| ||||||||||||||||||||||
Escribió Borges que en un jardín donde los senderos se bifurcan, para no perderse lo mejor es elegir siempre el camino de la izquierda. La metáfora borgiana confunde, sin embargo, al subcontinente latinoamericano que observa un tanto incrédula el triunfo en primera vuelta de la izquierda que encarna Gustavo Pedro.
Cuando se entra en una espiral de descalificaciones masivas, de insultos personales o de intentos de vender como éxitos lo que no han sido sino fracasos y falta de entendimiento entre los que hasta ahora vienen siendo colaboradores, miembros y gestores de un gobierno de coalición, como es el caso del que tenemos en estos momentos en España, seguramente podríamos decir que se está en vísperas de que se produzca un colapso en lo que podríamos calificar de poder.
Hace tiempo que la izquierda andaluza descubrió el buen vivir y los sueldos excesivos de la política. Antes lo habían descubierto otros comunistas en la política nacional; no hay más que recordar a Ione Belarra y su forma de encogerse y esconderse tras comprometerse a dimitir si el Gobierno enviaba armas a Ucrania.
Cada vez que pretendemos acercarnos a la gran política, aquella que de verdad tiene que ver con la democracia con mayúsculas, nos alejamos más de estas seudo versiones que, desde los distintos puntos de la política de izquierdas, de la falsa y destructiva interpretación de lo que debe ser un Estado de derecho, de los predicamentos de quienes se alimentan de rencores, viven para la venganza y se expresan como oráculos de las libertades.
Preocupación en la izquierda por el avance de Marie Le Pen en Francia, porque Vox está en el Gobierno en Castilla y León, y por lo que provoquen las elecciones andaluzas convocadas. Inquietud en Europa. En España patente en lo declarado por la ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, cuando buscaba la gresca contra Feijóo hace unos días: Mientras en Europa la derecha pone cordones democráticos a la ultraderecha, el PP la abraza.
Lo que está ocurriendo en mi tierra, Andalucía, me parece que es una nueva expresión del proceso de disipación que afecta a las izquierdas de nuestro tiempo. Uso exactamente este término porque me parece que es el que mejor refleja su presente y futuro. Según la Real Academia de la Lengua, disipación significa desvanecer las partes que forman por aglomeración un cuerpo, desperdiciar o malgastar la hacienda u otra cosa, evaporarse, quedarse en nada.
De las elecciones francesas se pueden sacar conclusiones muy reveladoras respecto a algunos partidos de rancia raigambre en el panorama político europeo, que pueden servir de explicación a los nuevos aires que se respiran en la política de la UE. Una de ellas y no por ello la menos interesante, es el desplome de la izquierda socialista que ha obtenido su peor resultado de la historia.
En Venezuela hay un dicho que dice: "a todo 11 viene su 13". Esto significa que a todo intento de golpe derechista viene el contragolpe de movilización de masas izquierdistas. Esto es, precisamente, lo que sucedió el 11 y 13 de abril del 2002.
“Un día la izquierda lamentará no haberse manifestado ante la embajada rusa”, Enric Juliana. Entendemos que se refiere acertadamente a una parte de la izquierda, no a toda. Porque -aunque la sociedad española ha reaccionado con indignación ante la criminal invasión rusa de Ucrania, y a que, entre la mayoría de izquierdas, hay una corriente abrumadora de denuncia de la agresión al pueblo ucraniano- existen algunas peligrosas confusiones que es necesario aclarar.
Los pactos del «Sanchismo» con la ultraizquierda han dañado considerablemente a España. Las obras hablan por sí solas. Si no se cuenta con Sánchez en Europa es por el comunismo que tiene apoltronado en su Gobierno. A más comunismo más desconfianza y, a medio plazo, más corrupción y daño social. Como prueba podemos destacar el destrozo del mal llamado escudo social, con el que se ha dejado tirados a casi dos millones de familias.
En verdad que es digno de admiración el que los españoles nos quedemos impertérritos ante los despropósitos de este Gobierno social-comunista que administra nuestros bienes y patrimonios haciéndonos la vida imposible a los ciudadanos de bien que sufrimos el castigo de su férula.
Lo que se está cociendo en España, a cargo de un Gobierno que está demostrando, en su hacer de cada día, su cada vez más deslavazada, incorrecta, suicida y peligrosa deriva hacia sistemas políticos que ya llevan años desacreditados y que, para más INRI y preocupación para los españoles, no lleva trazas de ningún cambio en lo que son sus objetivos políticos, sino más bien, todo lo contrario.
Empezamos a estar hartos y a tener la desagradable impresión de que no hay un solo político, de los que actualmente componen las cámaras de representación españolas, que sea capaz de interpretar razonablemente, en sus justos términos y con solvencia lo que de verdad quiere una parte importante del electorado español, que no se circunscribe, en modo alguno, a estos señores de izquierdas que pretenden hacernos creer que están por encima de los que no pensamos como ellos.
Pasadas las elecciones en Castilla y León empezamos a pensar que el demonio no es Unidas Podemos ni el permanente fraude socialista, que también, sino el predicador de embustes y zafio retorcido, don Teo. Precisamente, en sus intervenciones y mentiras, con la aquiescencia de algunas asistentes de su partido, casi todas mujeres, ya se trasluce la imagen que Cayetana Álvarez de Toledo demuestra a las claras en «Políticamente indeseable».
En épocas de elecciones todo el mundo hace sus conjeturas siempre favorables al parecer de cada uno. Llega el día señalado para tal fin, nervios, vacilaciones, incertidumbre, pereza o dinamismo… Recuento de votos y escrutinio, todos ganan ningún partido pierde, ninguno quiere ver la realidad y se autoestimulan los resultados para que no se note la derrota.
En vez de pedir la renuncia del primer presidente electo de la izquierda peruana o de que se adelanten elecciones, se debe demandar que él cumpla con sus promesas electorales y que se matarielice una nueva constituyente para reorganizar al país y discutir y resolver los problemas esenciales de los peruanos.
Apenas Héctor Valer se posesionó como Primer Ministro en sus primeras declaraciones a la prensa, él planteó que era necesario "preparar ese momento constituyente para preparar una nueva constitución, pero ese nuevo momento constituyente no es un salto al vacío que se puede dar en 2 ó 3 años, tiene que ser en 4 años por lo menos".
Tarde o temprano salen a relucir las grandes mentiras políticas de las que se valen las izquierdas para captar votos y hacerse con puestos claves en la administración, valiéndose de la ignorancia, falta de preparación, aversión en contra de quienes gozan de una buena posición y facilidad de caer en las trampas informativas, que siempre están a disposición de esta prensa vendida a la izquierda.
Indira Huilca tiene razón: Lima no puede ser el premio consuelo de los derrotados en las presidenciales del 6 de junio. Por eso mismo, deben postular ella u otra representante de los jóvenes que han participado en las movilizaciones contra Keiko Fujimori o contra el golpe de noviembre 2020. Acabamos de ver como en Chile Gabriel Boric, un líder de las protestas estudiantiles ha ganado las presidenciales por casi 12 puntos de ventaja, pese a tener solo 35 años de edad.
Aquel refrán que dice: “Ande yo caliente y ríase la gente” sigue estando de actualidad y forma parte de la idiosincrasia de estos nuevos políticos de conveniencia, que siendo prácticamente unas nulidades o, mejor dicho, personas nada relevantes ni que se distingan por sus especiales aptitudes, utilizando el ascensor de la política y usando de trampolín los partidos políticos, logran alcanzar puestos de relevancia dentro del mundillo que vive del trapicheo político.
|