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Se ha construido un mundo repleto de libertades imaginarias y otras bondades, que salta por los aires cuando tropieza abiertamente, aunque en muy pocas ocasiones, con la realidad. El hecho es que el sistema actual opera en la misma línea que los precedentes, es decir, unos pocos explotan a la mayoría para gozar de privilegios en exclusiva.
El manantial de donde surgen las ideas, siendo copioso como lo es, nadie consiguió todavía descubrir sus perfiles. Brotan las ideas a borbotones, se entrelazan o chocan, persisten o desaparecen, a través de trayectorias misteriosas; al menos, esas vías escapan a la agudeza de las percepciones humanas.
“Puedes eliminar la naturaleza con una hoz, que volverá a brotar constantemente”, (Horacio, siglo I a.C.). Puede que Horacio nos haga reflexionar y nos demuestre que la “vida” y su “naturaleza” pueden ser manipuladas pero jamás destruídas.
Los diálogos incordiantes modelados por maquinaciones aviesas, se avizoran peligrosas complicaciones. Se resienten las conclusiones proclamadas, con el lógico enturbiamiento de las decisiones posteriores.
Este último domingo de mayo al celebrarse el día de la Ascensión, ha quedado olvidado que también se celebraba el día de San Pablo VI, el Papa que el 25 de julio de 1968 publicó su Encíclica “Humanae Vitae” sobre la regulación de la natalidad a la que nadie hace referencia, a pesar de su importancia en estos tiempos que nos ha tocado vivir.
En el curso de las andanzas menesterosas por estas tierras, comarcas y países, alguna enseñanza sí parece haber asentado pese a las frivolidades. Al socaire de las mentalidades y los tiempos, los grandes conceptos perdieron consistencia y los fundamentalismos se tornaron obsoletos. No es creíble la existencia de una sola cabeza de tamaño suficiente para contener un único dogma.
José Carlos Díez es un economista bastante conocido gracias a sus habituales intervenciones en los medios de comunicación, en donde ya ha dado muestras inequívocas de su falta de independencia y servilismo o de su profunda ignorancia. A diferencia de lo que me ocurre con otros economistas, como pueden ser Daniel Lacalle o Juan Ramón Rallo, con los que tengo grandes diferencias teóricas pero una relación de cordialidad y respeto, con Díez no me hablo desde hace tiempo.
La ceguedad humana está causada por seguidismo propagandístico, ocurre en España, lugar donde una gran mayoría lleva votando a un partido corrupto y sus secuaces desde la muerte del dictador, engañados una y otra vez, así ocurre en estos momentos con la tragedia de Ucrania.
La terrible realidad de los abusos sexuales en el mundo, no puede, en serena y objetiva justicia, ser cuadriculada como si se tratase de una colección de puzzles, al gusto del consumidor. El mapa de las actividades sexuales abusivas puede recibir multitud de nombres y clasificaciones, para ello están los especialistas y para conocer cada una de esas enfermizas y depravadas actividades están los sufridores, niños, adolescentes, jóvenes, mujeres.
La guerra actual, que intensificará el futuro, tiene y tendrá como objetivo final sobrevivir a la manipulación llevada a cabo por la universalización de la sociedad, teledirigida por ciertos intereses políticos estratégicos. Si los “sujetos pasivos”, desaparecen como entes libres, independientes y con capacidad de…, habrán fracasado como “sujetos pasivos inteligentes”, es decir como personas.
En 1930, el filósofo conservador y republicano Ortega y Gasset escribía en El Sol un artículo en el que decía: Hoy no existe en la vida pública más poder espiritual que la Prensa… Han desaparecido los antiguos poderes espirituales: la Iglesia, porque ha abandonado el presente; el Estado, porque triunfante la democracia, no dirige ya a ésta, sino al revés, es gobernado por la opinión pública.
Cuando yo era joven se decía que los periódicos solo publicaban lo que les decía la Secretaría General del Movimiento ya que estábamos en un estado totalitario. Hoy, después de andar presumiendo de democracia y libertades públicas, todos los canales de televisión publican las mismas cosas a todas horas, incluso con el mismo formato.
Con esto de trazarnos horizontes estimulantes, nos servimos de los señuelos más imaginativos. Aunque no conviene pasarse, con las aspiraciones elevadas fuera de toda medida, podemos lanzarnos a la realización de verdaderas barbaridades. La buena asimilación de una UTOPÍA nos incita a salir del adocenamiento mediocre; a imbuirnos de la sana idea de no conformarnos con las miserias del presente.
En primer lugar se encuentran en todas las clases sociales, residen en cualquier zona sea rural, urbana o marginal, tienen cualquier nivel educativo desde un iletrado hasta un doctor, son de cualquier profesión o actividad técnica, pertenecen a cualquier raza, religión, genero o orientación sexual y pueden ser de cualquier estado civil.
“Talibán” es un adjetivo que indica la pertenencia a un movimiento integrista musulmán. Se puede aplicar, por extensión, a todo “fanático e intransigente”. En la sociedad española actual, con relativa frecuencia, podríamos aplicarla a políticos de corte “integrista”, esos que creen que su visión y su concepto de la vida es el único que debe aplicarse socialmente.
Muchas barbaridades, (mutatis mutandis), vienen precedidas de lo que conocemos como “mitin”, derivación suave de “griterío”, que el castellano castizo lo traduce como “verborrea” y en los ambientes palaciegos lo apellidan “Proposición de futuro con dependencia”, al fin y al cabo: MITIN.
Somos muy propensos a pronunciarnos con afirmaciones rotundas a la vez que poco reflexivas. Me atrevo a decir que cuanto más culta es esa persona, el eco de su lacónica expresión será mayor. Si su posición en la sociedad es elevada, sus repercusiones aumentan. Aunque detrás de esas manifestaciones ampulosas suele colear la cuestión de su verdadera consistencia, queda una cierta sospecha. Ante los acuciantes problemas, nos conviene desvelar las VELEIDADES camufladas, introducidas arbitrariamente por tanto aspirante a oráculo como nos rodean. Algo por dentro nos enciende las alarmas, los muchos falseamientos interesados superan las ignorancias.
Junto a las verdades del momento (Las otras, las absolutas, son de otras dimensiones), orbitan una serie de realidades con decisivas influencias. Afectan a la comprensión de cuanto sucede, en especial, según sean tenidas en cuenta o se pretenda ignorarlas.
La llegada del verano en España implica una mayor contratación por parte de las empresas. Sobre todo de las relacionadas con el sector de la alimentación, restauración y hostelería, ya que la llegada de turistas para el disfrute de las vacaciones incremente el número de clientes por todo el país.
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