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Con un solo plumazo, movimiento, grandes castillos pueden derrumbar, por eso hay que tener cuidado con el lenguaje de la palabra escrita, pues, escarba y escarba para el futuro, bien sea para bien o para mal.
Lo que se observa es una nueva sociedad construida desde el mercado, bajo la protección de la política y la colaboración de los medios, asumida pacíficamente por las gentes de buena parte del mundo, donde se respira un cargado ambiente de falsas libertades. Auspiciada por los intereses del mercado y la política, hay que señalar que la doctrina capitalista ha trabajado de forma eficiente para transformar la sociedad, sin levantar sospechas.
Disfrazados de trajes plurales, no debemos fiarnos; las entretelas suelen esconder las confecciones más encorsetadas. Las lenguas habladas hoy en el mundo evolucionan con diferente suerte, están sometidas a variadas vicisitudes. Las investigaciones son apasionantes, porque la riqueza de una lengua va más allá de la gramática, está involucrada con la propia esencia de las personas.
Toda doctrina que cuenta con una fuerza soporte, en su papel de aleccionar a las masas, excluye la libertad individual, en todo lo que se contrapone a sus intereses, y manipula la información en lo que puede resultar inapropiado para sus propósitos, sencillamente la convierte en desinformación.
Falsificar los formatos de cualquier tipo de edición es engañar al que se dispone a utilizarlo. Editar o poner a disposición cualquier edición de propuestas electorales, falsificando su formato, tergiversando conceptos o entremezclando ideologías mediante la utilización de los “CLA” pagados, es de tramposos, es de desesperados, es de soberbios, es de “nerones” actualizados.
Los modos de actuar adoptan rasgos de diferentes procedencias, aunque su configuración final presente un aspecto determinado; a la hora de su valoración es evidente la complejidad. El mérito del protagonista, los resultados obtenidos y los entresijos de los procedimientos empleados, en gran parte de las ocasiones no aparecen a la vista de los observadores.
Según Wikipedia.org, el 'soft power' o poder blando es "un término usado en relaciones internacionales para describir la capacidad de un actor político, como por ejemplo un Estado, para incidir en las acciones o intereses de otros actores valiéndose de medios culturales e ideológicos, con el complemento de medios diplomáticos frente a formas más coercitivas de ejercer presión, también llamadas poder duro o 'hard power'.
Según Wikipedia.org, el 'gaslighting' es "una clase de manipulación psicológica que busca sembrar semillas de duda en un individuo o miembros de un grupo determinado, haciendo que cuestionen su propia memoria, percepción y cordura. Emplea la negación persistente, la distracción y la mentira para intentar desestabilizar a la víctima y deslegitimar sus convicciones".
El libro de Shoshana Zuboff titulado La era del capitalismo de la vigilancia, es un extenso ensayo, que trata numerosos aspectos de la realidad de del capitalismo neoliberal salvaje, característico de la era digital en la que estamos viviendo. Sirve también para comentar diversos aspectos de la situación que los ciudadanos están afrontando en estos últimos años, por causa del control digital de la existencia y de las acciones y conductas humanas.
La excesiva tranquilidad es un señuelo para el cual no estamos preparados, ni las circunstancias permitirán nunca su arraigo duradero. Los cambios son incesantes y los desconocimientos inmensos. Ante esa tesitura movidita, como nunca controlamos la totalidad de los factores involucrados, nos incordian, inclementes, las insatisfacciones, sean cualesquiera las veredas transitadas.
Ser conscientes es al final muy relativo. De qué, cómo y en qué momento, modifican sin remedio los matices; barruntamos el devenir de divagaciones incesantes entre placenteras e insatisfactorias. Versiones y visiones se contraponen sin reparo en un alarde vertiginoso y libertario. La alegoría de esa existencia habla de conceptos y sensaciones con un dominio preocupante, por el grado de presunción implícito en su firmeza.
Soy de los que estudiaron de pequeños Enseñanza primaria, todavía no se había puesto en práctica las leyes posteriores como la EGB y las siguientes, pero desde muy pequeño me enseñaron que la mentira era intrínsecamente malvada y que el demonio era el padre de ella.
Todos los medios de comunicación, mejor dicho, los pocos que no están subvencionados por el gobierno, que son casi todos, cuentan las verdades del barquero. La mayoría son palmeros y cuentan lo que saben le gusta a quién les pagan. Como a mí no me paga nadie ni pertenezco al mundo del periodismo, como una simple ciudadana, voy a exponer lo que pienso basada en la libertad de expresión.
Se ha construido un mundo repleto de libertades imaginarias y otras bondades, que salta por los aires cuando tropieza abiertamente, aunque en muy pocas ocasiones, con la realidad. El hecho es que el sistema actual opera en la misma línea que los precedentes, es decir, unos pocos explotan a la mayoría para gozar de privilegios en exclusiva.
El manantial de donde surgen las ideas, siendo copioso como lo es, nadie consiguió todavía descubrir sus perfiles. Brotan las ideas a borbotones, se entrelazan o chocan, persisten o desaparecen, a través de trayectorias misteriosas; al menos, esas vías escapan a la agudeza de las percepciones humanas.
“Puedes eliminar la naturaleza con una hoz, que volverá a brotar constantemente”, (Horacio, siglo I a.C.). Puede que Horacio nos haga reflexionar y nos demuestre que la “vida” y su “naturaleza” pueden ser manipuladas pero jamás destruídas.
Los diálogos incordiantes modelados por maquinaciones aviesas, se avizoran peligrosas complicaciones. Se resienten las conclusiones proclamadas, con el lógico enturbiamiento de las decisiones posteriores.
Este último domingo de mayo al celebrarse el día de la Ascensión, ha quedado olvidado que también se celebraba el día de San Pablo VI, el Papa que el 25 de julio de 1968 publicó su Encíclica “Humanae Vitae” sobre la regulación de la natalidad a la que nadie hace referencia, a pesar de su importancia en estos tiempos que nos ha tocado vivir.
En el curso de las andanzas menesterosas por estas tierras, comarcas y países, alguna enseñanza sí parece haber asentado pese a las frivolidades. Al socaire de las mentalidades y los tiempos, los grandes conceptos perdieron consistencia y los fundamentalismos se tornaron obsoletos. No es creíble la existencia de una sola cabeza de tamaño suficiente para contener un único dogma.
José Carlos Díez es un economista bastante conocido gracias a sus habituales intervenciones en los medios de comunicación, en donde ya ha dado muestras inequívocas de su falta de independencia y servilismo o de su profunda ignorancia. A diferencia de lo que me ocurre con otros economistas, como pueden ser Daniel Lacalle o Juan Ramón Rallo, con los que tengo grandes diferencias teóricas pero una relación de cordialidad y respeto, con Díez no me hablo desde hace tiempo.
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