Recupera Madrid va a llevar a Más Madrid ante la Fiscalía «por falsificación de acta». Al menos así lo han anunciado en rueda de prensa los concejales del todavía Grupo Mixto: Marta Higueras, Cueto y Calvo. No han dudado en explicar que si no optaron antes por denunciarlo se debió a la «delicada situación de la izquierda». Han tenido que ser los insultos y la acusación de tránsfugas lo que ha pesado más para dar el pasodefinitivo y denunciar.
Escribió Borges que en un jardín donde los senderos se bifurcan, para no perderse lo mejor es elegir siempre el camino de la izquierda. La metáfora borgiana confunde, sin embargo, al subcontinente latinoamericano que observa un tanto incrédula el triunfo en primera vuelta de la izquierda que encarna Gustavo Pedro.
Cuando se entra en una espiral de descalificaciones masivas, de insultos personales o de intentos de vender como éxitos lo que no han sido sino fracasos y falta de entendimiento entre los que hasta ahora vienen siendo colaboradores, miembros y gestores de un gobierno de coalición, como es el caso del que tenemos en estos momentos en España, seguramente podríamos decir que se está en vísperas de que se produzca un colapso en lo que podríamos calificar de poder.
Hace tiempo que la izquierda andaluza descubrió el buen vivir y los sueldos excesivos de la política. Antes lo habían descubierto otros comunistas en la política nacional; no hay más que recordar a Ione Belarra y su forma de encogerse y esconderse tras comprometerse a dimitir si el Gobierno enviaba armas a Ucrania.
Cada vez que pretendemos acercarnos a la gran política, aquella que de verdad tiene que ver con la democracia con mayúsculas, nos alejamos más de estas seudo versiones que, desde los distintos puntos de la política de izquierdas, de la falsa y destructiva interpretación de lo que debe ser un Estado de derecho, de los predicamentos de quienes se alimentan de rencores, viven para la venganza y se expresan como oráculos de las libertades.
Preocupación en la izquierda por el avance de Marie Le Pen en Francia, porque Vox está en el Gobierno en Castilla y León, y por lo que provoquen las elecciones andaluzas convocadas. Inquietud en Europa. En España patente en lo declarado por la ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, cuando buscaba la gresca contra Feijóo hace unos días: Mientras en Europa la derecha pone cordones democráticos a la ultraderecha, el PP la abraza.
Lo que está ocurriendo en mi tierra, Andalucía, me parece que es una nueva expresión del proceso de disipación que afecta a las izquierdas de nuestro tiempo. Uso exactamente este término porque me parece que es el que mejor refleja su presente y futuro. Según la Real Academia de la Lengua, disipación significa desvanecer las partes que forman por aglomeración un cuerpo, desperdiciar o malgastar la hacienda u otra cosa, evaporarse, quedarse en nada.
De las elecciones francesas se pueden sacar conclusiones muy reveladoras respecto a algunos partidos de rancia raigambre en el panorama político europeo, que pueden servir de explicación a los nuevos aires que se respiran en la política de la UE. Una de ellas y no por ello la menos interesante, es el desplome de la izquierda socialista que ha obtenido su peor resultado de la historia.
En Venezuela hay un dicho que dice: "a todo 11 viene su 13". Esto significa que a todo intento de golpe derechista viene el contragolpe de movilización de masas izquierdistas. Esto es, precisamente, lo que sucedió el 11 y 13 de abril del 2002.
“Un día la izquierda lamentará no haberse manifestado ante la embajada rusa”, Enric Juliana. Entendemos que se refiere acertadamente a una parte de la izquierda, no a toda. Porque -aunque la sociedad española ha reaccionado con indignación ante la criminal invasión rusa de Ucrania, y a que, entre la mayoría de izquierdas, hay una corriente abrumadora de denuncia de la agresión al pueblo ucraniano- existen algunas peligrosas confusiones que es necesario aclarar.
Los pactos del «Sanchismo» con la ultraizquierda han dañado considerablemente a España. Las obras hablan por sí solas. Si no se cuenta con Sánchez en Europa es por el comunismo que tiene apoltronado en su Gobierno. A más comunismo más desconfianza y, a medio plazo, más corrupción y daño social. Como prueba podemos destacar el destrozo del mal llamado escudo social, con el que se ha dejado tirados a casi dos millones de familias.
En verdad que es digno de admiración el que los españoles nos quedemos impertérritos ante los despropósitos de este Gobierno social-comunista que administra nuestros bienes y patrimonios haciéndonos la vida imposible a los ciudadanos de bien que sufrimos el castigo de su férula.
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